sábado, 26 de noviembre de 2022

IRRESISTIBLE COMO EL DULCE DE LECHE


IRRESISTIBLE COMO EL DULCE DE LECHE

“El encanto es la manera de conseguir la respuesta 'sí' sin haber realizado una pregunta clara.” 
Albert Camus

Todas las mujeres, pero todas, todas, pretendemos ser irresistibles. La mayoría (triste mayoría en la cual me incluyo) no lo consigue ni siquiera cuando tiene veinte años. Ni bañándose en miel ni comprando un container del sospechoso jabón “Pega Hombre” que venden en la santería de acá a la vuelta. El que nace para pito nunca llega a corneta. Y la que nace para ser la chica de al lado nunca llega a tapa de Playboy.
Pero parece que, si ponemos mucha, muchísima voluntad y seguimos una serie de recomendaciones que nos acerca desinteresadamente Claudia Ponte en su libro “Irresistible: Secretos de seducción”, convertirse en una mujer arrolladora es más fácil que sacarle el poncho a un mamado. Nunca es tarde para aprender nuevos trucos de seducción y llegar a ser esa femme fatale que siempre quisimos ser. Así que, como nuevo servicio a la comunidad femenina, me aboco a difundir estos consejos que las ayudarán a ser tan irresistibles como un helado de dulce de leche con brownie de La Veneciana.

ARMAS SUTILES Y ESTRATEGIAS EFECTIVAS PARA SER UNA HEMBRA IRRESISTIBLE

Siguiendo estas sencillas indicaciones que pongo a su disposición, queridas lectoras, pueden comenzar hoy mismo a disfrutar de sus poderes de embrujo. Así que, por favor, lean atentamente y vayan practicando.

1) EXPLOTAR LA MIRADA: Claudia Ponte aconseja que, cuando estemos frente al masculino que queremos hechizar, lo miremos largamente, sin pestañar, sin repetir y sin soplar, hasta que el susodicho se de cuenta de que lo estamos junando. Cuando estamos convencidas de que el tipo se avivó, debemos mirar para otro lado, como quien no quiere la cosa. Corresponde luego echarle al muchacho un rápido vistazo, y apartar raudamente los ojos de su persona, moviendo un poco la cabeza. Pero no mucho, no sea cosa que el tipo piense que nos fuimos al mazo. Se supone que a esta altura, el hombre elegido nos está observando con curiosidad y asombro, como a un oso panda nacido en cautiverio. Nos toca volver a mirarlo. Y luego apartar la vista. Esta huevada la hacemos por lo menos tres veces, para que él capte nuestro mensaje. Ahora bien, ¿cuál es nuestro mensaje? Porque esto de te miro y no te miro, te miro y no te miro, es bastante gataflórico. Lo más probable es que el mensaje que el tipo reciba es que una es una histérica.
Me aparto ligeramente de los consejos de Claudia Ponte para darles los míos propios: si el tipo te gusta, lo mirás y sanseacabó. Y si no te animás a mirarlo, te jodés. Una mujer es capaz de transmitir mucho con los ojos: mis proverbiales miradas de odio son famosas en toda la zona sur del Conurbano Bonaerense. Pero que quede bien claro: a pesar de las vehementes sugestiones de Claudia, mirar a un hombre insistentemente no nos garantiza nada. No se ilusionen demasiado con este primer truco. Pueden salir malheridas.

2) JUGAR A LA SEDUCCIÓN: Es harto sabido que los hombres creen que son quienes dan el primer paso para concretar un romance, pero que en realidad somos las mujeres las que elegimos entre muchas medias reses cuál va a ser la nuestra. La Ponte aconseja ir un paso más allá de la elección silenciosa y a la espera de que el tipo se avive, y atreverse a dar el primer paso. El primer paso, mis queridas, se da en  discotecas, bares y fiestas.
Vuelvo a apartarme ligeramente de los consejos de Claudia Ponte para tirarles alguno de mi cosecha: elijan el pedazo de carne que más les convenga y abóquense a que él las note y las encuentre interesantes. Pero jamás, JAMÁS, den el primer paso. Pasando por alto el Nuevo Milenio y la Era de Acuario, los hombres en general conservan rígidos esquemas mentales abominablemente machistas. Y si una da el primer paso, será considerada una casquivana no apta para una relación formal y con vistas al altar. Hacernos las locas no nos convertirá en muchachas irresistibles.

3) CONQUISTAR CON UN BAÑO ROMÁNTICO: Se supone que a está altura una ya miró todo lo que tenía que mirar, dio el primer paso con éxito, inició un romance que se consolidó rápidamente y ya está viviendo con el masculino que supo conseguir. A esta altura, lo indicado para enloquecerlo es una tina llena de burbujas con esencia de rosas y música de fondo. A mí un baño de burbujas con esencia de rosas me da a Ricardo Arjona, pero eso es porque soy una mina jodida. Pueden poner también algo de Axel o de Ricardo Montaner. Cuando nuestra media naranja llegue a casa, escuchará la música, olerá las rosas e irá cual Pepe Le Pew detrás del delicado aroma que lo llevará hacia la tina donde nosotras estaremos relajándonos. Parece que esto es muy seductor. Por lo menos es más seductor que una ducha tipo “Psicosis”.

4) JUGAR CON EL PELO: Acá volvemos al punto de partida. Olvídense del paso anterior, del romance consolidado y de la feliz convivencia. Otra vez estamos en bolas. Cuando queramos llamar la atención de un hombre, nada más efectivo que jugar con nuestro cabello, acomodarlo, alisarlo y revolearlo como si una fuera la mismísima Rita Hayworth en “Gilda”. Tocarse el pelo es muy sexy e indica, además, nuestra accesibilidad y/o desesperación. Yo vivo manoseándome la melena, pero es más por compulsión que por sensualidad. Pero, según Claudia Ponte, restregarse las mechas es uno de los secretos para ser una mujer de cuyo influjo no escapa ningún hombre en edad de merecer.

5) RESALTAR LOS LABIOS: Partamos de la base de que una no es Angelina Jolie y que tiene una trompa más bien escasa. Eso no es problema, queridísimas. Con fruncirla alcanza y sobra. Es menester que el macho elegido repare en nuestros labios. Según la Ponte, los labios femeninos suelen ser más carnosos y mejor torneados que los masculinos (Jensen Ackles vendría a ser la excepción que confirma la regla) y se ensanchan con la excitación sexual. También es aconsejable deslizar la lengua por los labios mientras miramos insistentemente al señor que nos ocupa. Si es un desconocido, se interesará por la tarifa de nuestros servicios. Si es nuestro novio/marido/amante, nos dirá que ya estamos grandes para hacer gansadas. O por ahí se calienta, no sé. Tampoco quiero pincharles el globo.

6) INVITAR CON LA SONRISA: Para que un hombre se nos acerque hay que sonreírle breve y tímidamente, con una sonrisa medida. Nada de parecer un emoticón descontrolado. Una sonrisita apenas. Las sonrisas amplias se reservan para los amigos. Acá, la Ponte cambia de rumbo estrepitosamente y nos dice que también hay que medir las miradas, los gestos y los arreglos de pelo, ya que si son poco discretos el masculino puede interpretarlos mal. Así que olvídense de todo lo antedicho, salvo del baño de burbujas con Ricardo Arjona.

7) VESTIRSE SEXY: Cuando una está buscando enganchar, dar putón es feo. Pero cuando vivimos bajo el mismo techo que un señor, hay que vestirse sexy para resultarle irresistible. La autora de “Irresistible: Secretos de seducción”, nos acerca un ejemplo algo bochornoso: “Él regresa de su oficina, y se encuentra contigo sobre la mesa del comedor, vestida con ropa súper sexy.” No sé. Para mí cuando él regresa de la oficina lo que quiere encontrar sobre la mesa del comedor es un pollo. Con papas. Y después vemos.
Claudia Ponte hace hincapié en que a nosotras nos encanta la ropa interior y que a ellos también. Mentira, mentira, yo quiero decirle. Un hombre no diferencia una tanga de encaje de Bruselas de una bombacha de goma. Invertir dinero en ropa interior es un capricho femenino que no tiene ningún sentido práctico.

8) SER BELLA PERO INTELIGENTE: Para el Principito, el zorro y Antoine de Saint-Exupéry, lo esencial es invisible a los ojos. Pero para los hombres, no. Yo siempre digo que no hay mujeres feas, hay mujeres pobres. Con algunos (varios) dólares en el bolsillo una puede comprarse las lolas, el culo, la panza chata, las extensiones, la dentadura y etc. Pero es bueno saber que, a pesar de su tendencia irracional a dejarse obnubilar por un par de tetas orondas, los hombres (o, por lo menos, muchos de ellos), no están dispuestos a compartir su vida con una mujer que sólo les ofrezca un cuerpo hermoso. Así que además de tener una cintura de avispa una tiene que leer a Albert Camus. Aunque el tipo al cual queremos impresionar, no tenga la menor idea de quién es el antedicho.

9) OLER MUY BIEN: El perfume, según Claudia Ponte, es otro detalle que puede enloquecer a los hombres. Siempre y cuando una no abuse de las fragancias, corriendo el triste riesgo de asfixiar al masculino involucrado. Hay que perfumarse un poco en las muñecas, el cuello y detrás de la orejas. Lo clásico, bah. Y prescindir de las colonias baratas. Un Flower by Kenzo bien vale una semana de ayuno.

10) SORPRENDERLO CON LOS DETALLES: Un detalle encantador es decirle al señor con quien tuvimos una cita que jamás la habíamos pasado tan bien. Un detalle más que encantador es decirle que la tiene más grande que los otros señores que se desnudaron en nuestras vidas. Halagarlo. Engrupirlo. Dorarle la píldora. Esto se puede hacer por teléfono, por SMS o por mail. Personalmente no, porque a la que no sabe mentir se le nota en la cara.
Yo mucho de detalles no sé. Mi marido me acusa de estar en las grandes cosas y pasar por alto los detalles tales como cocinar, baldear el patio y descongelar la heladera.

Hasta aquí, los consejos que nos tira Claudia Ponte para ser absolutamente irresistibles. Yo no les encuentro nada de novedosos. Caídas de ojos, sonrisitas invitadoras y perfume más o menos decente, son armas de seducción que las mujeres utilizamos desde que el mundo es mundo. Sin convertirnos en hembras arrolladoras. Porque, repito, al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen. Y si una es la piba de al lado no se va a transformar en Kim Bassinger de la noche a la mañana, por más trucos y pases de magia que ponga en práctica.
Cierro este opúsculo con una frase de Paul Geraldy: “Seducimos valiéndonos de mentiras y pretendemos ser amados por nosotros mismos.”

Y, por una vez, me quedo pensando.

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