miércoles, 22 de mayo de 2013

DEVUÉLVANNOS A LA BESTIA


DEVUÉLVANNOS A LA BESTIA

“El hombre es como el oso, cuanto más feo más hermoso.”

"Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello."
Henry F. Amiel

Hete aquí que ayer estaba yo, tal como acostumbro, leyendo las noticias del día en la web, cuando en una pequeña columna a la derecha de las mismas me topé con un enlace prometedor: “¿El hombre más lindo del mundo?” Ingenuamente y esperando encontrarme con Simon Baker, mojadito y a punto caramelo, en algún fotograma de la publicidad del perfume “Gentlemen only'” de Givenchy, o con Jensen Ackles  haciendo gala de sus infartantes atributos, hice click, apresuradamente, en el mentado enlace. Y, ante mi asombro infinito y mi desilusión más pura, me encontré con un señorito de boquita fruncida y ojos de bebote Yolly Bell, maquillado como Sarita Montiel, con las cejas de Morticia Adams, un lunar a lo Marilyn  y tan masculino como un protector diario Carefree. “¿Este el el ‘hombre’?”, mascullé desengañada, tratando de adivinar por qué en un sitio llamado entremujeres.com publican una nota barajando la posibilidad de que el hombre más lindo del mundo sea un pibe irremediablemente gay. Que ni siquiera es gay como  Jake Gyllenhaal  y Heath Ledger en “Secreto en la montaña”.  Es gay como Michel Serrault en “La jaula de las locas”. Por supuesto, y antes de que el INADI me mande a la AFIP, aclaro que no tengo nada contra los gays. Tan sólo soy una troglodita a la que le gustan los hombres de pelo en pecho. Y todavía espero que en opúsculo que habla del hombre más lindo del mundo haya, por lo menos, un atisbo de testosterona. Además, Ahmed Angel, el iraquí que se presume tan bello, no es lindo. Se parece a las muñecas de porcelana de los años ’40, que más que lindas eran siniestras.
Ahmed Angel tiene dieciocho años y, según todos los sitios de Internet que hablan del tema, es dueño  "de una cabellera abundante, de unos ojos color cielo y de un narcisismo a prueba de todo”. Saltó a la fama hace tres meses, después de publicar una serie de fotos sexies en Facebook, donde cosechó más de un millón de seguidores. Las fotos, “que van desde lo naif a lo sensual”, son tituladas ampulosamente por este bobo que en la puta vida debe haber visto una película de Brad Pitt: “Muy caliente”, “La cara más bella de todas” y otras pavadas por el estilo. Al ver a este  niñito iraquí amanerado hasta la caricatura una no puede dejar de añorar los turbantes de Peter O’Toole en “Lawrence de Arabia”.  Ya sé lo que estarán pensando mis detractores: que mi clásico cipayismo me lleva a preferir a un irlandés sobre un iraquí. Nada que ver, señores. No sólo me parecen lindos los anglosajones: Omar Shariff fue un hombre muy bello y sigue dando gusto a los ochenta y un años. Naveen Andrews, el indio hot de “El paciente inglés” no tiene desperdicio. Tony Leung Kar Fai, el amante de la China del Norte, era exquisito. Incluso me gusta Kunal Nayyar, el entrañable Rajesh Koothrappali de “The Big Bang Theory”, petisón y todo. Así que no me corran con estupideces: no soy homofóbica ni racista. Soy una dama que jugó con muñecas hasta los catorce años y que todavía se viste de rosa.
Según Claudia, una amiga de Facebook (¿o se creen que sólo Amed pierde tiempo en la citada red social?), lo que ofrece este chico “posiblemente es el tipo de belleza andrógina que se viene, y que no es tan descabellada teniendo en cuenta la desaparición del género femenino/masculino" (si este es el tipo de belleza que se viene, ruego a Dios que me llame a su lado antes de que se venga). Según mi marido, el mundo se fue al carajo.
Parece que los seguidores de Amed están tan encandilados con esta rutilante mariposa que le dejan mensajes lamentables en su página, tales como "Es tu planeta. Gracias por permitirnos a todos vivir en él" ó "Debes saber que eres  el rey de toda la Tierra". Deseo, de corazón, que esos seguidores no pertenezcan a la grey femenina, situación que pondría en serio riesgo la continuidad de la raza humana. Que sean varones, que se diviertan mucho y nos permitan habitar la Tierra por un par de milenios más.
Concluyo este opúsculo aquí, antes de que a María José Lubertino se le ocurra que fui yo la que tuvo la espeluznante idea de que los huevos Kinder vinieran en empaques celestes rosados y con sorpresas acordes a los sexos que tradicionalmente estos colores representan. Antes de despedirme, quiero dejar en claro que lindo es Christian Bale y que sexy era Axl Rose en 1987 cantando “Sweet Child o' Mine” en cueros,  con un calzón de lycra estampado con la bandera yankee. Y regalarles, como de costumbre, una cita que apunte a  vuestro enriquecimiento personal, esta vez del multifacético Sacha Guitry, que pone de manifiesto que la belleza es mucho más que una cabellera abundante unos ojos color cielo"¡Dios mío, qué guapa estabas esta tarde cuando hablamos por teléfono!"

Buenos días.



No hay comentarios:

Publicar un comentario