jueves, 20 de noviembre de 2014

75 VERDADES SOBRE ELLOS – III


75 VERDADES SOBRE ELLOS – III

“¿Qué impide decir la verdad con humor?” 
Quinto Horacio Flaco

Caras lectoras, después de haber encarado junto a ustedes, a la revista Cosmopolitan  y a sus doctos especialistas 50 verdades sobre ellos  con moderado éxito, estoy en condiciones de culminar esta empresa en la que me embarqué tan alegremente y transitar las 25 verdades restantes, siempre en pos de favorecer a la comunidad femenina y de echar luz sobre las zonas oscuras de los hombres que supimos conseguir.
Vayan anotando.

75 VERDADES SOBRE ELLOS – III

Sin más preámbulos (la verdad y hablando de verdades,  ya no sé qué decir) paso a enumerar las últimas 25 verdades así termino de una vez por todas.

51) ¿Por qué un hombre no se da cuenta de que su amiga está enganchadísima con él? La Cosmo, sabiamente, nos informa que el susodicho sí sabe que la amiga muere por su persona, pero que se hace el burro porque la admiración de la damita en cuestión es un mimo enorme para su autoestima. Lo mejor, en estos casos, es no ser tan obvia. Una mujer ahogándose en baba por un amigo esquivo da pena.

52) ¿Por qué mi novio no se veía contento cuando le regalé una remera? Porque sos una estúpida, nena.  Tenés un ejército de especialistas Cosmo para despejar tus dudas sobre ellos y lo desperdiciás preguntando boludeces. La Cosmopolitan asegura que una encuesta reciente demostró que  los hombres se sienten en deuda (y no agradecidos)  cuando reciben un obsequio y es por eso que el novio de la chica Cosmo le puso cara de culo a la remera.  Yo disiento con estas apreciaciones, un poco por mi espíritu de contradicción y otro poco porque desconfío de las encuestas.  Si la damita en cuestión le hubiera regalado a su media naranja una Xbox 360, una PlayStation 4 o una Wii,  el muchacho tendría una sonrisa de oreja a oreja y estaría más agradecido que perro adoptado. Ya se sabe que los hombres no maduran más.

53)  ¿Debo preocuparme porque a veces se ve con su ex?  “No, siempre que te incluya en el encuentro”, dice la Cosmo. Aquí también me permito disentir con la revista y con los eruditos abocados a esclarecer las dudas femeninas: la única razón viable para que un hombre se vea con su ex es tener hijos en común. Si no hay hijos, lo más sano es que cada uno siga su ruta y si te he visto no me acuerdo. ¿Para qué querría alguien verse con un/a ex? No me vengan con el bolazo de la amistad porque no me van a convencer.

54) ¿Por qué él se paraliza cuando quiero que tengamos una conversación seria? Fácil: porque los hombres huyen de las conversaciones y huyen de las cosas serias. Y, según la Cosmo, porque a ellos los aterran los escándalos y temen que la conversación tome el rumbo de los tomates y termine en pandemónium. La verdad, es lindo esto de saber que a los hombres los intimidan los escándalos.  Para ser muy escandalosa cuando se lo merezcan.

55) ¿Es mala señal que sus amigos me caigan pésimo? La Cosmo dice que sí, porque si odiamos a los amigos de nuestro tórtolo vamos a tener un foco de conflicto de por vida. Yo digo que no, porque odiar a los esbirros del masculino que supimos conseguir es la cosa más natural del mundo y todas las mujeres odiamos a esos sátrapas que se interponen entre nuestra media naranja y nos.

56) ¿Por qué cuando está nervioso o tiene un problema, se aísla? Parece que, cuando un varón se estresa, la actividad en el área del cerebro que lo ayuda a relacionarse con otros disminuye. Por esta razón científica es que, cuando ellos tienen un quilombo en el trabajo o alguna preocupación extra, no quieren relacionarse con nosotras. No es personal, son cosas del intrincado cerebro masculino que sí, existe.

57) ¿Cómo debo reaccionar si él se angustia? Para serles del todo sincera, mis queridas, a mí los hombres que se angustian mucha gracia no me hacen. Para angustiada estoy yo, que voy por la vida poniendo los ojos en blanco y retorciendo pañuelos.  Pero si ustedes son capaces de tolerar a un hombre que se angustia sigan los consejos de la Cosmo: para un ataque de congoja nada mejor que un abrazo. El contacto físico hará que el martirizado en cuestión se sienta mucho mejor.

58) ¿Mi chico va a avisarme cuando quiera que deje mi ropa en su casa? Si estás esperando que tu chico te diga, entre serpentinas y papel picado: “¿Cuándo te mudás conmigo?”, olvídalo. Él jamás te lo dirá. La única manera de instalarse en la casa de un hombre es hacerlo sutilmente: hoy dejo un cepillo de dientes, mañana una bombacha… Y cuando el tipo se quiere acordar ya lo tapamos con nuestras porquerías.  Los especialistas dicen que no es necesario que el pibe te diga nada, pero que si te quedás a dormir más de dos veces por semana en su casa, dejar unas pilchas  allí se cae de maduro. Resuelto este punto, paso a instalar entre mis lectoras un interrogante que me atormenta: “¿De qué, o mejor dicho de quién, viven los hoteles alojamiento?”. Porque las chicas duermen en las casas de los chicos. Los novios, en las de las novias. Las señoras (solas), en las de los señores (solos). Y yo no he visto que ningún telo se fundiera por falta de clientes. La única respuesta posible es que estos garitos viven de la trampa y de los tramposos. De los infieles, bah. Que deben ser muchos más de lo que dicen las encuestas de la Cosmo y muchísimos más de lo que una se imagina.

59) ¿Cómo hago para encarar a un desconocido? “Decile: ‘Hola, soy Fulana’, y elogiá algo de su look”, aconseja la Cosmopolitan, que no tiene vergüenza.  Como yo jamás encararía a un desconocido, por una cuestión de sobriedad y educación, y sólo me limitaría a desparramar una pila de libros o de papeles en las narices del susodicho para que me ayude a recogerlos, no puedo poner en tela de juicio lo que dice la Cosmo.

60) ¿Por qué, cada vez que salimos, mi novio me pide que elija a dónde ir? Les juro por Dior (por Gucci y por Chanel) que yo no entiendo a la chica Cosmo. Debería dar gracias a los dioses por poder elegir a dónde quiere ir cada vez que la sacan a variar. Aunque ella, inmersa en su mundo de coqueta ignorancia no lo sepa, se está ahorrando ver en el cine “Duro de matar 525” o “Rápido y furioso 702”.  En su pequeña vida habrá muchas menos explosiones, muchas menos persecuciones automovilísticas y casi ningún Big Mac. Los especialistas, que tienen respuesta para todo, aseguran que el hombre que no elige el lugar donde ir con su pareja, teme cometer un error. Y hace muy bien en temer. Muy bien.

61) ¿Por qué ellos necesitan dormir con el aire acondicionado el mango? Parece que, si bien los varones y las mujeres tenemos la misma temperatura corporal, la de nuestra piel es ligeramente menor.  Una respuesta que no aporta demasiado a la vida de la pareja, salvo que se trate de una yunta tan vacua que sus grandes despelotes pasen por la temperatura ambiente.

62) ¿Para qué me llama por teléfono, si no tiene nada nuevo para contarme? La Cosmo dice que lo hace porque él cree que es lo que vos querés, pero yo opino de manera mucho más dura: lo hace para controlarte.  Para saber dónde y con quién estás. Y haciendo qué. Para eso están los teléfonos celulares de última generación, ¿no? Y las redes sociales. Para espiarnos. La verdad, yo detesto hablar por teléfono. Mucho más, por teléfono celular. Muchísimo más recibir llamadas apremiantes mientras estoy almorzando con una amiga o depilándome la entrepierna.  Trato de que no me controlen, porque no me gusta, y trato de no controlar, porque tampoco me gusta. Jamás le pegaría al vehículo de mi consorte una de esas  calcomanías inmundas donde aparecen mamá, papá, el nene y el perro y tienen como único y malvado fin dejar bien clarito que el señor sentado detrás del volante está comprometido. A mí que no me llamen.

63) Él se bajonea cuando su equipo pierde. ¿Qué puedo decirle para animarlo? Hay muchas y muy variadas cosas para decirle a un señor desanimado porque es de River. Lo de la B indeleble es una guachada.

64) ¿Es importante para mi novio que me lleve bien con su mamá? La Cosmopolitan dice que sí, que es importante, que nuestro hombre no espera que seamos carne y uña con esa vieja de miércoles pero que, por lo menos, nos tratemos con cordialidad y respeto.  

65) ¿Qué hago para que él sepa que quiero un segundo round sexual? “Acariciá la parte superior de su muslo interno: esa zona está llena de terminaciones nerviosas que conectan con sus genitales”, dice la Cosmo. Sería bueno que, alguna vez, alguna revista le aconsejara a las mujeres verbalizar sus necesidades. Hablar no puede ser tan difícil.

66) ¿Por qué algunos tipos dicen cosas muy desubicadas cuando tratan de seducirnos? Toda la vida creí que lo hacían porque eran unos imbéciles, pero parece que hay una razón mucho más compleja para que ese señor que trata de conquistarnos diga una burrada tras otra: si rechazamos al desubicado, él asumirá que no lo rechazamos a él sino a una frase poco feliz.  Y su autoestima saldrá ilesa del fracasado lance amoroso.

67) ¿Qué buscan ellos cuando revisan mi perfil de Facebook? Toooooooooodooooooooo. Buscan información (salvo los que me lo revisan a mí, hijo y marido, que buscan fotos de Jared Padalecki en sunga para reírseme en la cara).

68) ¿Por qué a él le cuesta tanto darse cuenta de que estoy ofendida o enojada por algo? Ante este interrogante yo me inclinaría a responder: “Se da cuenta, nena. Se hace el boludo para pasarla bien.” Pero no. Parece que también hay una explicación científica para este comportamiento deleznable: “En los varones, el área del cerebro que ayuda a reconocer un problema (el corpus callosum) no es tan activa.” Ah.

69) ¿Cuál es la mejor forma de pedirle que haga alguna tarea de la casa? Qué ingenuos son los especialistas algunas veces. Piensan que con un piropo doméstico del tipo “¡Qué sexy te queda la escoba!” una va a conseguir que un hombre se ponga a barrer. Los hombres detestan hacer cualquier tarea del hogar y están convencidísimos de que es nuestra responsabilidad conseguir que el cuchitril donde hacemos nido sea un lugar más o menos habitable.

70) No quiso acompañarme a un recital porque tenía sueño, pero me mandó SMS toda la noche.  ¿Cómo se entiende? ¡Nena, apagá el teléfono de una puta vez! Para él, mandar mensajitos invasores es una forma de marcar territorio. Si fuera un perro te haría pis encima, pero como es un varón te atormenta con el teléfono y, de ese modo, se hace visible aún donde no es visible y deja claro que vos sos de su propiedad.

71)  ¿Por qué prefiere mandarme un SMS en vez de llamarme? “Porque le resulta más fácil escribir que hablar.” Creo que por fin encontré mi costado masculino.

72) ¿Qué es lo que les fascina tanto del porno? La Cosmo nos aclara (por enésima vez) que a la hora del erotismo ellos responden mejor a los estímulos visuales. Además, si hay una teta de por medio, los hombres hacen caso omiso a cualquier argumento, así que no se aburren como nosotras, que esperamos que en medio de una orgía aparezca Hamlet con el “To be, or not to be”.

73) ¿Por qué tienen un comportamiento infantil cuando se enferman? Según una encuesta lo hacen para generar más simpatía, así que estaría muy bien que alguien les avisara que les está saliendo el tiro por la culata y que para enfermos demandantes, caprichosos e insoportables ya tenemos a nuestros hijos.

74) ¿Qué puedo hacer para que baje los decibeles cuando discutimos? “Apoyá tu mano en la zona alta de su hombro”, aconseja la Cosmopolitan y nos asegura que este contacto los calmará inmediatamente. Cosa ‘e Mandinga.

75) ¿Qué es lo que quieren escuchar después de hacerlo? “¡Guau!”, dice la Cosmo.Puede ser, puede ser. Pero un ¡Guau! no es para cualquiera. Es para el señor que se esmeró y trabajó a conciencia. Tampoco vamos a ir por la vida regalando nota.

Dilucidadas ya las 75 verdades sobre ellos prometidas por la Cosmopolitan, doy por terminado el tema esperando que estas exactitudes aquí expuestas las ayuden a lidiar con el macho que les arrastra el ala. Déjenme decirles que, para mi gusto, estas 75 verdades contienen demasiadas justificaciones científicas para el comportamiento  ignominioso  de algunos varones, por lo que deduzco que los especialistas que intentaron evacuar nuestras inquietudes son hombres. De otro modo, no se explica tanta corteza cerebral, tanto hipotálamo y tanto corpus callosum.
Para despedirme, caras mías, les dejo unas palabras de Georg Christoph Lichtenberg, científico alemán que a finales del siglo XVII  se codeó con la crème de la crème: Resulta imposible atravesar una muchedumbre con la llama de la verdad sin quemarle a alguien la barba.”

Espero no haber chamuscado a nadie. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario