sábado, 17 de junio de 2023

MISTERIOSA ARGENTINA XII


MISTERIOSA ARGENTINA XII

"Sólo el misterio nos permite vivir. Sólo el misterio."
Federico García Lorca

Buenas tardes, mis queridos. He aquí una nueva entrega de "Misteriosa Argentina". Disfruten.


-El Castoral (Simoca, Tucumán)

El Castillo de El Castoral se encuentra muy cerca de la confluencia de los ríos Salí y Colorado, en una zona conocida como La Junta, en Simoca, provincia de Tucumán. Se lo llamó El Castoral porque fue construido en un campo sembrado con tártago (también conocido como castor) con cuyas semillas se elaboraba aceite.
Cuenta la historia popular que el acaudalado suizo-alemán Otto Ruckhaeberle lo construyó en 1912 por pedido expreso de Inés Beruti, una hermosa mujer que se lo había reclamado como prueba de amor. Y que el europeo desapareció unos años después cuando aquella dama, decepcionada con la vida en los campos sudamericanos, lo abandonó.
Por supuesto, esta no es la única versión conocida de la historia de el castillo. Pedro Oscar "Rory" González,  ex funcionario municipal de Simoca y estudioso de las tradiciones y leyendas de la zona, tiene otra mirada de los hechos: "La historia del castillo comenzó cuando don Otto compró el campo de 580 hectáreas. Decidió construir ahí una casa cómoda. Trajo los mejores materiales desde Europa e hizo levantar una casona que parecía un castillo. Se dice que en sus frecuentes viajes conoció a una mujer de la noche (Beruti) de la que se enamoró y que ella le pidió, como condición para venirse a vivir a Tucumán, una casa que estuviera cerca de la confluencia de dos ríos. Don Otto ya tenía una chalet con esas características.”
La fiesta de inauguración de El Castoral fue suntuosa y duró tres días. Los invitados y las incontables cajas de champagne llegaron en tren a Río Colorado y fueron llevadas hasta  el castillo en break (carruaje), relata González: "A don Otto le gustaban las fiestas y comenzó una etapa de celebraciones y lujuria que sorprendió a la gente de la zona, pero en 1914, asediado por las deudas con un banco, desapareció y no se volvió a saber de él. Una hija suya, que vivía en José Colombres al 100, en San Miguel de Tucumán, me contó que sólo recibió un cuadro como herencia.”
Los lugareños aseguran ver salir una luz extraña desde el castillo  que se dirige al cementerio, que pocos minutos después vuelve a El Castoral. El cuidador del edificio contó, más de una vez, que por la noche  escuchaba el deambular de Otto Ruckhaeberle por las instalaciones del castillo.


-Martina Chapanay (Mogna, San Juan)

Martina Chapanay fue una guerrillera que actuó en las guerras civiles argentinas del siglo XIX. Era hija de un cacique huarpe y nació en la provincia de Córdoba del Tucumán (Virreinato del Río de la Plata), en 1800, en las Lagunas de Guanacacheprobablemente en el actual territorio de la actual provincia de San Juan. Murió en 1887. El nombre "Chapanay", proviene del idioma huarpe milcayac: Chapac nay que significa "zona de pantanos".
Entre otras hazañas, se distinguió por haber vengado la muerte del caudillo riojano Ángel “El Chacho” PeñalozaLa tumba de Martina Chapanay se encuentra en Mogna, detrás de la iglesia erigida en honor a Santa Bárbara, bajo un añoso algarrobo y con algunas flores de plástico desteñidas por el tiempo. Una gran cruz de cemento pintada de blanco, de la que cuelgan algunos rosarios de promesantes, y un cartel de madera con su nombre indican que allí descansan los restos de la leyenda. El lugar es centro de devoción popular para los habitantes de Mogna porque Martina compartía el fruto de sus robos con los más humildes. 


-El Pombero (Noreste Argentino)

El Pombero es un ser mitológico, muy popular en Paraguay, en ciertas partes del sur de Brasil, y en zonas argentinas como Misiones, Corrientes y Entre Ríos. Este ser gusta de acosar y violar mujeres, asesinar a quienes deterioran innecesariamente la naturaleza, y castigar a los que osan pronunciar su nombre en voz alta o le faltan el respeto imitando su escalofriante silbido.
El Pombero es una especie de hombrecillo pequeño, feo, fuerte, moreno, muy peludo, de brazos largos y manos enormes, codos y rodillas sin articulaciones (por lo cual hace movimientos toscos y grotescos), piernas cortas con pies invertidos que desorientan a quien intenta rastrearlo y un enorme miembro viril para abusar carnalmente de las mujeres. Lleva sombrero de paja y ronda por los bosques y suele refugiarse en casas u otras construcciones abandonadas para descansar.
En la actualidad, y sobre todo en el campo, muchos afirman tener experiencias que delatan la presencia del Pombero: ramas que se mueven sin motivo, ruidos de animales que no se ven o animales de granja que se dispersan sin motivo aparente.
Jorge Alberto Martínez, argentino que investigó sobre la vigencia de la creencia en el Pombero, cuenta lo siguiente: “Lo cierto es que además, dicho mito, sigue en este año 2000, existiendo y no sólo entre la gente sin estudios, sino incluso entre estudiantes universitarios a los que he analizado. Hace menos de un mes, a uno de ellos le referí la historia del Pombero como un mito, y se ofendió, diciéndome que él mismo lo había visto y que así como embaraza a las mujeres, con los hombres puede ser un juerguista insoportable o un aliado valioso, tanto en las cosechas como en sus propias relaciones con las mujeres. La sensación que me transmitió del Pombero fue tan vívida, que por poco me lo creí. Creo que un error que a veces podemos cometer es pensar en los mitos como en algo que pasó, no como algo viviente, que hoy en día sigue sustentándose a partir de experiencias como las que acabo de relatar (…). Si bien mi conocimiento del Pombero comenzó hace casi 20 años a través de una empleada doméstica paraguaya, cuando me fui internando en la cultura de ese país por otros fines, descubrí que tiene una presencia casi tan importante como el Espíritu Santo dentro de la mitología católica.”
Los lugareños suelen dejarle ofrendas como tabaco, caña, miel o vino para que cuide los lugares de malvivientes y tragedias. 


-El Almamula (Santiago del Estero)

El Almamula (Alma Mula), también conocida como la Mulánima (Mula Ánima), es un ser mitológico de Santiago del Estero.
Según cuenta la leyenda, el Almamula era una mujer sin moral, que cometió incesto con su hermano y su padre, y hasta tuvo relaciones sexuales con el cura del pueblo, sin arrepentirse nunca de ello. En castigo por su licenciosa conducta, habría sido maldecida por Dios, quien la convirtió en una mula de color plomizo que arrastra unas pesadas cadenas.
Se dice que el Almamula vaga por las noches en lo espeso de los montes y recorre los alrededores de las poblaciones en días de tormenta. Da gritos que hielan la sangre de quien los escucha, debido a que va arrastrando un freno que le produce un gran dolor cuando ella pisa sus riendas. Según se dice su viaje termina en la puerta de la iglesia del pueblo más cercano, desde donde emprende nuevamente su carrera largando fuego por los ojos y la boca. Las cadenas que arrastra el Almamula representan el peso de sus pecados. Se dice que si algún varón, venciendo el miedo, logra sofrenarla, su alma por fin será redimida y podrá ascender al Cielo.
Vecinos de diferentes barrios de Santiago del Estero aseguran escuchar de madrugada gritos escalofriantes que adjudican al Almamula.



-Instituto Saturnino Unzué (Mar del Plata, Buenos Aires)

El Instituto Saturnino Unzué es un edificio que funcionó como un asilo para huérfanos, ubicado en la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, declarado Monumento Histórico Nacional en 1997. Actualmente depende de la Secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
En 1910, las hermanas Concepción Unzué de Casares y María de los Remedios Unzué de Alvear ordenaron la construcción del edificio, dedicado a la memoria de su padre, Saturnino Unzué. La obra estuvo a cargo del arquitecto francés Louis Faure-Dujarric. Su constructor fue Mauricio Cremonte. En 1911, las hermanas donaron el edificio al estado nacional.
El 9 de marzo de 1989 se declaró al Oratorio como Monumento Histórico Nacional. En 1990, el asilo fue declarado de Interés Turístico por la Secretaría Nacional de Turismo, y dos años después fue decretado Monumento Histórico Provincial. El 16 de mayo de 1997 la totalidad del edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Ruidos estridentes provenientes de la nada, carcajadas perdidas de chicos que ya no están, escalofriantes lamentos de una mujer y el fantasmagórico llanto de un bebé, son algunas de las manifestaciones paranormales que pueden percibirse en el Instituto Saturnino Unzué.
En su rol de asilo, el Unzué abrió sus puertas en 1912, casi al año de culminada la obra concebida en el estilo neobizantino que se convirtió en un emblema arquitectónico de Mar del Plata. El lugar acogió a chicas huérfanas y procedentes de familias pobres, y a muchachas de la alta sociedad embarazadas tras haber cometido un desliz sentimental.Los embarazos no deseados eran mantenidos en secreto por las familias, que justificaban las ausencias de sus hijas con supuestos viajes a Europa. Después de dar a luz, las mujeres volvían a sus casas y sus hijos eran olvidados y criados en la institución junto a los otros huérfanos. 
Si bien para los psíquicos e investigadores de situaciones paranormales estos sucesos dolorosos pueden dar fácilmente lugar a registros de memoria impregnados en las paredes de la construcción que se materializan en los fenómenos apuntados, un hecho acaecido en 1927 es considerado también como disparador importante de las anomalías registradas en el Unzué. Al parecer, un capellán del asilo sedujo a una de las novicias, que quedó embrazada. Para evitar el escándalo, la novicia fue encerrada en los túneles del asilo. Otra versión de la historia tiene como protagonista a un chofer del instituto que violó a la religiosa.

Hasta aquí, esta nueva entrega de "Misteriosa Argentina". Me despido de ustedes con un pensamiento de Henri-Frédéric Amiel: "El misterio nos asedia, y justamente lo que vemos y hacemos todos los días es lo que oculta la mayor suma de misterios."


Buenas tardes.


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