lunes, 23 de junio de 2014

LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: LA SIRENITA


LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS INFANTILES: LA SIRENITA

"Ten cuidado con tus sueños: son la sirena de las almas. Ella canta. Nos llama. La seguimos y jamás retornamos."
Gustave Flaubert

Buenas tardes, mis queridos. Aquí estoy nuevamente para ofrecerles una nueva interesante de la saga “Las verdaderas historias detrás de los cuentos infantiles”, esta vez dedicada a “La Sirenita”.


LA SIRENITA

"La sirenita" ("Den lille Havfrue") es un cuento de hadas del escritor y poeta danés Hans Christian Andersen, famoso por sus historias para niños. Fue originalmente publicado el 7 de abril de 1837.


EL MITO DE LA SIRENA

El mito de las sirenas, se originó durante la civilización Helénica, y, en un principio, se las representó como seres híbridos con rostro o torso de mujer y cuerpo de ave, que habitaban en una isla rocosa. A partir de la Edad Media adquirieron apariencia pisciforme: hermosas mujeres con cola de pez en lugar de piernas que moraban en las profundidades. En ambos casos se les atribuía una irresistible voz melodiosa con la que atraían fatalmente a los marineros.
Distintos relatos las hacen descender de los dioses fluviales Aqueloo (una versión las hacía proceder de su sangre cuando ésta fue derramada por Heracles) o Forcis, sea sin intervención femenina o con la de las musas EstéropeMelpómene o Terpsícore, relacionadas con el canto y el baile. Su número es  impreciso. Los nombres registrados incluyen Agláope (la de bello rostro), Telxiepia (de palabras aclamantes) o Telxínoe (deleite del corazón), Pisínoe (la persuasiva), Parténope (aroma a doncella), Ligeia (empleado luego por Edgar Allan Poe para el célebre cuento homónimo sobre una mujer de mortal belleza), Leucosia (ser puro), Molpe (la musa), Radne (mejoramiento)Teles (la perfecta). En ocasiones se les atribuye el uso de instrumentos musicales como la flauta o la lira además de la voz.
La leyenda cuenta que, cegadas por la vanidad, retaron a las Musas a una competencia de canto, que perdieron, por lo que perdieron sus alas y se vieron condenadas a vagar por las costas con pesados instrumentos musicales. Los romanos consideraban a las sirenas como descendientes del dios Tritón y la Ninfa Anfitrite.
Las primeras historias conocidas sobre sirenas aparecieron en Asiria, antes del 1000 AC. El hecho de representarlas con medio cuerpo de pez se debe a la leyenda referida por Diodoro Sículo en la que Derceto ofendió a Venus, por lo que la diosa hizo que se enamorara de un pastor. De este amor nació una niña, Semíramis, que llegó a ser reina de Babilonia. Después de nacer su hija, también por obra de Venus, Derceto dejó de amar a su esposo. Llena de ira, abandonó a su hija, hizo matar al hombre a quien había amado y se arrojó al agua dispuesta a suicidarse, hecho que fue impedido por los dioses. Así se originó su morfología anfibia. La diosa Derceto es muy similar a Atargatis la diosa siria con forma de sirena a la que se le consagraban los peces. La diosa fue adorada en templos en los que había grandes estanques, y, puesto que era la deidad que gobernaba los mares, sus sacerdotes solían vender licencias de pesca a los marineros.
Las sirenas se consideraron en el folclore británico como presagios de mala suerte. Podrían nadar incluso en agua dulce, llegar hasta los ríos y lagos y ahogar a sus víctimas. Es muy conocida en Gales la historia de Dahud, la princesa de Caer Ys, una ciudad que, debido a sus pecados, fue condenada por los dioses a ser tragada por las olas. Cuando el padre de Dahud escapaba, su hija cayó al mar, y allí sigue desde entonces, transformada en una sirena, nadando entre las ruinas de Caer Ys. Otra leyenda muy popular en Gales es la de Murgen, que cuenta que en el siglo VI, una sirena fue capturada en norte de Gales. Fue bautizada y se le enseñó la lengua nativa. Se dijo que no era pez porque cosía y hablaba, pero no era mujer porque podía vivir bajo el agua. La sirena figuró como una santa en ciertos almanaques antiguos, bajo el nombre de Murgen que quiere decir mujer que viene del mar.
En Irlanda a los sirénidos los llaman merrows. Creen que el número de hembras es superior al de los machos, aunque estos son más feos que sus compañeras: el merrow masculino posee dientes puntiagudos y rostro semejante a un cerdo. Todos los merrows se caracterizan por las membranas de sus manos, su hostilidad hacia los humanos y sus prendas mágicas, que les permiten atravesar cualquier corriente oceánica. Todo hombre o mujer que le roba la prenda a un merrow tiene poder sobre él, y en muchos relatos, varios hombres esconden estas prendas obligando a las hembras a casarse con ellos. Los hombres ganan así esposas bellas y ricas (debido a los botines que las sirenas obtienen con los naufragios), pero si la esposa merrow recupera su prenda, la llamada del mar será tan fuerte que acabará abandonando a sus hijos y a su marido.
En la mitología escocesa, hay una sirena llamada Ceasg o doncella de las olas. La parte inferior de esta sirena es la de un salmón. Se dice que a aquellos que la capturan les concede tres deseos para que la devuelven al agua, pero si un hombre se enamora de ella, lo seduce y lo arrastra a las profundidades. Famosos son también en Escocia las selkies, hadas marinas que en el mar adoptan la forma de focas, pero al llegar a la tierra se deshacen de sus pieles para adquirir aspecto femenino. El hombre que quiera una esposa selkie sólo tiene que robarle la piel de foca, pero si ella encuentra la piel, volverá al mar para siempre. La leyenda cuenta que los hijos nacidos de la unión de hombres y selkies tienen membranas que unían los dedos de sus pies o sus manos.
En algunos cuentos antiguos chinos, las sirenas son una especie cuyas lágrimas se convierten en perlas preciosas y pueden tejer un material muy valioso que no sólo es ligero sino también hermoso y transparente. Debido a esto, los pescadores siempre buscaban atraparlas, pero el canto de las sirenas lo dificultaba. En otras leyendas chinas, las sirenas son unas criaturas maravillosas, hábiles y versátiles y estaba mal visto que los pescadores quisieran capturarlas.
Las historias de sirenas también son muy famosas en la península Ibérica, donde hay una gran cantidad de relatos acerca de mujeres-pez que seducen a los marinos, aunque en otros, estas ninfas son totalmente benevolentes.
Es famosa en Cantabria la historia de La Sirenuca, una sirena que antes fue humana. Su madre, harta de que la desobedeciera para ir a los acantilados, gritó "Permita Dios que te vuelvas pez", y así sucedió. Desde entonces, alerta con su canto a los marineros de que se acercan peligrosamente a los acantilados. Esta es una de las pocas sirenas benévolas de la mitología europea.
En el País Vasco son muy populares los seres mitológicos llamados Itsaslaminak, que en castellano significa Lamias del mar. También se les llama Arrainandereak (mujeres-pez). En lugar de piernas o pies palmeados de pato como toda Lamia de las montañas vasco-navarras, poseen una larga cola de pez. Igual que las otras Lamias, las Itsaslaminak peinan sus cabellos con peines de oro de los que dependen totalmente. Quien quiera dominarlas puede robarles el peine, aunque eso las enfurece, pudiendo ahogar al ladrón o traer mal tiempo a las costas. Sin embargo, no siempre son malas y a veces se enamoran apasionadamente de los marineros que rondan por las costas vascas.
En la mitología extremeña también hay sirenas, pero éstas viven en los ríos, de los que salen para ahogar a los hombres después de seducirlos con sus cantos. Se cree que hay una sirena que nada por las aguas del Tajo en Garrovillas, y otra que cada noche de San Blas, sale de la fuente de Luná en Usagre para atraer y ahogar a sus víctimas.
En la mitología gallega existe la leyenda de Marina o Marinha, que fue rescatada o rescató al duque Don Froilaz del tormentoso mar de Finisterra. A diferencia de otras, Marinha es una sirena buena y hermosa que se enamora perdidamente de Don Froilaz y éste de ella. Los dos tienen un hijo al que llaman Xoan y es el origen del Linaje Mariño.
Actualmente, se cree que las historias que dieron por sentada la existencia de las sirenas nacieron a raíz de observaciones por parte de los navegantes y marinos de ciertos animales que se recuestan en las rocas, como los manatíes, que se asemejan mucho a figuras humanas.

UN AMOR NO CORRESPONDIDO Y MUCHO DOLOR

La película de Walt Disney “La Sirenita”, estrenada en 1989, relata la historia de la pequeña Ariel, una joven y adorable sirena que se enamora de un príncipe humano. Para poder conquistarlo, hace un trato con Úrsula, la bruja del mar, quien a cambio de su voz, convierte su cola por un par de piernas. Como condición, la bruja exige que, al cabo de tres días de convertida en humana, Ariel reciba un beso del verdadero amor. De lo  contrario, será condenada a vivir como pólipo en la cueva de Úrsula, sin recuperar jamás su maravillosa voz.
Todo parece marchar sobre ruedas y Eric, el príncipe, está a punto de besar a Ariel. Pero aparece en escena Vanesa, que no es otra que Úrsula disfrazada de humana. Y la cosa se complica. Al final, Ariel recupera su voz y Eric comprende que es a ella a quien ama. Y la bruja tiene su merecido.
El cuento original, es de un carácter mucho más lúgubre, la Sirenita también entrega su voz a cambio de conseguir su forma humana para intentar enamorar al príncipe, con la diferencia de que esta vez no lo consigue. Persuadida por sus hermanas, la joven sirena está a punto de asesinar a su amado, ya que se supone que al matarlo podrá recuperar su cola y volver al mar. Pero a último momento se arrepiente. Deja vivir al príncipe y se arroja al océano, donde muere, convertida en espuma.
Andersen introduce en su historia el factor del dolor en la transformación de la sirena, un aspecto que Disney omite completamente. La joven sufre muchísimo cuando su cola se fragmenta para dar lugar a un par de piernas y, una vez convertida en humana, siente que, al caminar, pisa constantemente una alfombra de cuchillos puntiagudos lo suficientemente afilados para hacerle sangrar los dos pies.


UNA HISTORIA DE AMOR HOMOSEXUAL

El escritor Hans Christian Andersen, poco atractivo físicamente, se enamoró a menudo de mujeres inaccesibles para él y muchos de sus cuentos se interpretan como alusiones a sus fracasos sentimentales. La más famosa de las mujeres que amó sin suerte fue la soprano Jenny Lind. Su pasión le inspiró el cuento El ruiseñor, y contribuyó a que la apodaran la ruiseñor sueca. Andersen solía mostrarse tímido con las mujeres y tuvo serias dificultades para declararse a Lind. Lo hizo por carta cuando la cantante tomaba un tren para realizar un concierto. Sus sentimientos no eran correspondidos, ya que ella lo veía como a un hermano, como expresó en una carta de 1844: “Adiós… que Dios proteja a mi hermano es el sincero deseo de su afectuosa hermana, Jenny”.
Otro amor no correspondido de la juventud de Andersen fue una chica llamada Riborg Voigt. Se encontró una bolsita que contenía una larga carta de Riborg junto al pecho de Andersen cuando el escritor murió.
Otras decepciones amorosas fueron Sophie Ørsted, la hija del médico Hans Christian Ørsted, y Louise Collin, la hija menor de su benefactor Jonas Collin.
Andersen también se sintió atraído por varios hombres, entre ellos Carlos Alejandro, el joven heredero del Ducado de Sajonia-Weimar-Eisenach, y el bailarín Harald Scharff. Pero fue Edvard Collin quien inspiró su cuento “La Sirenita”, escrito cuando Collin decidió casarse.
Los estudiosos coinciden en que Hans Christian Andersen era bisexual. Escribió muchas cartas íntimas a su amigo Collin, pero envió sólo algunas de ellas. Una de estas cartas dice: “Languidezco por ti como por una joven calabresa... mis sentimientos por ti son como los de una mujer. La feminidad de mi naturaleza y nuestra amistad deben permanecer en secreto”. Collin, por su parte escribió en sus memorias: “No me encontré capaz de responder a su amor, y eso le causó mucho sufrimiento”.
En 1836, bajo la presión de su familia, Edvard Collin contrajo matrimonio. Andersen escapó a la Isla de Fyn en el momento de la boda, y allí escribió una melancólica historia que luego le enviaría a su amor platónico: un cuento de hadas sobre una sirena víctima de un trágico amor no correspondido. Esa fue su forma de de expresar lo que sentía ante la imposibilidad de tener el amor de Collin, igual que la sirena no puede tener el amor de un hombre humano. La sirena sin voz es una triste metáfora de la imposibilidad de contarle al mundo sus sentimientos.
“La Sirenita” es una de las más tristes cartas de amor de todos los tiempos.


EL TRASTORNO POR ACUMULACIÓN

En el blog Psicología y Mass, la Licenciada en Psicología Sara Fernández asegura que, a pesar de que siempre se relacionó a la Sirenita de Disney con el Síndrome de Diógenes, por su costumbre de guardar objetos de todo tipo aún ignorando su utilidad, no es este el diagnóstico que debería recibir, sino el de Trastorno por acumulación.
El Trastorno por acumulación, un trastorno relacionado con el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), se define por la dificultad de una persona para deshacerse de cosas, sin reparar en el valor real de esos objetos. Una persona con este trastorno, siente una tremenda necesidad por guardar los objetos y un gran malestar cuando tiene que deshacerse de ellos. Además, la acumulación provoca el desorden o la congestión de zonas destinadas a la vivienda o dificultan su uso. Suele aparecer entre los 11 y los 15 años, la edad aproximada de Ariel. Es un trastorno considerado crónico, y cuya gravedad va aumentando a medida que transcurren los años.
El trastorno por acumulación se ha confundido en numerables ocasiones con el Síndrome de Diógenes, un término muy extendido para referirse a las personas que acumulan basura u objetos innecesarios en sus casas. Sin embargo, el Síndrome de Diógenes, es un desorden de la conducta que se produce generalmente en personas que sufren además algún deterioro cognitivo, como pueden ser algunos casos de demencia. Aunque podemos encontrar una acumulación de objetos, no es su principal característica. Las características principales del Síndrome de Diógenes son el aislamiento, el abandono del cuidado personal y el rechazo a cualquier tipo de ayuda.


EL SÍNDROME DE SIRENA

La sirenomelia, también conocido como síndrome de sirena, es una malformación congénita muy poco frecuente, cuya principal característica es la fusión de las piernas, que toman la apariencia de la cola de una sirena.
Esta condición puede ser encontrada en aproximadamente uno de cada 100.000 nacidos vivos​ (condición tan rara como los siameses) y usualmente es fatal a uno o dos días después del nacimiento debido a complicaciones asociadas al desarrollo y funcionamiento del riñón y la vejiga urinaria. Más de la mitad de los casos resultan en muerte fetal, mientras que como condición, es 100 veces más probable que ocurra en gemelos idénticos que en nacimientos de un sólo bebé o mellizos.

Hasta aquí, amables lectores, todo lo que tenía para decir acerca de "La  Sirenita". Me despido de ustedes con una poema de Mario Benedetti:


SIRENA

Tengo la convicción de que no existes
y sin embargo te oigo cada noche
te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra
del infinito mar viene su asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo
tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mi sueño para luego.

Buenas tardes.

Ilustración 1: Dorothy Lathrop
Ilustración 2: Ivan Bilibin 
Ilustración 3: Katie Thamer Treherne
Ilustración 4: John Patience
Ilustración 5: Autor desconocido
Ilustración 6: Walt Disney
Ilustración 7: Wanda Zeigner-Ebel

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