martes, 30 de mayo de 2023

MISTERIOSA ARGENTINA X


MISTERIOSA ARGENTINA X

"Todas las cosas ocultan algún misterio; todas las cosas son velos que ocultan a Dios."
Blaise Pascal

Por amor al misterio les traigo hoy una nueva entrega de "Misteriosa Argentina". Disfruten. 


-Visitación “Almita” Sibila (Jujuy)

Visitación Sibila tenía alrededor de 30 años cuando la encontró la muerte, la tarde del 1º de junio de 1908. Se dirigía a hacer unas compras al pueblo y franqueaba el monte a caballo por la banda izquierda del río Grande, a unos ocho kilómetros de la vecina ciudad de Jujuy. La joven se topó con Leonardo Condorí y, probablemente, haya sentido “el mítico terror que subyace en cada campesina solitaria, en cada regreso entre penumbras, en cada permanecer en soledad”, como describe Antonio Paleari en su fascinante “Diccionario Mágico Jujeño”. Condorí, que ya había matado a Francisca Machaca un año antes, intentó violarla y ante su resistencia, la asesinó sin piedad. Luego desprendió del muslo de la víctima pedazos de carne que envolvió en su camisa, para llevarlos en su alforja. Cuando la encontraron, tapada con ramas, estaba desnuda, con las medias y los botines puestos. Su ropa estaba dentro de su estómago.
Días después la policía entró en la casa de Condorí, que vivía con su hermano. Encontraron un atado de cigarrillos marca “Villagrán”, coca, fideos finos y unas alforjas rosadas, todas pertenencias de la muchacha. Durante el juicio le preguntaron por el “pedazo de carne charqueada, varios pedacitos de grasa amarilla”. Dijo que eran de Visitación, cuya carne saló primero y secó después al sol “por curiosidad”.
A días del asesinato Leonardo Condorí confesó los hechos y fue condenado a muerte. El 13 de agosto de 1919, el Poder Ejecutivo jujeño le perdonó la vida y lo condenó a prisión perpetua en la Cárcel de Ushuaia. Visitación se convirtió, entonces, en una santa popular. Su tumba es visitada todos los años por cientos de creyentes y fieles que le piden y agradecen milagros.
Ángela Rótolo de Ponce, autora del libro “Visitación Sibila Almita Milagrosa”, contó en un reportaje que se le hizo en 2015: “La muerte de Almita, de Visitación, fue una cosa atroz muy cruel; porque ella iba por el monte a caballo a su casa. Y había un hombre arreglando una cincha de un caballo y cuando la ve venir, le propone tener relaciones, ella le dice que no. La baja del caballo, trata de manosearla y ella no se deja. Al no poder dominarla, él le empieza a clavar un cuchillo en el cuello y la mata, después mantiene relaciones con ese cuerpo inerte. Le corta los glúteos, las piernas, y se lleva esas partes a su casa para hacer charqui, y ahí lo encuentra la Policía. Fue un hecho muy cruel. Este hombre que la mato, había matado años atrás a una mujer sordomuda en una situación similar. Este hombre la arrastra a Visitación y la tapa con ramas y se va. Mientras que el caballo regresa a la casa y el marido de Visitación la busca y avisa a la Policía. Les prestan hombres y la encuentran. El marido desesperado, más grande que ella. Nadie entendía por qué le habían hecho eso. Era una mujer muy querida. En esos tiempos la familia jujeña no conocía de estos crímenes, menos en mujeres. De pronto la ciudad recién empezaba, 1908, y la mayoría de la gente eran familias tradicionales descendientes de otros países, nativos todos convivían en paz y en sana amistad. Este hecho impactó mucho y la gente empezó a rezar, a rezar por esta mujer que sufrió tanto. Entonces yo creo que es ahí cuando Dios la bendice y permite que su almita sea la intermediaria entre la gente y Dios. Fíjese los años que han pasado, en junio cumplió 107 años y sigue ayudando a la gente.”



-La Dama en la Guarnición Militar Sarmiento Regimiento de Infantería Mecanizado 25 (Sarmiento, Chubut)

El espectro de una hermosa joven, supuestamente asesinada por un conscripto de guardia que le disparó por error desde su puesto de vigilancia, es una presencia familiar para los oficiales, suboficiales y soldados de la Guarnición Militar Sarmiento Regimiento de Infantería Mecanizado 25, situado en la  provincia de Chubut, quienes lo consideran un espíritu protector.

Diversos testimonios de ex conscriptos destinados a esa guarnición situada en las afueras de la ciudad de Sarmiento, a 160 kilómetros de Comodoro Rivadavia, confirman la historia de  la muchacha fantasma a quien denominan  La Dama de la noche o, simplemente, La Dama.
La Dama es una figura vaporosa de color blancuzco que se materializa de repente en la zona de la guarnición militar que limita con el cementerio del pueblo. Los que la han visto, aseguran que el espectro se mueve rápido y tiene una altura que va entre los 50 y 70 centímetros.
El 8 de agosto, el fantasma se manifiesta con más intensidad.  La fecha se asocia con un hecho dramático ocurrido en el año 1954 frente a uno de los puestos de guardia, precisamente el más cercano a la pequeña necrópolis de Sarmiento. La historia habla del romance entre uno de los conscriptos destinados al lugar (considerado, por aquellos años, una guarnición de castigo para oficiales y suboficiales con cuentas pendientes con la justicia militar)  y una hermosa muchacha residente en la entonces llamada Colonia Sarmiento. Al parecer, los enamorados tenían sus encuentros íntimos en el puesto de guardia ubicado frente al cementerio, pero la cita que habían acordado para la noche del 8 de agosto terminó de manera trágica. El conscripto enamorado fue reemplazado esa noche por un compañero que, al ver una figura humana acercándose a su puesto de vigilancia, gritó “¡Alto! ¿Quién vive?” y sólo recibió risas como respuesta. El soldado disparó y mató a la joven que no contestó a la advertencia por suponer que era su novio el que le gastaba una broma.  Esta dramática historia tiene otra versión que la sitúa a fines de los ‘70. 



-El secuestro del auto de Rally de América del Sur (Viedma-Río Negro)

El 17 de agosto de 1978, Carlos Acevedo y Hugo Prambs, partieron de la ciudad de Buenos Aires a bordo de un Citroën GS 1220, en cumplimiento de la primera etapa del Rally de América del Sur, organizado por el Automóvil Club Argentino y el Banco de Intercambio RegionalLa competencia, agotadora, que duraría poco más de un mes, buscaba unir Buenos Aires con Caracas (Venezuela). El camino de regreso se haría por la costa sudamericana del Pacífico.
Los tripulantes del Citroën Nº 102 sufrieron innumerables problemas, en especial en los últimos tramos del Rally, por lo que decidieron renunciar a la competencia. Sin embargo, gracias a la determinación de Acevedo y la ayuda de otros competidores, pudieron reengancharse, luego de haber abandonado, con el objeto de completar el recorrido.
El 16 de septiembre, en la ciudad de Bariloche, Hugo Prambs abandonó la competencia debido a problemas personales y fue reemplazado por Miguel Ángel Moya.
En la madrugada del 23 de septiembre, Acevedo y Moya recorrían los últimos 1000 kilómetros del Rally. Aproximadamente a las 02:00 hs., se detuvieron en la estación ACA de Viedma, donde cargaron combustible, tomaron café y conversaron algunos minutos con otros competidores. A las 02:30 hs., el Citroën estaba nuevamente en lo ruta con rumbo a Bahía Blanca, luego de cruzar el Río Negro y atravesar la ciudad de Carmen de Patagones. Aproximadamente a las 03:00 hs., el automóvil dejó atrás el cruce de la Ruta 3 con el camino vecinal que conduce al pueblo de Cardenal Cagliero.
A la altura del Salitral del Algarrobo y la Salina de Pedro, a unos 30 kilómetros al norte de la ciudad de Carmen de PatagonesCarlos Acevedo, que se encontraba al volante, observó una potente luminosidad que se reflejaba en el espejo retrovisor del automóvil. Era una luz densa, de una coloración amarillenta. Al principio se distinguía solo como un punto en el espejo, pero su tamaño fue aumentando rápidamente.
Acevedo Moya viajaban en aquellos momentos a casi 100 kilómetros por hora. Pese a ello la luz parecía acercarse rápidamente, por lo que Acevedo decidió disminuir la velocidad del automóvil y pegarse al borde derecho de la cinta asfáltica, a fin de facilitar el paso de lo que, suponía, era otro competidor del Rally.
De pronto, el habitáculo del  Citroën fue invadido por la luz. “La luz inundó todo el habitáculo y no podía ver más allá del capot del auto. Era una luz densa, muy brillante, de color amarillo con algunos tintes violáceos. En ese momento el auto me pareció fuera de control. Miré por la ventanilla y vi que estábamos a casi dos metros del asfalto. De inmediato pensé que habíamos saltado un ‘lomo de burro’ y comencé a volantear, preparándome para el momento en que tomáramos nuevamente contacto con el asfalto”, relató Acevedo. Sin embargo, el automóvil, lejos de descender, parecía continuar elevándose sin control. “Tras algunos segundos, no se, quizá 5 o 10, reaccioné, me di cuenta que aquello era algo completamente anormal. Quise mirar nuevamente por la ventanilla pero lo único que se veía era esa luz densa. Recuerdo que comencé a gritar ¿Que pasa?, pero Moya no me contestaba. Cuando miré hacia mi derecha mi compañero no estaba allí, o al menos yo no lo podía ver. En realidad ni siquiera podía ver el tablero de instrumentos. Sólo veía esa luz, densa, que parecía como un líquido, no sé, algo así como pegajosa”, recordó Acevedo. Por su parte, Miguel Ángel Moya permanecía como paralizado por el temor: “En un primer momento yo también pensé un ‘lomo de burro’ y me asustó algo la posibilidad de un vuelco, pero cuando noté que el auto parecía flotar en el aire y no descendía me atemoricé aún más. Realmente era una situación que no podía comprender. Lo mire a Carlos y lo vi rígido, con los brazos extendidos aferrando el volante y la vista clavada frente. Parecía que estaba gritando pero yo no oía nada. Lo veía todo como a través de una niebla amarilla, como si yo estuviera distante, en otro lado. Creo que mi primera reacción fue escapar de allí, y quise abrir la puerta pero no pude, parecía como soldada. Noté que la temperatura se elevaba aunque a lo mejor era producto de mi estado de temor. De pronto, la luz lo envolvió todo y yo ya no veía nada, creo que ni siquiera veía mis manos, ni nada”.
Ambos pilotos perdieron la noción del tiempo. De pronto, sintieron una sacudida y notaron que el Citroën estaba nuevamente en tierra. “Creo que habían pasado un minuto, o dos, no sé realmente, cuando sentí una sacudida leve, pero de inmediato tuve la impresión de que el auto estaba otra vez sobre la ruta. En ese mismo momento la luz amarilla pereció hacerse menos intensa y de a poco pude ver a mi alrededor, vi el tablero, el capot del auto. Mire por la ventanilla y vi la tierra, estábamos en la banquina de la contramano, sobre la izquierda de la ruta, totalmente detenidos. De pronto, la luz dejó el habitáculo y observé que hacia el oeste se alejaba algo así como un cono de luz amarilla, pero que no terminaba en punta sino que estaba como truncado. No sé, sería como de cuatro o cinco metros en la base y dos o tres en la cúspide, y de unos seis metros, quizá siete, de altura. La base iluminaba el terreno, aunque en realidad no se veía que era lo que iluminaba, o sea no se veía a través de la luz. Unos segundos después la luz se, ¿cómo podría decirlo?, se retrajo… o se levantó como una cortina, de abajo hacia arriba, y lo único que quedó a la vista fue una luz blanco-amarillenta, ovalada, que siguió rumbo al oeste hasta desaparecer en la distancia”, relató Acevedo.
Por su parte, Moya tardó algunos segundos en recuperarse de la impresión producida por la  situación vivida: “De pronto todo paso, y estábamos solos en la ruta, nos miramos con Carlos pero no podíamos decirnos nada. Yo estaba como entumecido, me temblaban las manos y sentía una opresión en el pecho, me costaba respirar.”
Acevedo y Moya permanecieron en silencio por algunos segundos, sin atinar a hacer nada. Por fin, Acevedo descendió del vehículo para “ver si todo estaba en su lugar”. Apenas un minuto después ascendió nuevamente al automóvil.
Tras 15 minutos de marcha, más o menos, arribaron a Pedro Luro, localidad situada en la provincia de Buenos Aires a 123 kilómetros al norte de Carmen de Patagones. Se detuvieron en una estación de servicio, con el fin de averiguar la ubicación de un destacamento de policía, y controlar el instrumental del automóvil. Allí, descubrieron  “que el tanque de nafta auxiliar -que llevan todos los corredores- estaba totalmente vacío, cuando debería estar totalmente lleno, y el cuentakilómetros del auto carecía de registro de esos 70 kilómetros en que fuimos suspendidos”. Es decir que durante un minuto  viajaron, aproximadamente, a 4200 kilómetros por hora. “Al relatar el viaje -explicó Moya- nos aclararon que por esa zona, varias personas habían pasado por situaciones similares”.
El caso se investiga hasta el día de hoy como un secuestro extraterrestre real. 



-El Gauchito Gil (Mercedes, Corrientes)

Antonio Mamerto Gil Núñez nació en Pay Ubre, cerca de Mercedes, en la provincia de Corrientes, alrededor de 1840 y fue asesinado el 8 de enero de 1878 a unos 8 kilómetros del lugar.
Con leves diferencias, hay más de una versión sobre su historia. La primera cuenta que Antonio Gil fue un gaucho trabajador rural, que tuvo un romance con una viuda adinerada. Esto le hizo ganar el odio de los hermanos de la viuda y del jefe de la policía local, quien pretendía a la misma mujer. Debido al peligro, Gil se alejó del lugar y se alistó para pelear en la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870). A su regreso, fue reclutado por el Partido Autonomista para pelear en la guerra civil correntina contra el opositor Partido Liberal, pero desertó. Dado que la deserción era delito, fue capturado, colgado de su pie en un árbol de espinillo, y degollado. Antes de morir, el Gauchito  le dijo a su verdugo que debería rezar en su nombre por la vida de su hijo, que estaba muy enfermo. El verdugo así lo hizo y su hijo sanó milagrosamente. El hombre le dio al Gauchito un entierro apropiado, y, al conocer el milagro, se construyó un santuario, que creció hasta hoy.
La segunda versión cuenta que  Gil era un cuatrero al estilo Robin Hood que se congració con los pobres. Reclutado para combatir en la Guerra de la Triple Alianza, desertó y fue perseguido. Cuando lo capturaron por los delitos cometidos, un comisario estaba a punto de dispararle debajo de un árbol, y el Gauchito Gil le dijo: «No me mates, que ya va a llegar la carta de mi inocencia». El comisario respondió: «Igual no te vas a salvar»,  a lo que Gil agregó: «Cuando llegue la carta vas a recibir la noticia de que tu hijo está muriendo por causa de una enfermedad; cuando llegués rezá por mí y tu hijo se va a salvar, porque hoy vas a estar derramando la sangre de un inocente». En esa época se creía que invocar la sangre de un inocente era milagroso. Al llegar a su casa en Mercedes, el comisario encontró a su hijo enfermo, rezó por él en nombre del Gauchito Gil y su hijo sanó.
En la tercera versión, el Gauchito Gil dirigía un grupo de matones autonomistas que iban de pueblo en pueblo saqueando, robando a los ricos y matando a todo liberal que se cruzara en su camino. Fue capturado por un grupo de hombres del Partido Liberal y degollado cerca de Mercedes.
En la cuarta, se cuenta que huía desesperadamente de las autoridades de Mercedes y al ser acorralado por sus perseguidores, en medio de una tormenta, murió fulminado por un rayo.
Actualmente, el santuario construido en un emplazamiento cercano al lugar de su muerte (ubicada a unos 8 kilómetros de la ciudad de Mercedes) recibe cientos de miles de peregrinos cada año, especialmente el 8 de enero, aniversario de la muerte de Gil. Una de las tradicionales costumbres asociadas a su imagen es que la persona que visita su altar por primera vez deja una cinta roja y se lleva otra “bendecida” por el santo a modo de protección Su tumba está en el Cementerio de la Ciudad de Mercedes.
El culto del Gauchito Gil se ha extendido desde la provincia de Corrientes hacia el resto del país, observándose a lo largo de caminos urbanos y rurales, santuarios dedicados a su figura, caracterizados por poseer banderas y cintas rojas.
Fuera del país hay santuarios en Chile, en la carretera Austral (Región de Aysén), en Uruguay en la ciudad de Mercedes, y en las afueras de la ciudad de BarcelonaEspaña, en el km 5,5 de la ruta BP-5002.


-La mansión de los eternos enamorados (Corrientes)

Una verdadera tragedia náutica ocurrió el 4 de junio de 1922, cuando conocidas y destacadas personas de la sociedad correntina de la época, murieron en un tremendo incendio ocurrido a bordo del  “Villa Franca”, vapor que se dirigía a las Cataratas del Iguazú surcando el río Paraná. Allí viajaban  los recién casados Ana María Reguera y Fernando Pampín, y la hermana de Ana María, Celestina. Las jóvenes eran hijas del conocido estanciero Ernesto Meabe.
El enlace de la pareja se llevó a cabo en la iglesia de La Merced y los padres ofrecieron luego una pomposa fiesta. Los novios durmieron esa noche en la quinta Pampín, ubicada en las afueras de la ciudad de Corrientes. Algunas supersticiones populares dicen que los casamientos llevados a cabo en días de lluvia traen desgracias a los contrayentes, y justamente el matrimonio Pampín-Meabe se concretó en una jornada de intensas precipitaciones. Pero, además de esto, hubo otro hecho premonitorio: los recién casados descubrieron al llegar a la quinta Pampín, que, por error, habían llevado otras llaves, que eran del panteón familiar, por lo que hubo que forzar la puerta para poder entrar. Un trágico augurio que habría de cumplirse al pie de la letra.
Ernesto Meabe había hecho construir  una residencia suntuosa y enorme para que habitaran los novios. La casa estaba ubicada en la calle 25 de Mayo, entre La Rioja y San Juan, y nunca se llegó a utilizar como residencia familiar. Vecinos y circunstanciales testigos aseguran que en el edificio, que a lo largo de los años fue usado para distintos fines, más de una vez fue vista la figura de la novia doliente transitando los pasillos e, incluso,  atravesando las paredes y saliendo por la actual calle La Rioja. Los correntinos llaman a esta aparición la novia eterna, y a la suntuosa residencia, la mansión de los eternos enamorados.

Hasta aquí, amables lectores, todo lo que tenía para ofrecerles hoy. Cumplida mi tarea, me despido de ustedes con un pensamiento de Ruben Darío: "La vida es misterio; la luz ciega y la verdad inaccesible asombra."

Buenas tardes.

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