miércoles, 1 de noviembre de 2023

LABIOS COMPARTIDOS


LABIOS COMPARTIDOS

“El adulterio es la aplicación de la democracia al amor.”
H. L. Mencken

En uno de mis habituales recorridos por la web terminé recalando, como tantas otras veces, en el sitio Entre Mujeres, donde llamó mi atención una nota sobre un tema recurrente en las publicaciones orientadas al público femenino, virtuales o no: la infidelidad, algo que, evidentemente, preocupa mucho a damas y damitas de todas las latitudes. La nota, surgida de la sapiencia de María Gracia Franco, licenciada en Psicología y docente, especializada en terapia individual y grupal, e intitulada, muy suelta de cuerpo, “¿Qué tipo de infiel sos? Catálogo de engaños en la pareja”, plantea que hay diferentes tipos de infidelidad, basándose en una variedad de parámetros y sin dejar de tener en cuenta la percepción que cada uno de nosotros tiene acerca de lo que se puede considerar una conducta infiel. Hay mucha, muchísima gente, que está convencida de que  si no hubo sexo no hay infidelidad. Para estos vivilllos, los arrumacos no cuentan, y pueden andar besuqueándose con Dios y María Santísima sin un atisbo de culpa. Otras personas, bastante más extremistas, consideran que se puede ser infiel de pensamiento y que tan sólo basta fantasear con  François Arnaud para cometer alta traición. Por último, existe un grupo adicto al histeriqueo, que se dedica a seducir gente compulsivamente, llegando a entablar largas charlas y devaneos amorosos que no consideran infidelidad (pero que, casi siempre, ocultan a sus parejas). Lo cierto es que, en cualquier caso, ante una infidelidad descubierta la fe en el otro suele hacerse añicos. La persona engañada tendrá dificultades en volver a creer, en confiar nuevamente cuando no se cumplió con lo que tenían pactado o convenido, un contrato implícito que consta de reglas que aceptan ambos miembros de la pareja, en donde la exclusividad suele ser un factor común en la mayoría de las relaciones.
Si bien todos los cuernos duelen, y mucho, hoy en día los expertos  aseguran que la infidelidad no es un fenómeno homogéneo, y que existen diferentes tipos y grados. La Licenciada Franco se atreve a dos calificaciones, una breve y una ampliada. Para regocijo de mis lectores y también para que les cueste menos encontrar justificaciones para sus derrapes, paso a desarrollarlas. De nada.

Clasificación breve

* Infidelidad accidental: Con este término se hace referencia a aquella infidelidad que no es esperada ni buscada. Es como una manzana que nos cae en el regazo mientras nos echamos una siestita debajo de un árbol. Algo fortuito. Cosas que pasan. Un ejemplo podría ser un encuentro imprevisto con nuestro amor de la adolescencia entre las góndolas del supermercado chino. Paquete de jabón en polvo va, lata de tomate viene y terminamos en un telo, con toda la mercadería desparramada en el piso. Feo, sí. Pero totalmente inesperado y no buscadoQue parezca un accidente. 

Infidelidad pura: Se da en aquellas personas que engañan frecuentemente a su pareja. Infieles compulsivos.  Engañan por engañar. Son aquellos que no pueden resistirse a un touch and go y le dan a lo que venga, aún a señoras y señores bastante más baqueteados que los propios. Feo, sí. Pero para nada peligroso. El infiel puro no se va a ir con otro/a. Lo suyo es simplemente un hobby.

Aventura romántica: Se refiere a las infidelidades ocasionales que se llevan a cabo simplemente como un escape de la realidad y la monotonía. Encuentros donde la fantasía es tan importante como el sexo. O más. Las aventuras románticas son realmente peligrosas. Empiezan, en general, como chichoneos inofensivos y suelen terminar en catástrofe. Cuando alguien está inmerso en una aventura romántica suele olvidar que la relación monótona que lo obliga a buscar nuevos aires tuvo, alguna vez, visos de aventura romántica.  Y corre el riesgo de meter la pata hasta al cuadril.

Arreglos especiales: Son aquellos acuerdos en donde se permite, por ejemplo, abrir la pareja o se dan separaciones temporales y en esos momentos existe una infidelidad. Los arreglos especiales son pactados por los integrantes de la yunta amorosa por diversas razones. Y son muy respetables.

Clasificación ampliada

En todos los casos siguientes presuponemos que la persona en cuestión está comprometida en algún tipo de relación, en donde existe un vínculo afectivo de cierta exclusividad.

-En cuanto a las relaciones sexuales:

* Infidelidades sin relación sexual: Existen juegos de seducción, besos, abrazos, declaraciones, etc., pero no existe intimidad sexual. Pero igual es infidelidad, no se hagan los burros.

* Infidelidades con relación sexual: Se refiere a aquellas en donde existieron o existen relaciones sexuales.

-En cuanto al grado, tiempo y compromiso afectivo

Infidelidades de pensamiento, fantasías: Ideas o pensamientos que se tienen con un tercero. Lo maravilloso de las infidelidades de pensamiento es lo absolutamente imposible que resulta ser sorprendidos in fraganti y las increíbles posibilidades que nos ofrecen: podemos ser infieles con un Brad Pitt, con un Johhy Depp, con un Leo DiCaprio. Porque si vamos a fantasear, fantaseemos como Dios manda.  Además, en la variedad está el gusto. Seamos infieles con todo el reparto de “Entrevista con el vampiro” sin que las vecinas cuchicheen a nuestras espaldas. ¿No es divino?

* Devaneos amorosos o juegos de seducción: Simplemente existe una seducción constante, sin llegar a concretar nada, más allá del juego de las insinuaciones. Y es algo que está muy de moda en estos días, alimentado por las relaciones virtuales. Hombres cómodamente situados en la Cochinchina tienen largas charlas, jalonadas con piropos y dobles intenciones, con señoras y señoritas que se aburren en Gregorio de Laferrere. Intercambian fotos, cada vez más atrevidas. Se cuentan sus fantasías más calientes. Pero nunca llegan a concretar. Qué quieren que les diga: me parece horroroso. Si me gusta alguien a mí me tira el manoteo. Pero hay gentes de todas las edades que utilizan estos entuertos que no son ni chicha ni limonada para levantar sus alicaídas autoestimas sin tener que pagar psicólogo.

* Infidelidades platónicas: Personas que piensan constantemente en alguien en particular, ocupando gran parte de su día fantaseando con su amante imaginario, sin que exista una relación de amantes en la realidad. Las infidelidades platónicas presentan casi las mismas ventajas que las infidelidades de pensamiento, y alguien un poco despistado podría suponer que son lo mismo. Pero, no. Las platónicas las cometemos siempre con la misma persona.

* Infidelidades de una vez: Se limitan a un único encuentro e incluyen al sexo pago, los encuentros de una noche, los touch and go, etc. Son las que cometen los infieles puros. No suelen desembocar en tragedias griegas por dos motivos. En primer lugar, son consideradas por los perpetradores casi como un deporte: los infieles de una vez no se comprometen jamás sentimentalmente ni se obsesionan con un par de calzones. En segundo lugar, sus parejas oficiales saben con qué clases de bueyes aran y tienen una vaga idea de que sus gallitos picotean en otros corrales. Así que nada los toma por sorpresa jamás.

* Infidelidades esporádicas: Se dan en forma ocasional, con frecuencia baja y sin compromiso afectivo importante. Son esos encuentros entre amantes que se conocen, lo pasan lindo juntos, pero no se obsesionan, ni se  apasionan, ni lloran por los rincones. Algo así como lo que pasa entre  Ellen Burstyn y Alan Alda en “El año que viene a la misma hora”, si eso fuera remotamente posible. Sexo eventual entre amigos entrañables. Qué se yo.

* Infidelidades fijas: Con una misma persona en forma sostenida, pero espaciadas en el tiempo, en general se dan encuentros en donde el principal motivo es sexual. Las infidelidades fijas suelen ser peligrosas. Pueden empezar únicamente con fines sexuales y acabar tomando el bendito rumbo de los tomates.

* Infidelidades plenas o puras: Se mantienen en el tiempo, se comparten salidas, afecto, sexo y existe entre los amantes un vínculo relativamente estable. El principio del quilombo.  Las infidelidades plenas o puras no son el preámbulo de nada bueno. Son infidelidades fijas que tomaron el bendito rumbo de los tomates, tal como auguré y previne unos renglones arriba. Los involucrados en este tipo de entuerto olvidan que están de trampa y empiezan a creer que están de novios. De ahí a la catástrofe hay sólo un paso.

* Infidelidades compulsivas: Son aquellas en donde la persona constantemente engaña a su pareja, sin dejar pasar una oportunidad de ser infiel. En casos graves pueden tener dificultades en controlar el impulso sexual y pueden caer en situaciones de promiscuidad. Son los adictos al sexo, quienes esgrimen una conducta constante, que se intensifica hasta tal punto que el deseo sexual controla todos los aspectos de sus vidasYa sé lo que están pensando: que la tal adicción al sexo no es más que una excusa inventada por un vivillo para justificar sus constantes derrapes. Pero, no. Existe. De verdad.

* Doble vida: La persona involucrada forma dos familias paralelas, existen vínculos afectivos, sólidos y estables con ambas y tiene un despelote en la cabeza que ni les cuento.

Hasta aquí, amabilísimos lectores, la sapiente clasificación de la María Gracia Franco, que nos ha permitido conocer un poco más acerca de esa conducta tan humana y fastidiosa que llamamos infidelidad. Los dinosaurios de siempre postularán que un cuerno es un cuerno y que todos los engañadores merecen los eternos fuegos del Averno y una docena de tridentes clavados en sus culos veleidosos. Puede ser, puede ser.  Pero ya lo dijo Nuestro Señor Jesucristo: “Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra.”
Me despido de ustedes con una cita de la escritora, novelista, guionista y abogada española Belén Gopegui, extraída de su obra “La escala de los mapas” (1993): Pues bien - prosiguió don Emilio -, el amante sería el observador, de modo que sólo cuando una mujer está conmigo puedo decir que existe, ya sea en forma de onda, ya sea como corpúsculo. Todo amor es entonces un amor adúltero, y todo amor adúltero es un gato de Schrödinger que no está muerto ni vivo en tanto no poseamos a la mujer. Cuando no está en nuestros brazos, la amada desaparece, amigo mío. Es inútil seguirla o perseguirla, nadie puede ser onda y corpúsculo al mismo tiempo. Los pensamientos circulares, las obsesiones, las escenas de celos son inútiles. Como ve, la mecánica cuántica está a favor de un conocido aserto popular: "Ojos que no ven, corazón que no siente". Si el hombre fuese humilde y aceptara regirse por los mismos principios que sus átomos, no volvería a sufrir a causa de la infidelidad.”

Buenas noches.

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