lunes, 1 de agosto de 2022

DOGGING: EL SEXO SALE A LA CALLE


DOGGING: EL SEXO SALE A LA CALLE

"¿Es sucio el sexo? Únicamente si se hace bien."
Woody Allen

El dogging  (llamado en castellano cancaneo) nació en Inglaterra en la década del ‘70 y su práctica fue extendiéndose e a varios países. El nombre de esta práctica sexual que se ha puesto de moda gracias a Christian Grey, el personaje de las novelitas eróticas de E. L. James, deriva, obviamente de la palabra dog (perro), pero hay dos historias distintas con respecto al origen del vocablo. Algunos sostienen que tiene que ver con la inocente costumbre de pasear al perro, que al final no era tan inocente porque los dueños de los canes aprovechaban la caminata para espiar a las parejas que tenían sexo al aire libre. Otros, que la palabra hace referencia al acto de tener sexo en público, tal como lo hacen los perros. Lo cierto es que el vocablo dogging está restringido a las parejas heterosexuales; para las homosexuales se usa el término  cruising.
Antes de que existieran las redes sociales, el dogging era mucho más espontáneo y su práctica se limitaba a algunos sitios conocidos por quienes lo practicaban, hasta que eran descubiertos por la policía. Hoy en día existen foros y sitios web que favorecen los encuentros y, además, le aportan ciertas reglas al asunto. Antes de ingresar a estos portales, los usuarios deben  registrarse y  dejar asentadas sus preferencias para que, cuando se organice un encuentro, puedan equilibrarse el número de doggers (los que gustan exhibirse) con el de voyeurs (los que disfrutan mirando).
Los doggers son parejas heterosexuales en busca de sensaciones nuevas, que alcanzan con en este tipo de prácticas su máxima excitación sexual. Suelen tener entre 25 y 50 años y estar aburridos del sexo tradicional. Algunos incluyen el dogging dentro de un espectro de experiencias más amplio, siendo el mismo sólo una más de sus preferencias eróticas. Otros lo prefieren casi con exclusividad, sobre todo por el alto nivel de placer que provoca el morbo de tener sexo en público.
El automóvil es el principal escenario del acto sexual en el dogging. Usualmente, el juego lo inicia una pareja teniendo sexo dentro de un auto, mientras otros se acercan a mirar o a participar, si se los invita. Hay códigos y señales para dejar en claro cómo viene la cosa: si las luces del vehículo se encienden y apagan es señal de que a bordo hay una pareja en pleno fragor erótico; si la luz interior del vehículo está encendida, los amantes sólo quieren ser observados; si las ventanillas del auto están abiertas, el que se acerca, además de mirar, puede tirar algún manotazo; si la puerta del auto permanece abierta, se viene orgía contante y sonante.
Si bien hoy en día están muy de moda que cualquier hijo de vecino cuelgue en la web sus fotos y videos sexuales, no se considera esta exposición como una variante de dogging. Los  doggers sienten placer con el contacto real que se produce ante desconocidos en un espacio carente de privacidad. El anonimato y la falta de intimidad son estímulos sexuales poderosos que remiten a un sexo más salvaje, pulsional. En este espacio de morbo real, de verdadera desnudez e impudor, no hay lugar para la virtualidad.  
Los encuentros entre doggers tienen algunas reglas:

-Que todos los involucrados en el asunto sean adultos y estén allí por su propia voluntad: Las prácticas sexuales siempre deben darse entre adultos y ser consensuadas. Cualquier otra variante es delito.

-Usar preservativos: La protección es fundamental para evitar cualquier tipo de contagio. Hay que recordar que el dogging es, básicamente, sexo entre desconocidos y por tanto toda precaución en ese sentido es poca.

-Respetar los deseos y los límites de los otros participantes: La finalidad del encuentro es que todos disfruten y que nadie se sienta dañado en ningún sentido.

-Alejarse de lugares concurridos: Recomendable, para evitar problemas o situaciones no deseadas.

-Mantener el anonimato: Es importante no ofrecer ningún dato personal e identificativo como teléfono o dirección, ni a través de la web ni personalmente. Lo mejor para comunicarse con otros doggers es una dirección de correo electrónico desvinculada de los datos personales.

-No llevar celulares al encuentro, ni objetos de valor: Recomendable para evitar material que pueda ser utilizado con fines de chantaje, en el primer caso, y  sustos y malos momentos, en el segundo.

-No continuar con las relaciones en un domicilio: Conviene cerciorarse, además, de que una vez terminado el encuentro ningún participante siga a otro con el fin de averiguar su domicilio.

En nuestras pampas hay ciudades en las que se han realizado varios videos clandestinos de parejas practicando dogging (Mar del Plata, Necochea, Cordoba y Bariloche), que pueden encontrarse en Internet. En la Ciudad de Buenos Aires, el famoso Rosedal de Palermo es el escenario más utilizado para el dogging. En esa zona, los doggers tienen una frontera establecida con la oferta de sexo de travestis en la zona roja. Vivir y dejar vivir.
Hasta aquí, queridos lectores, todo lo que tenía para ofrecerles acerca de esta práctica sexual tan en boga hoy en día. Me despido de ustedes con un pensamiento del creador de The Simpsons, el genial Matt Groening : “Cuando las autoridades nos hablan de los peligros del sexo, hay en ello una importante lección a aprender: no tengas sexo con las autoridades”. 

Buenas tardes.

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