miércoles, 22 de agosto de 2018

DESEARÁS NO HABER VISTO ESTA PELÍCULA (PORQUE QUE TE LA CUENTEN ES MUCHO MEJOR)


DESEARÁS NO HABER VISTO ESTA PELÍCULA (PORQUE QUE TE LA CUENTEN ES MUCHO MEJOR)

“Todo el mundo sabe que si tienes un hermano vas a luchar.”
Liam Gallagher

Ya les he comentado alguna vez, amables lectores, que mi amiga del alma y yo somos un poquito fans de Pampita. Un poquito, nomás. Pero parece que ella es más fan que yo, ya que decidió invertir valioso tiempo de su vida en zamparse sin culpa "Desearás al hombre de tu hermana", el calenturiento debut cinematográfico de la morocha de General Acha.
Como yo jamás me atrevería a tanto, mi amiga, generosa como pocas, me contó la película. Mejor dicho, la mitad de la película. Porque hasta ahí llego. Y el relato fue tan conmocionante que no pude resistirme y aquí estoy, compartiéndolo con ustedes. No sin antes prevenirlos, como corresponde: lo que sigue está lleno de spoilers y lenguaje adulto. Pasen y lean.

-¿Te conté, Ra, que vi la película de Pampita? Bah, media película. Es una cosa sin pies ni cabeza.
-Contame, total yo no la voy a ver.
-¿Segura?
-Segurísima.
-Bueno, empieza con dos nenas que están mirando la tele, creo que “Bonanza”, y la que es Pampita cuando era chica se monta a un almohadón y se pone a cabalgar. Y dale, y dale, y dale, y al final tiene un orgasmo, y se cae como desmayada, y la madre la lleva al hospital y le diagnostican epilepsia. Y ahí aparece la voz de ella en off contando cómo fue la primera vez que tuvo un orgasmo.  Y después aparece la hermana ya grande, que se está por casar, parece que es la década del ’70, y la madre le da unas grabaciones de la hermana, que grababa todo porque con los remedios para la epilepsia se olvidaba de las cosas. Bueno, la hermana se casa y Pampita llega a la fiesta a caballo con el brasileño que hacía de Moisés y el caballo caga en el medio del salón.
-¿Entra al salón con el caballo?
-Sí. Pero volvamos a las grabaciones. En las grabaciones Pampita cuenta cosas eróticas. Como cuando conocieron a unos negros en la playa. Estaban las dos chicas adolescentes en bikini y la madre, que es la Frigerio, haciendo topless, y aparecen dos negros. Uno muy potable, el otro nada que ver. El lindo se lo queda Pampita y el otro, la hermana. Entonces ahí se ve que las dos de jovencitas están en una habitación, que es como el comedor. Está Pampita de este lado y la hermana pelotuda del otro lado. El tipo que está con Pampita la está pasando bárbaro: que sí, que sí, no sé cuántas cosas, al tipo se le dan vuelta los ojos. Y la otra, pobre, con el tipo con el que está la está pasando mal: el tipo se queja, que me duele, que me pica, que me arde. Pero, ¿qué le estaba haciendo, se la estaba masticando, boluda? Tampoco es ninguna ciencia. Es una ridiculez el papel que le dieron a la pobre piba, decime la verdad. Bueno, ¿qué hace la piba? Se enoja porque el otro la está pasando bomba, se levanta, se va delante de la estufa (encima no entiendo la parte en la que es verano y tienen la estufa encendida, otra cosa que no entiendo), apoya la mano y se la quema. El negro se queda, pobrecito; claro, el otro la pasó bomba y él se quedó como un pelotudo, todo enojado. Entonces viene la hermana y va y le escupe la mano quemada. Y la piba empieza a gritar: “¿Ay, qué es esto, qué es esto?” ¿Y qué va a ser, mamita? ¿Qué va a ser? Bueno, ahí pasan a otra cosa. ¿Qué muestran? A Pampita con toda su parsimonia… que, a todo esto, no es Pampita, es la joven, es otra actriz, se ve que ella no quiso hacer ese papel, ¿entendés? Porque, claro, es un papel fuerte. A mí, la verdad, me desagradó.
-Ella cuenta lo de los negros.
-¿Cómo cuenta lo de los negros?
-En las grabaciones, digo.
-¡Claro! Ella cuenta lo que pasa con los negros porque siempre es con los negros. Siempre son los dos mismos negros. Que no sé de dónde los sacaron. Porque encima eran hermanos, pero se ve que eran hermanos, no sé, vinieron en el mismo barco, porque uno era alto, flaco…
-Como Schwarzenegger y Danny DeVito…
-Obviamente, ¿entendés? Después aparece una escena en el parque donde está el padre, que se había muerto en le pileta y fue el primer hombre desnudo que la hermana de Pampita vio cuando era chiquita, y otra vez aparecen cuando son adolescentes con los negros. Y claro, pobrecito, el negro, el gordito, no pega una. Está en bolas ella, pero, ¿por qué? ¿Por qué tenés que mirar a tu hermana en lugar de enfocarte en el negro? Otra vez lo mismo: la chica  no quiere mantener relaciones y no sabe qué inventar. Ya en la película habían dicho: “Porque ella tiene un problema, porque ella no siente nada”. Pero vos no sabés por qué no siente nada. ¿Por qué no siente nada? Porque cuando llega el momento en el que tiene que tener algo porque ya no puede estirarla más y el negro no quiere estirarla más,  se acerca a la estufa (otra vez en verano, porque la piba está en bikini, ¿qué carajo hace la estufa prendida?), agarra un carbón y zas, se quema. Entonces la piba está ahí, puede hacer cualquier cosa menos eso, pero para qué si la boca tampoco la puede usar porque al pibe lo lastima. No sé, debe tener brackets, aunque en esa época no sé si existían.  
-¿Pero qué, se quemó la argolla la mina?
-Sí, la argo... No, la vulva. ¡Le dijo la madre que se llamaba vulva no argolla! No puede ser tan, tan… no tengo ni cómo calificarla la situación.
-Y, no, la verdad que no.
-No tengo ni cómo calificar la película, te juro por Dios. Y yo la verdad la seguí mirando porque dije ahora empieza, ahora tiene algo. A todo esto el que escucha las grabaciones es el cuñado de Pampita. Un asqueroso el tipo.
-Y el tipo ahí se entera que la mujer no la sabe chupar y que la otra es un avión.
-Exactamente, me sacaste las palabras de la boca. Yo, la verdad, no concibo una situación como esa. Entonces está esta chica, la Antonópulos adolescente, con el negrito, pobrecito, que le dice: “Ya se termina el verano, ya nos tenemos que ir, y no la pude usar, no la pude usar”. Con otras palabras más artísticas, pero más o menos le dice eso. Entonces ella le dice: “Bueno, pero yo te voy a dar un premio, cerrá los ojos”. La piba le entra a dar un beso y ¿quién aparece en la escena? Pampita. ¿Y Pampita dónde va? Zas, al pesebre. No, al pesebre no, al familiar, al apellido (N. del A.: familiar y apellido son los nombres con los que mi amiga se refiere comúnmente a las partes masculinas). Y la otra está ahí. Y el pibe, claro, se queda piola, no lo puede creer, aprendiste dijo, porque, claro, Pampita parece ser que era un as, por la cara de los dos negros era un as. Bueno, qué sé yo y qué sé cuánto, y la otra pelotuda no se aguanta y va y le encaja un beso. Y el pobre negro se da cuenta de que no era su novia la que estaba abajo, era la hermana. Yo no entiendo eso. Está bien, la madre era re liberal, les daba anticonceptivos, les decía que era la pastilla del amor… Sí,  la madre súper liberal, pero me parece que estaba medio loca. Pero bueno, como la otra no sabía, ésta va y se lo hace al negro, ¿para qué? Para dejar bien a la hermana. Encima la de ojos claros le tiene bronca a la que viene a ser Pampita, porque Pampita sabe y ella no sabe. Pero la hermana le hace la gamba y la boluda va y se hace ver como que no es ella. Entonces, está enfermita también la piba.
-Y, si la piba se quemó  ahí abajo alguna tara tiene, mamita.
-Está bien que la madre muy sana no es. Pampita muy sana no es: está grabando las cosas porque se olvida. Pero después le dice a la madre que ella no es epiléptica, que ella toma la medicación pero no es, y la madre se hace la boluda. No sé por qué la madre la empastilla. Sinceramente la madre es más pirada que las dos pibas, pero yo no entiendo esa cosa, me pareció muy chocante, me pareció una cosa fea. No es una cosa que vos la veías y era algo armonioso. Aparte era mucha información, las cosas, la escenografía, muy ‘70s. Mucha información. A mí me distraían las cosas que había alrededor porque, imagínate, pasaban, que sé yo, un frasquito…
-Y, sí, a esta altura de la vida te llama más la atención el frasquito…
-Yo quería ver la cara de Pampita, pero era otra piba. Se ve que Pampita no lo quiso hacer eso.
-Pero, bueno, no pueden poner a Pampita de 40 años a hacerse pasar por ella cuando era joven.
-Sí, Ra. Pero era más la Pampita joven que la Pampita de ahora. La Pampita de ahora era pura cara, puro cuerpo en la cama. Porque como Pampita está medio drogada, se empastilla para dormir, parece ser que (como no la vi hasta el final no sé) el cuñado se mete por las noches en la cama de Pampita y mantiene relaciones con ella. Ahora no sé si ella lo sueña  o el tipo se mete. Y se mete como una especie de araña que baja por la ventana. Es muy patético, te juro que me da vergüenza ajena, pero no podía dejar de mirar, boluda. Una persona normal abre la ventana, mete un pie, mete el otro y baja. No. Este metía una mano, metía la otra mano, una pata, la otra y caminaba como una araña.
-¿Quién es el actor?
-Ay, el actor, no sé. Uno que hacía de homosexual en una novela de Paola Barrientos. ¿“Graduados” era?
-No, no sé, yo no miro novelas desde Carlos Mata.
-No, no era “Graduados”.  ¿Quién era el tipo? El que hacía de petisero.
-¿De qué?
-De petisero. Cuidaba los caballos de la gente rica de la novela. ¿Cómo era esa novela? ¡Ah! ¡“Viudas e hijos del rock and roll”! Ahí trabajaba el pibe. Trabajó en otras novelas pero yo, la verdad, no me acuerdo. Creo que está haciendo teatro, qué sé yo y qué sé cuánto. Y este pibe cuando se acerca a ella caza la sábana y se la pone en la cabeza. Entonces vos ves algo que parece un alien rojo, porque en general las sábanas siempre son rojas, o creo que son rojas porque me distraían las luces de los alrededores y estaba esperando, no sé, que entrara el marido de ella, que entrara la hermana…
-¿Pampita era casada en la película? ¿Y el marido?
-El marido nunca estaba, imagínate, un boludo, nunca estaba.
-Ah, era el que hacía de Moisés.
-No sé dónde carajo estaba. Por eso te digo que no sé si ella lo soñaba, si lo soñaba él, pero no, porque él le pregunta en un momento qué le parecían las sábanas que él le había mandado preparar y como que Pampita se muestra enojada con el tipo, pero a la vez cuando el tipo entra por la ventana está entregada la mina. ¿Tan dopada podés estar por una pastilla de…? No sé cuáles son las pastillas. No sé. A ver, pará. No me digas que son las pastillas que tomo yo, boluda. ¿El “Tegretol” es para la epilepsia?
-Y, las que yo tomaba para el trastorno bipolar son para la epilepsia.
-Ay, boluda, yo tomo “Tegretol”.
-Mirá, a mí nunca me durmieron tanto.
-Bueno, a mí me tiraban para el costado. La primera vez que las tomé casi me caigo.
-A mí nunca me durmieron tanto, tanto como para que venga un tipo, te garche y no te enteres.
-No, no, no. Se fueron al carajo. La verdad, una película más pedorra, un tiempo perdido. Pero viste cuando te ponés a ver una porquería y querés ver cómo carajo termina. No, no, no. Pero había algo más que era muy patético, muy, muy, me daba… ¡Cómo odio mirar películas cuando me dan vergüenza ajena! Me da vergüenza estar mirando esa vergüenza ajena. No sé cómo explicarte, pero es horrible, horrible. Pero la parte del carbón, la parte esa en la que está mirándola… No es que se concentra en lo que tiene que hacer, mira a la hermana. Claro: la hermana la está pasando bien y ella la está pasando mal. Entonces, ¿cuál es la rivalidad que hay entre esas dos hermanas? ¿Qué una es una pelotuda y la otra la pasa bien? ¿Quién tiene le culpa, el almohadón o los negros? No entiendo.
-O la madre. O el padre. ¿La relación con el padre no la muestran?
-No, porque lo muestran muertito al padre, con todo el apellido afuera, flotando en el agua con sus pelos rubios y los ojos así abiertos, no sé sabe de qué carajo se murió. Evidentemente se habrá muerto de un paro cardíaco porque ahogado no creo. Y la chica, la otra, lo ve. No sé si ella se queda mal porque ve al padre desnudo y murió, supuestamente, manteniendo relaciones con la mamá, o si hay algún otro problema. Pero, ¿la hermana qué culpa tiene? Para odiarla de ese modo.
-Pero yo no te digo la rivalidad con la hermana, pero por ahí la reticencia de la mina a tener sexo.
-Sí, pero el problema lo tiene con la hermana porque la odia.
-Si Pampita fuera tu hermana, ¿no la odiarías?
-Y… calculo que sí, un poco.
-Bueno, boluda, no hay mucho que explicar.
-Yo creo que todo esto se explica si yo miro el final de la película.

Hasta aquí, mis queridos, el medio relato de "Desearás al hombre de tu hermana" que me hizo mi amiga del alma.  Si ustedes consideran que enterarse del final de este engendro es necesario, vayan a Netflix e inmólense. O esperen a que mi amiga se decida a terminar de ver la película y me lo cuente. Prometo una segunda nota con los pormenores.

Sin nada más para decir hoy, me despido de ustedes con unas palabras del gran Rod Stewart: “Mi hermano mayor todavía piensa que es mejor cantante que yo”.

Buenas noches. 

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