sábado, 25 de marzo de 2023

MISTERIOSA ARGENTINA II


MISTERIOSA ARGENTINA II

"La sabiduría no está en entender el misterio -se dijo como tantas otras veces-, sino en aceptar que no se puede entender. Por eso es un misterio."
Gregory Maguire


Aquí estoy nuevamente, amables lectores, para acercarles cinco flamantes misterios argentos. Disfruten. 


-Laguna del Plesiosaurio (Valle Río Epuyén, Chubut)

La laguna del Plesiosaurio en el valle del río Epuyén, en la provincia de Chubut es un pequeño lago ubicado sobre la margen occidental del río Epuyén, apenas más grande que un estanque.
En 1922 un norteamericano buscador de oro y cazador de nutrias, Martin Sheffield, escribió una carta al Director del Zoológico de Buenos Aires, Clemente Onelli, informándole que había avistado un animal descomunal con cabeza de cisne y cuerpo de cocodrilo en "la laguna donde tengo establecido mi puesto de cazador". Contó también que una noche logró registrar un rastro en el pasto cerca de la laguna: “El rastro es semejante a la huella de una chata muy pesada, la hierba quedó aplastada y no se levanta más, lo que hace suponer que el animal que por allí se arrastra debe ser de un peso enorme”.
Onelli informó el suceso a la prensa y hubo un furor mediático. Los directivos del diario La Nación financiaron una expedición para buscar al plesiosaurio de la Patagonia. La iniciativa fue de Onelli, deslumbrado en esos días por los relatos del americano que le escribía desde el Chubut pidiendo colaboración para dar con el animal. La expedición no tuvo ningún resultado.


-El Nahuelito (Lago Nahuel Huapi, Río Negro)

El Nahuelito es una criatura acuática desconocida que, según la creencia popular, vive en el lago Nahuel Huapi, Bariloche, en la provincia de Río Negro. El origen de la leyenda se remonta a relatos indígenas previos a la conquista. Los primeros exploradores escucharon de los nativos del lugar historias acerca de encuentros ocasionales con monstruos acuáticos. El primer avistamiento del misterioso ser registrado data de 1910, cuando George Garret pudo avistar “a unos 400 metros de distancia una criatura cuya parte visible medía entre 5 y 7 metros de largo y sobresalía unos dos metros por encima del agua”. Más adelante, el Dr. Clemente Onelli, Director del Zoológico de Buenos Aires, comenzó a recibir informes esporádicos acerca de una extraña criatura habitante de los lagos patagónicos y organizó una expedición de búsqueda que no arrojó resultados positivos. Más recientemente, en 1960, la Armada Argentina persiguió en el lago un objeto submarino durante 18 días, sin conseguir identificarlo.
La hipótesis más popular es la que el Nahuelito sería un sobreviviente de la época de los dinosaurios, probablemente un plesiosauro. Una versión más moderna (y más fantástica) sugiere que el Nahuelito sería la extraña mutación de algún animal local provocada por experimentos nucleares. También existe la teoría de un submarino de origen desconocido. 



-Santos Guayama (San Juan)

José de los Santos Guayama "el hombre que murió nueve veces", fue un gaucho bandolero nacido en San Juan alrededor de 1830, en una familia de linaje huarpe acriollada. Lideró la "rebelión lagunera", cuando las lagunas de Guanacache comenzaron a secarse por las tomas de agua río arriba, en el pedemonte mendocino, un evento recordado extensamente por Domingo Faustino Sarmiento en “Recuerdos de Provincia
Santos Guayama luchó como lugarteniente del Chacho Peñaloza y Felipe Varela. Como era común en los bandoleros populares de la época, robaba y repartía, y protegía a los más pobres. José Gabriel Brochero, el cura gaucho, fue su gran amigo; es casi seguro que Guayama llevaba gente a los "Retiros" de Traslasierra, en Córdoba, y que él mismo tuvo al menos una gran crisis religiosa.
Se han registrado por lo menos nueve comunicados oficiales sobre su muerte, lo que ratifica la obsesión de las autoridades por librarse de él. Sus primeras correrías como bandolero son de 1860 y se cree que fue fusilado en San Juan a principios de 1879.
Luego de su muerte, su figura adquirió caracteres míticos, y es objeto de culto popular en la provincia de San Juan. Se le atribuyen apariciones e innumerables milagros. En las ermitas del desierto (las travesías cuyanas) sobrevive su imagen.


-El Fuerte Templario (Las Grutas, Río Negro)

A los 41º de latitud sur y 65º de longitud oeste, en la provincia de Río Negro, dentro del Golfo San Matías, a unos 15 km. de San Antonio Oeste y en las cercanías de la ciudad balnearia de Las Grutas, se encuentra lo que se conoce hoy como el Fuerte Argentino, llamado antiguamente Fuerte Abandonado. La leyenda cuenta que fue una de las Ciudades de los Césares construida por los templarios para salvaguardar su tesoro más preciado, el Santo Grial (plato o copa usado por Jesucristo en la Última Cena).
El Fuerte es una gran meseta que se erige en las costas y alcanza los 153 metros sobre el nivel del mar. Observado desde lejos se parece a una isla, y se especula con que lo fuera 1000 años atrás, cuando el mar habría estado unos 20 metros más alto y el Río Negro habría tenido una segunda desembocadura justo al sur del Fuerte.
Los investigadores de la Fundación Delphos, de carácter templario y conducida por Fernando Fluguerto Martí cuentan que, según muchos historiadores, la Orden del Temple realizaba viajes frecuentes a América en tiempos precolombinos, por lo que no resulta extraña la idea de que estableciesen Ciudades de los Césares en el continente. Aseguran que se establecieron tres ciudades en la actual región patagónica: una sobre el Pacífico cerca de la ciudad de Osorno, otra en los antefuertes de los Andes y la tercera sobre el Atlántico dentro del Golfo San Matías, donde se halla el Fuerte.
El material cartográfico es uno de los mayores sustentos de su hipótesis. En un Atlas editado en 1865, de Juan Antonio Víctor Martín de Moussy, un cartógrafo contratado por el gobierno de Urquiza, se hace referencia al Fuerte como “Ancien Fort abandonné”. En otros seis mapas de la época se marca este sitio como un fuerte.
La Fundación realizó numerosas expediciones a la zona del Fuerte. Desde diciembre de 1997 hasta noviembre del 2006 llevó a cabo más de 8 expediciones en las cuales pudo conseguir testimonios orales (historias de hombres blancos llegados a América antes que los españoles) y algunos descubrimientos materiales (como un bloque de granito oscuro o piedra basáltica que en una de sus caras tiene grabado en bajorrelieve una cruz de brazos iguales a la que denominaron Piedra Templaria).



-Pancho Sierra (Salto, Buenos Aires)

Francisco Pancho Sierra nació el 21 de abril de 1831 en Salto, provincia de Buenos Aires, hijo de Francisco Sierra y  Raimunda Ulloa. Cursó la escuela primaria en Salto, y luego se trasladó a la ciudad de Buenos Aires a  continuar sus estudios. Terminó el secundario e ingresó en la Facultad de Medicina. En esa época se enamoró de su prima hermana Nemesia Sierra, pero sus respectivos padres interrumpieron el romance. Pancho abandonó sus estudios en Buenos Aires y se aisló en la Estancia San Francisco de la familia Sierra Ulloa, en Rancagua (Partido de Pergamino). Allí se produjo un sorprendente cambio en su personalidad: se tornó reflexivo  e interesado en los males de los semejantes.
Después de pasar un tiempo en Rojas, se instaló definitivamente en la Estancia El Porvenir, en Carabelas (Buenos Aires), asumiendo el papel de confesor, hombre de fe y médico.
La fama  de sus dotes sobrenaturales traspasó las fronteras del país. Convertida en un lugar de peregrinaje, la estancia era frecuentada por personas de todas las clases sociales en busca de curaciones y milagros. La única y efectiva medicina que Pancho ofrecía a los peregrinos era un vaso de agua.
En 1890, Pancho Sierra se casó con Leonor Fernández, de 16 años,  su sobrina segunda, en la iglesia "San Francisco de Asís" de Rojas. Murió al año siguiente, a las 19:10 del 4 de diciembre de 1891. Un mes antes del deceso, predicho por él mismo, dio finalizada la misión que se había impuesto. No pudo conocer a su única hija, Laura Pía, nacida siete meses más tarde. Sus exequias fueron destacadas, por la cantidad de personas que acompañaron al féretro hasta el Cementerio del Salto y por el grupo de ciudadanos de renombre nacional que pronunciaron emotivas palabras de despedida.
Pancho Sierra es considerado aún hoy un gran hacedor de milagros.

Hasta aquí, mis queridos, todo lo que tenía para ofrecerles hoy. Me despido de ustedes con una cita del pintor surrealista belga René Magritte: “Uno no puede hablar acerca del misterio, uno debe ser cautivado por él.” 

Buenos días.

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