viernes, 10 de junio de 2016

“REVISTAS ROBADAS EN LOS CONSULTORIOS DE QUILMES”: ¡¿TE PIDIÓ QUEEEÉ?!


“REVISTAS ROBADAS EN LOS CONSULTORIOS DE QUILMES”: 
¡¿TE PIDIÓ QUEEEÉ?!

Sobre gustos y colores no han escrito los autores.”

Buenísimos días, amables lectoras. Continuando con la picante saga “Revistas robadas en los consultorios de Quilmes”, les ofrezco hoy una maravillosa nota publicada por la imprescindible revista  OhLaLa” que no tiene desperdicio y aborda un tema tan sensible como los pedidos exóticos  con los que se despachan algunos señores a la hora de los bifes. La nota en cuestión, firmada por Denise Tempone, asesorada por la sexóloga Silvina Valente, se intitula “¡¿Te pidió quéééé?!” y abre el juego con la pregunta del millón:”¿Cuál es la diferencia entre un aventurero y un depravado?” (interrogante que no se resuelve en ningún momento, que me perdone Denise, ya que terminamos de leerla con la descorazonadora sensación de que aventurero y depravado son la misma cosa).
Nos cuenta la Tempone (a nosotras, que hace más de veinte años le tenemos la vela a un señor intrascendente) que el mundo de la soltería puede ser muy divertido pero también muy desconcertante.  Y que las pobres solteras suelen quedar anonadadas frente a algunas propuestas que reciben de parte de los masculinos que están empezando a conocer. Porque los machos salen con cada cosa. Estas solteras perplejas suelen creer que son a ellas a quienes, como si de imanes humanos se tratara, se les pegan los varones de gustos retorcidos. Pero al hablar con otras solteras se dan cuenta de que no. De que no son ellas las que atraen a los viciosos como las moscas atraen al dulce de leche. De que los hombres son, en general, unos degenerados. Y de que a todas las féminas les llegan cada tanto propuestas escandalosas (menos a mí, por supuesto, que lo más transgresor que hice en los últimos tiempos fue contratar Netflix).
Denise Tempone explica que estas propuestas indecentes tienen que ver con los tiempos que corren. En una época en la que muchas personas se educan sexualmente mirando pornografía (los llamados pornoeducated) y los touch and go dejaron de ser exclusividad de las vedetongas, ciertos temas que antes se consideraban tabú se flexibilizaron y llegaron a nuestras sábanas.  Obviamente, no hay nada nuevo bajo el sol. Los depravados existían aún antes de que  Tiberio  retozara en los jardines de Capri con hombres, mujeres, niños y animales (si era con todos a la vez, tanto mejor). Y existirán hasta que suenen las aterradoras trompetas del Juicio Final. Pero hoy estas cosas, como todas las cosas, suceden muy rápido. Y las relaciones comienzan en la actualidad de un modo mucho más informal.
Dicho todo lo que había que decir, paso a enumerar las propuestas que las lectoras de la OhLaLa” reciben cada tanto. Que las disfruten.

-“Eso te haría del todo mía”, me dijo después de explicarme por qué quería orinar sobre mí.

Que quede bien clarito: en el sexo no hay conductas malas o reprobables siempre y cuando sean consensuadas y todos los involucrados en la festichola sean mayores de edad. Si la relación es nuevita y el señor aparece con una propuesta tan inusual, es bueno replantearse el modo en que este hombre se les está acercando, ¿De verdad desea conocerlas y tener algo más o menos lindo con ustedes o sólo las considera un objeto de placer? Denise Tempone avisa que este tipo de propuestas pueden ser señales del comienzo de una dinámica violenta.

-Me dijo: “¿Me dejás ponerme un vestido tuyo?”. Espere que se riera, pero no. Más tarde, volvió a intentarlo con mis tacos.

A ustedes les gusta hacerse las sexys usando sus calzones o paseándose por el departamento con sus camisas. Lo vieron en 100.000 películas y lo quieren hacer, obvio. Bueno, este es el mismo caso, pero a la inversa. El tipo se quiere poner sus tanguitas, sus tacos, sus medias. ¿Es más desconcertante? Puede ser… ¿Más tabú? Puede ser… Pero hay que modernizarse, queridas. Muchos hombres aman la ropa de mujer. Y no precisamente porque venga con una mujer adentro. La buena noticia es que un hombre enfundado en un vestido de lamé dorado no es necesariamente un hombre gay. Lo que tienen que preguntarse es si se van a divertir viendo a sus amantes disfrazados de Kim Kardashian. O se van a horrorizar. Teniendo siempre en cuenta que este jueguito sexual no hará menos hombres a sus hombres. Igual yo paso.

-Después de hacerlo me pidió un favor: llevarse mi ropa interior… sucia. “Que tenga tu olor”, me sugirió.

Estamos en pleno Siglo XXI, pero todavía existen señores que insisten en llevarse trofeos como recordatorio de sus faenas sexuales . Si los dos integrantes de la yunta amorosa están de acuerdo con esto, puede ser sexy, atrevido y estimulante. Si les gusta la idea y no las incomoda, pueden premiar a sus amantes con bombachas y corpiños, como a un buen guerrero que dio una batalla épica en la cama. Pero es bueno no perder de vista que las mujeres no somos trofeos y nuestras prendas íntimas, tampoco. Y también es bueno hacer una justa diferenciación entre bombacha sucia y bombacha usada.

-“No te muevas y hacé como si no respiraras”. ¡Y fue en la primera noche!

Lo vimos en “Matador”, allá por 1986, la increíble película de Pedro Almodóvar. Diego Montes (Nacho Martínez) es un torero retirado por una cornada prematura, que cambia los toros por las mujeres, a las que gusta despanzurrar en plena faena sexual. Tiene una novia que es casi Jeannette Rodríguez en la telenovela “Cristal” (Eva Cobos) a la que no despanzurra pero sí le pide que se haga la muertita mientras hacen el amor.  El pedido puede resultar alarmante (de hecho en “Matador” lo es), pero nuestra buena amiga Denise dice que no deberían inquietarse si todo se da en el marco de los buenos tratos. Pero si notan que este jueguito es una forma de controlarlas o de no tener en cuenta su deseo y eso las  incomoda, presten atención a estos sentimientos. No hagan nada que las haga sentir mal.

-Nos habíamos filmado con las supuestas camaritas de seguridad que tenía por toda la casa y me dijo si quería ver el compilado.

¡Uf, los videos! Muy de moda, muy hot, pero si la filmación no se consensuó previamente, esto no tiene absolutamente nada de gracioso. Ningún hombre tiene derecho a filmarlas sin consentimiento. Ni con las camaritas de seguridad, ni con una notebook casualmente abierta frente a la cama ni con un celular bien posicionado. Si así fue, urge que recuperen el material antes de que los videos aparezcan en RedTube. Y pongan las patitas en polvorosa ya.

-No quiso tener sexo. Sólo tocarme los pies. Fue todo, y le alcanzó.

Una parafilia es un patrón de comportamiento en el que la fuente de placer no se encuentra en la penetración en sí, sino en alguna otra cosa que la acompaña (¡o la suplanta!). Siempre hay un roto para un descosido, pero si ustedes no son el tipo de mujeres que alcanzan el Nirvana cuando le tocan los pies, no pierdan el tiempo con muchachos así y búsquense candidatos que calcen mejor.

-Era rugbier, empezó pidiendo que le tocara la cola y terminó en cuatro rogando lo que ya saben…

Se viene el comentario discriminatorio del día, que me perdone el INADI: no me gustan los rugbiers. Es más, no me gusta la palabra rugbier. ¿Decir jugador de rugby no es lo mismo? Hecha esta aclaración, paso a comunicarles, mis queridas, que no hay que sorprenderse si un hombre de aspecto muy masculino disfruta tan abiertamente de su puerta trasera. Probablemente el tipo sea un evolucionado y sepa que aprovechar todas sus zonas erógenas a full no significa ser gay ni mucho menos. Los hombres que la tienen clara suelen ser así de explícitos. Eso sí, si a ustedes no les gusta, no lo hagan.

-En pleno acto, cuando él estaba por llegar, puso mis manos sobre su cuello. “Ahorcame con todas tus fuerzas”, me dijo.

Lo que este muchacho pidió es parte de algo conocido como juegos de respiración. Dentro de estos misteriosos juegos está la hipoxifilia: la privación de oxígeno con la intención de aumentar la intensidad del orgasmo. Como todo juego puede ser light o extremo. En este último caso puede terminar para el traste, sobre todo si no hay una señal clara entre los amantes que indique cuándo parar. Así que si van a ahorcar a su partenaire en pleno fragor erótico, tengan previamente una charla que establezca un código claro entre ambos.

-Me pidió que le pisara los testículos con los tacos. ¡Le llamé a un taxi!

El placer del dolor es algo bastante difícil de entender para las personas que no curten la onda sadomasoquista. Es importante aclarar que este tipo de prácticas siempre deben ser consensuadas: “Vos me hacés doler, yo quiero que me duela”. Ese es el trato. No hay juego si uno obliga a otro a asumir un rol que no desee.

Hasta aquí, mis queridas, las propuestas indecentes que reciben las lectoras de la querida revista OhLaLa” mientras yo miro series en Netflix. Igual no me quejo. Se me ocurre que, dada mi idiosincrasia, siempre voy a disfrutar más de un capítulo de “Stranger Things” que de un señor contoneándose alegremente embutido en una de mis bombachas. Ya saben que yo soy bastante anticuada.
Sin más que agregar acerca del tema me despido de ustedes con la alegría de la tarea cumplida. Y recordándoles que , tal como reza el famoso proverbio español, sobre gustos no hay nada escrito.

Buenos días.
  

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