sábado, 15 de noviembre de 2014

75 VERDADES SOBRE ELLOS - II


75 VERDADES SOBRE ELLOS - II

“El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla.” 
Manuel Vicent

Queridas mías, luego de unos días de merecido descanso y, teniendo en cuenta de que lo mío es un sacerdocio, retomo las “75 verdades sobre ellos (en 20 palabras o menos)” que la Cosmopolitan nos arrima poniendo de manifiesto, una vez más, su sapiencia y su espíritu de servicio. Aquí les acerco 25 verdades más que las ayudarán a comprender, conocer y dominar a la grey masculina. Anoten, anoten.

75 VERDADES SOBRE ELLOS – II

Ya saben, damas y damitas, que las respuestas que la Cosmopolitan y sus especialistas  elaboran para esas preguntas que atormentan nuestra femineidad se caracterizan por ser breves y que ni la brevedad ni el poder de síntesis son virtudes que me ornamentan.  Así que,  como sabrán, la premisa  “en 20 palabras o menos” es ignorada olímpicamente en esta recreación del revelador artículo de la Cosmo.

26) El hombre que engaña una vez, ¿suele reincidir? Tremenda pregunta que aflige a todas aquellas féminas que fueron vilmente corneadas y, por A o por B, perdonaron al impío corneador. Lamento informarles, chicas, que la Cosmopolitan (que de esto sabe un montón) dice que sí, que los infieles son reincidentes, por lo menos en la mayoría de los casos. De todos modos y, para no ser tan cruenta, nuestra revista favorita indica que se puede confiar en el infiel si nos da una buena explicación y se muestra arrepentido. Arrepentido puede mostrarse hasta un perro (observen como ocultan la cola entre las patas cuando se mandaron una macana, aún antes de que nosotras pongamos el grito en el cielo). Pero no imagino cuál puede ser una buena explicación para una infidelidad.  Ya saben que yo soy partidaria de negar, negar y negar, y no dar jamás ningún tipo de explicación.

27) ¿Los varones suelen histeriquear? Los especialistas nos dicen que no, que generalmente los hombres no histeriquean y que si se muestran apáticos frente nuestra persona no es ni para hacerse los lindos, ni los difíciles, ni los fascinantes. Es porque los calentamos menos que un pingüino de la cama de Arjona. Así que no nos hagamos ilusiones vanas: no es histeriqueo, es desinterés.

28) Después de la primera noche, ¿qué le cuenta él a sus amigos? “Si se trata de un touch and go, todos los detalles”, nos asegura la Cosmopolitan. Cosa que a mí me deja algo perpleja, ya que la semana pasada tuve trato con otros especialistas que me aseguraron que el hombre no cuenta nada y que si llega a contar algo, es mentira. Así que no sé. Ustedes son grandecitas y pueden decidir a qué peritos creerles.

29) ¿Y de la chica con la que sale desde hace meses? Parece que el hombre cuenta poco acerca de sus parejas porque no quiere que los otros hombres piensen que está enamorado y es un reverendo maricón. Apenas suelta unas palabras acerca de su partenaire. De refilón, como quien no quiere la cosa.

30) ¿Por qué detestan tanto que haya almohadones sobre la cama? Yo, que tengo una vasta experiencia en lo que a hombres se refiere porque vengo leyendo revistas femeninas desde hace mil años, no tenía ni idea de que los hombres odian los almohadones sobre la cama.  Pero parece que sí. Parece que no saber qué hacer con los cojines en el momento del sexo los perturba. Mirá vos.

31) ¿Por qué ellos hablan menos que las mujeres? Porque nosotras hablamos demasiado, obvio. Nos vamos de boca mal. Pero esta verborragia, mis queridas, no es casual. Según los especialistas  la capa exterior del cerebro que es la que usa y reconoce el lenguaje es más delgada en los varones.

32) ¿Por qué no me defiende cuando uno de sus amigos me contesta mal? Porque es un pelotudo, nena, y todavía no cortó el cordón inmundo que lo ata de manera antinatural a otros pelotudos como él. La Cosmo dice, además, que los hombres prefieren discutir con nosotras en privado a discutir con sus amigos en público.  Ya se sabe que para ellos los amigos son intocables. Un asco.

33) ¿Debo preocuparme si él no me abraza en público? Los especialistas sostienen que la incapacidad masculina para demostrarnos afecto en público es normal. Que ellos son así, fríos como pescados. Y que no debemos alarmarnos por esta falta de arrumacos, salvo que se los hayamos pedido expresamente. En ese casó, él está ignorando nuestros deseos y eso es mala fariña.

34) ¿Qué piensa la primera vez que me ve desnuda? “Nada: la lujuria domina su mente”, sostiene la Cosmopolitan. Lo que no deja de ser un alivio para muchas damas mortificadas. Él no piensa ni que estamos gordas, ni que tenemos celulitis, ni que estamos blancas como teta de monja, ni que nos olvidamos de depilarnos como la del bikini a lunares amarillo, diminuto, justo, justo.  En lo único que piensa es en consumar el acto carnal. ¿No es divina la lujuria?

35) ¿Por qué algunos tipos piden el teléfono si al final no llaman? “Sólo quieren inflar su ego con un levante”, nos escupen en plena cara los especialistas. Triste.

36) ¿Por qué finge que no le pasa nada cuando es notorio que está de mal humor? Parece, señoras, que entre las limitaciones masculinas (que son muchas y muy variadas),  se encuentra la incapacidad para verbalizar lo que siente. El tipo está de mal humor pero no sabe explicarnos por qué.  Casi como un bebé, pero sin la posibilidad de berrear. Pobre.

37) Mi novio es copado con todos, menos con mi grupo de amigos. ¿Por qué? La respuesta es tan sencilla que no amerita que la chica Cosmo gaste una de las 75 preguntas en semejante boludez. Porque no se los banca, nena. Porque es un clásico de clásico que uno deteste a los amigos de su media naranja y viceversa.  Gracias a Dios, después de mucho ensayo y error,  vuestra servidora recaló en los brazos de un señor que tiene menos amigos que la madrastra de Blancanieves. Porque los amigos de nuestros tórtolos siempre son insoportables.

38)  ¿Por qué los hombres suelen olvidarse de los aniversarios? Según la Cosmo, ellos consideran que nosotras sobrevaluamos las conmemoraciones y por eso deciden no prestarles atención. Noten, por favor, que, para despejar esta duda puntual, los especialistas utilizan la palabra deciden. De esta afirmación se desprende que los señores no se olvidan sin querer de determinadas fechas: eligen olvidarse. Ladino modo de ahorrarse efusividades, paseos  y regalos y de hacernos saber de forma poco sutil que nuestras lágrimas y caras de traste los tienen muy sin cuidado.

39) ¿Es verdad que los varones piensan en otras mujeres cuando tienen sexo? Ante esta duda existencial femenina la Cosmopolitan dispara: “Sí. Suelen fantasear con famosas y hasta con una ex.” Sabida esta verdad cruenta tenemos dos caminos: ofendernos y retirarle nuestros favores al señor con el que compartimos colchón o reconocer que es justo, dado que cuando tenemos sexo nosotras pensamos en Ewan McGregor, en Mark Wahlberg, en Johnny Depp y hasta en Tim Burton.

40) ¿Por qué casi nunca me dice que me quiere? Después de leer tantas y tantas pavadas y de haber convivido con uno o dos sátrapas, una sabe que los hombres no son dados a la cháchara.  Ahora, gracias a la Cosmo, a ese saber  empírico se le suma una explicación científica que justifica el insistente silencio de señores y señoritos: la capa exterior del cerebro que es la que usa y reconoce el lenguaje es más delgada en los varones. Esta particularidad física sumada a lo poco propensos que son los varones a hablar de sus sentimientos, hace que decir “Te quiero” sea para ellos algo tan doloroso como un parto (ni hablar de un “Te amo”).  Los especialistas agregan, además, que los hombres son más físicos que verbales y que tienden a demostrar su afecto a través de gestos y no de palabras.

41) ¿Hay una razón por la que a ellos les resulta tan fácil el sexo casual? Para esto también hay una explicación científica: cuando hacemos el amor las mujeres segregamos oxitocina, una hormona que fomenta el apego amoroso, cosa que no le sucede a los varones. Por eso ellos pueden acostarse con cualquier mujer sin involucrarse sentimentalmente y nosotras terminamos llorando por cualquier boludo.

42) Me dijo que necesita “un poco más de aire”, ¿cómo lo interpreto? Hay que ser muy gila para desconocer la respuesta a este desesperado interrogante. Necesitar aire, espacio, tiempo, etc., son eufemismos que los señores utilizan para decirnos que no quieren volver a vernos ni en pintura. La Cosmo los llama cobardes; yo opto por un apelativo bastante más gráfico: cagones.

43) ¿Por qué miran las lolas de las chicas de una forma tan alevosa? Porque son unos babosos. Porque no hay teta que les alcance ni culo que los rebase.  Porque prefieren ser poco discretos y tener un quilombo con nosotras a actuar sutilmente y perderse un buen par de gomas.

44) Hace meses que salimos, pero no me presentó a sus amigos. ¿Es normal? “Lo es, cuando no está enganchado”, contesta la Cosmo y aclara que, de estar enamorado, el hombre se apura a presentarle a sus amigos a la chica que le quita el sueño, para saber qué piensan sus esbirros de la susodicha.

45) ¿Por qué los hombres no aprecian un conjunto de lencería carísimo? Porque los hombres no distinguen un calzón de Victoria's Secret de una bombacha de goma.  Hace años que pregono a los cuatro vientos que no hay plata más tirada que la gastada en lencería erótica.  Los hombres no quieren bombachas primorosas, quieren culos, ¿capisci?

46) Un amigo acaba de mudarse con su novia, pero dice que no quiere casarse con ella. ¿No es raro? No contenta con preguntar acerca de su hombre, la chica Cosmo se atreve a preguntar acerca de los hombres de las otras. Parece que, según la sapiente publicación, el novio en cuestión puede haber sido presionado por su media naranja para buscar departamento o puede desear compartir los gatos que genera el romance sin terminar de comprometerse del todo. O, en el mejor de los casos, está hasta las manos con la amiga preguntona y se fue a vivir con la otra de masoquista que es. A mí, esta respuesta no me convence. Yo creo que hoy en día todo el mundo quiere convivir y nadie se quiere casar. Y que el casamiento es algo totalmente innecesario. Citando otra vez al filósofo Joaquín Sabina: “Y si en verdad me amas no habrá casorio, ¿para qué? Con dos en una cama sobran testigos, cura y juez.”

47) ¿Cómo saber si un tipo quedó afectado por una ruptura nefasta? Según los especialistas de la Cosmopolitan, si un hombre puede hablar de su relación anterior sin ponerse melodramático es porque ya la superó y está pronto a enamorarse nuevamente.  Si un señor lloriquea cuando habla de su ex, insiste en comparar nuestro desempeño sexual y nuestro arte culinario con los de ella, la putea todo el tiempo o la nombra cuando está dormido, es porque todavía no la olvidó.  Puede darse el caso, también, en el que el hombre olvida  a la mujer en cuestión pero de todos modos queda dañado para futuras relaciones. Ya se sabe que el que se quema con leche cuando ve una vaca llora.  

48) ¿Por qué él hace chistes cuando trato de hablarle seriamente?  Hacerse los boludos es el mecanismo de defensa más utilizado por la grey masculina. Contar chistes pavotes mientras una intenta hablar de las grandes cosas de la vida  es una conducta nefasta que los hombres repiten constantemente.  La Cosmo dice que, mientras hacen bromas, ellos piensan qué contestarnos.  Pero no. Recuerden que, según estos mismos especialistas, el cerebro masculino le impide concentrarse en más de un objetivo a la vez. Así que no me jodan.

49) Cuando un hombre nos pregunta con cuántos tipos me acosté, ¿realmente quiere saber la verdad? Mamita, poco importa si el preguntón quiere saber o no la verdad. Lo importante es meter violín en bolsa y no largar un nombre ni bajo tortura. La lista de nuestros amantes es absolutamente privada. Lo mejor es hacerle creer al señor que nos festeja que somos casi vírgenes (no digo vírgenes del todo porque después de dos hijos hasta el masculino más simplón tendría sus sospechas). La Cosmo también aconseja callar. En boca cerrada no entran moscas.

50) ¿Por qué mi novio supone que yo no voy a enojarme cuando se burla de mis amigas? Porque él se burla de sus amigos cariñosamente (los hombres se relacionan entre ellos de maneras extrañas) y cree que es natural burlarse también de tus secuaces.

Casi sin quererlo, amables lectoras, hemos llegado a dilucidar 50 verdades atenientes al mundo masculino. Cada vez estamos más cerca de entender a ese ente ilegible que comparte nuestros días y nuestras noches.  Dejo para mañana (o pasado), la tarea de desenmarañar las 25 verdades restantes.
Mientras tanto, mis queridas, disfruten de Antonio Machado: “¿Dijiste media verdad? Dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad.”

Bye!

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