miércoles, 15 de mayo de 2013

COMO CONSEGUIR CHICAS


COMO CONSEGUIR CHICAS

“Flirtear es el arte de hacer caer a una mujer en tus brazos sin caer en sus manos.” 
Sacha Guitry

Hace algún tiempo, vuestra servidora, adicta a los consejos y con un espíritu de servicio híper desarrollado, dedicó una de sus parrafadas a orientar a aquellos masculinos que ignoraban cómo desentrañar qué tipo de sexo querían sus chicas según las circunstancias en las que se hallaban inmersas. Los consejos, algo pavotes, como todos los consejos que conforman este espacio, fueron tomados de la revista “Cosmopolitan” y llevan el sello irrefutable de una mente femenina. Pues bien, hoy quiero ofrecerles algo sensacional, así que luego de buscar y rebuscar en todos los sitios de Internet que te arreglan la vida en diez sencillísimos pasos, estoy en condiciones de acercarles a mis gratos lectores masculinos algunas sugerencias para saber cómo comportarse si quieren atrapar en sus ladinas redes a una incauta muchacha de culo más o menos vistoso. Dónde está lo sensacional, se preguntarán ustedes, si me la paso dando consejos inútiles. Está en la mano que escribió las recomendaciones y en el cerebro que las pergeñó, irrefutablemente masculinos.
Estos consejos les servirán tanto a hombres cómo a mujeres. Los hombres pueden seguirlos para enganchar algo. Y las mujeres se enterarán (si es que ya no lo saben) de la sosa forma de pensar que tienen los hijos de Adán.

10 PASOS PARA SEDUCIR A CUALQUIER MUJER QUE SE PRECIE, SIN CUBRIRLA DE BRILLANTES O MONTARLE UN PISO

En una de sus canciones, “Receta para un filtro de amor infalible”, Joan Manuel Serrat ofrece la intrincada fórmula de un bebedizo orientado a que la dama festejada caiga a los pies del caballero festejante. Como todo puede fallar, el Nano nos informa que si esta pócima fracasa, se puede conseguir la adoración de cualquier mujer cubriéndola de brillantes o montándole un piso, ya que estas galantes acciones son buenos ingredientes para infalibles filtros de amor. Como los gastos que este comportamiento obsequioso conlleva superan ampliamente la capacidad monetaria de la mayoría de los señores y, además, los hombres son reacios a visitar brujas y/o curanderas y mucho más a preparar brebajes sospechosos, estos consejos se apartan de la línea seguida por Serrat y tienden a fomentar comportamientos más racionales y menos onerosos.

1) DEJAR DE LADOS LOS MIEDOS Y ATREVERSE: Aunque las posibilidades de conquistar a la muchachuela pretendida sean casi nulas, el macho debe tirarse de cabeza a la pileta, haciendo a un lado el comprensible temor de romperse la crisma si la misma está vacía. Se le aconseja actuar asertivamente, es decir, manteniendo un justo equilibrio entre agresividad y pasividad: no hay que ser el león de la Metro, pero tampoco hay que ser un paramecio comatoso. Hay que mostrarse como un señor seguro de sí mismo, equilibrado y también algo versero. Una frase que el muchacho aconsejado puede usar cuando se cruza con una desconocida apetecible es “Disculpá  que te hable así, tan directamente, pero nunca me hubiese perdonado dejarte salir de mi vida en silencio, sin decirte, al menos, ‘hola’…” Esto suena a teleteatro de Alberto Migré, ya sé, pero puede dar resultado con una pibita de menos de quince.
Los consejeros recalcan lo importante que es actuar cuando se presenta la ocasión, porque puede ser la única. Atreviéndose el tipo no pierde nada. El “no” ya lo tiene. El “sí” lo puede conseguir comportándose como corresponde.

2) CONFIAR SIEMPRE EN SÍ MISMO: El hombre debe irradiar confianza y satisfacción. Ya lo dijo la filósofa Mirtha Legrand, “Como te ven, te tratan. Y si te ven mal, te maltratan.” El señor que luzca confiado y satisfecho logrará que las mujeres caigan a su alrededor como moscas. Parece que el tipo debe dejar claro que su vida es una montaña rusa de emociones y experiencias fascinantes y que su mundo no girará jamás alrededor de una mujer. Tiene que mostrarse independiente y soberano. A las damas les gustan los hombres exitosos y, en general, reniegan de aquellos que las babosean, las cargosean y las acosan, poniendo en evidencia que sus tristes existencias carecen de interés y que no tienen otra cosa mejor que hacer que espiar a la vecina.

3) SABER COMO ENTABLAR CONVERSACIÓN CON UNA MUJER: Los consejeros dejan en claro que no existe una frase introductoria infalible para entablar una amena charla con una dama, pero sugieren dejar de lado las frases de mal gusto tales como “Hola, parece que se cayó un ángel del cielo, aunque mirando debajo de tu blusa me doy cuenta de que son dos”, porque, además de ser berretas harán que cualquier mujer con un coeficiente intelectual decente huya despavorida. Hay que tirar algo divertido y coqueto, para obtener, de parte de la dama, una respuesta graciosa como “¿Por qué no?”. Si la señorita da una réplica incierta, no hay que descorazonarse. Hay que considerar el asunto como un éxito: un “puede ser” no es un “no” y abre un abanico de posibilidades prometedoras.

4) SABER QUE EL RESPETO ES LO MÁS IMPORTANTE: Las damas, cualquiera sea su clase y condición, deben ser tratadas con respeto. El masculino no debe zafarse, ni de acto ni de palabra, y por mucho que le cueste tiene que aceptar que un “no” es un “no” y dejarse de joder. Por un tiempito, al menos.

5) MANTENERSE TRANQUILO: El hombre que desea conquistar no debe mostrar jamás desesperación o desamparo. No debe mendigar ni lloriquear por amor o por sexo. Eso hace que la mujer lo vea como un reverendo pelotudo. Inmaduro, además. Y que lo desprecie por menesteroso y abriboca.

6) NO PERDER LAS ESPERANZAS: Roma no se construyó en un día. El hombre debe saber que una conquista lleva su tiempo: las cosas de palacio van despacio. Mientras trata de que el culo bonito caiga en sus redes, debe tratar de ganarse su simpatía. Debe tratar de ganarse, también, la simpatía de todas las mujeres que lo rechazaron. Ya lo decía Forrest Gump allá por 1994: “La vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que te va a tocar.” Un “no” puede convertirse en un “sí” en cualquier momento, así que es menester mantenerse esperanzado.

7) CONSIDERAR LOS ÉXITOS Y LOS FRACASOS SÓLO COMO EXPERIENCIAS: El hombre debe considerar cada éxito y cada fracaso en su relación con las mujeres como valiosas experiencias que es provechoso coleccionar. Un hombre con un gran bagaje de vivencias es mucho más atractivo que un borrego que está haciendo sus primeros pinitos. No hay que desanimarse a causa de los rechazos. Cada “no” debe ser considerado como una experiencia conveniente, un obstáculo normal o una pausa necesaria. Un pasito mal dado en el arduo caminito que lleva al éxito.

8) COMPRENDER QUE UN “NO” NO ES UN PROBLEMA, SINO UNA OPORTUNIDAD: Cuando una señorita le diga que “no”, el hombre no debe perderse en monólogos idiotas que sólo lo harán refocilarse en la negativa. Nada de andar pregonando estupideces tales como “¡Qué tonto soy!” o “¡Lo sospeché desde un principio!” Más vale pensar que agarró a la muchacha en un mal día y que la próxima vez que la avance la chica no va a oponer ningún tipo de resistencia.

9) SER UN VERDADERO EMPRESARIO EN LA CONQUISTA: Véndase, señor. Y véndase bien. Usted es un producto de primera línea y debe convencer a la chica de sus sueños de que lo compre sin titubear. Hágase mucha propaganda: vale echar a correr rumores sobre tamaños interesantes y horas de sexo tántrico. Vea todo el asunto de la conquista como un juego de cifras y probabilidades, analizando las estadísticas como un empresario. Se supone que antes de colocar un producto en el mercado, un empresario hace varios intentos que no llegan a buen puerto. Pero tarde o temprano lo coloca. Así que no se desanime que ya va a colocar. Colocarse.

10) NO PONER TODOS LOS HUEVOS EN LA MISMA CANASTA: Este último consejo pone de manifiesto que los aconsejadores son hombres. Tarde o temprano muestran la hilacha. “Como si fuera apostar a las carreras de caballos no apueste todo su dinero a un jinete”, pregonan los descarados. Parece que para tener un éxito consolidado hay que chichonear con varias señoritas a la vez, porque seguro que hay una que dice que sí. El hombre no debe gastarse en una sola persona. Si le arrastra el ala a varias damas, estará mucho más tranqui cuando las encare. “Actúe en relación directamente proporcional al número de mujeres que tiene. Así usted actuará con tranquilidad y autoestima, soberano y relajado”, divulgan los consejeros. Y una tiene ganas de pegarles.
De este último consejo se desprende que siempre hay que desconfiar de los hombres. Siempre. Cualquier señorita debe tener bien claro que ese Romeo que le murmura versitos de los "Dos Corazones" al oído, la considera una yegua a la que apostó unos mangos. Y que hay muchas otras yeguas a por las que también arriesgó unos morlacos. Porque el hombre es así: siempre quiere ganar. Y el amor, para él, es un puto hipódromo.

Hasta aquí llegan los consejos para que un hombre enganche sí o sí. Salvo el último, que da vergüenza, son, en general, bastante decorosos. Espero que sean útiles para alguien. No olviden, queridas gentes, que mientras yo estoy escribiendo esto dejo de lado tareas urgentes como lavar los platos y hacerle de comer algo decente a mi pobre hijo que ya está adquiriendo la lamentable fisonomía de una hamburguesa. Sean consecuentes con mi abnegación y mi sacrificio, y saquen provecho de estas idioteces.
Les comento, queridos lectores, que por una cuestión de sentido común no incluí en este opúsculo ninguna de las dudosas frases para seducir que postula Internet. Son muy tristes. Para muestra basta un botón: a algún descerebrado se le ocurrió pensar que era seductor acercarse a una desconocida y chantarle en la jeta “Te adivino cuánto pesás”. Ninguna dama va a caer rendida a los pies de un señor que ose relacionarla con una balanza. Lo más probable es que lo mande a la recontra mil puta que lo reparió.

Y lo bien que hace.

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