lunes, 1 de enero de 2018

HAPPY BIRTHDAY, MR. FRANKENSTEIN


HAPPY BIRTHDAY, MR. FRANKENSTEIN

“¿Cómo es posible contemplar a un ser tan noble destruido por el dolor sin experimentar una profunda pena?”.
Mary Shelley

Una noche de junio 1816, el que fue conocido como el año sin verano,  un grupo de amigos del poeta inglés Lord Byron estaban reunidos en la Villa Diodati, junto al lago Lemán, en Suiza. En el grupo se encontraban Mary  y Percy Shelley;  la hermanastra de Mary, Claire Clairmont; y el médico personal de Lord Byron, John Polidori
La erupción del volcán Tambora en Indonesia, el año anterior, había cubierto al cielo con una nube de cenizas que apenas dejaba filtrar los rayos de sol. En Europa reinó el tiempo frío y lluvioso, y los cinco amigos se aburrían mortalmente hasta que Byron retó a sus invitados a crear una historia de terror.  Luego de varios días (y una pesadilla), Mary tuvo las principales ideas que conformarían su famosísima novela "Frankenstein o el moderno Prometeo" ("Frankenstein, The Modern Prometheus"), que se publicó por primera vez en Londres el 1º de enero de 1818, hace exactamente 200 años. 
Aquella noche de tertulia en la Villa Diodati no sólo dio pie al nacimiento de un clásico de la literatura de terror, sino que también inspiró a John Polidori para crear su obra "El Vampiro" (“The Vampyre”), basada en un relato de Byron sobre leyendas de vampiros que había escuchado en sus viajes a los Balcanes. 



LA NOVELA  

La novela que Mary Shelley gestó aquel verano gira en torno a Víctor Frankenstein, un joven suizo, estudiante de medicina en Ingolstadt, obsesionado por conocer "los secretos del cielo y la tierra" y desentrañar "la misteriosa alma del hombre". Víctor crea un nuevo ser a partir de la unión de distintas piezas de cadáveres diseccionados. "La repugnancia y un vertiginoso espanto se apoderaron de mi corazón cuando fui consciente de la criatura que había creado", son las palabras que Shelley pone en la boca de  Víctor Frankenstein para referirse a su creación, que con el tiempo fue identificado con su apellido pero que en la novela es nombrado como "ser demoníaco", "engendro", "la criatura" y "horrendo huésped".
Entre las fuentes de inspiración de Mary Shelley figuran varios hechos científicos de su tiempo, como las investigaciones de Luigi Galvani y de Erasmus Darwin sobre el poder de la electricidad para revivir cuerpos ya inertes (galvanismo) y, sobre todo, la figura del científico amateur Andrew Crosse quien aseguraba ser capaz de devolverle vida a los insectos muertos a través de un proceso que el mismo denominó electro-cristalizaciónCrosse fue temido y rechazado por la sociedad al ser considerado un ser endemoniado”. No se conserva nada de su trabajo ya que sus estudios fueron destruidos.
El nombre de Frankenstein probablemente alude al pueblo homónimo (entonces alemán;  en la actualidad, polaco), donde se extraía plata y oro con nuevos procedimientos químicos que acarrearon importantes problemas de salud a la población. Otra teoría sostiene que refiere a un castillo cercano a Darmstadt, donde un notorio alquimista, llamado Johann Conrad Dippel, hizo algunos experimentos con cuerpos humanos. Mary Shelley habría conocido el castillo durante su viaje a Suiza.
La elección de la universidad de la ciudad bávara de Ingolstadt como escenario de los experimentos de Víctor Frankenstein  puede responder a la fama que tenía su departamento de medicina alrededor de 1800, año en el que fue cerrado. Algunas teorías señalan que la sociedad secreta de los Illuminati fue fundada en esta ciudad y que Percy Shelley era miembro de dicha organización. 
"En el verano de 1816 visitamos Suiza y nos convertimos en vecinos de Lord Byron. (...) Pero resultó ser un verano húmedo y desagradable, la lluvia incesante nos impedía con frecuencia salir de casa", explica  Mary Shelley en el prólogo de "Frankenstein"."Unos volúmenes de historias de fantasmas, traducidos del alemán al francés, cayeron en nuestras manos. No he vuelto a leer aquellas historias desde entonces, pero permanecen frescas en mi mente, como si las hubiese leído ayer. 'Cada uno de nosotros escribirá una historia de fantasmas', explicó Lord Byron, y su propuesta fue aceptada. Éramos cuatro",
Después de recorrer dos siglos, la historia del monstruo de Frankenstein sigue tan vigente como el primer día. La influencia de la obra en la cultura en general es innegable, y las adaptaciones y reinterpretaciones de la historia y sus personajes, incontables. Algunos autores consideran a "Frankenstein o el moderno Prometeo" es la primera novela de ciencia ficción propiamente dicha. 



TEMÁTICA

"Frankenstein" se subtitula "El moderno Prometeo", sugiriendo de esta manera la principal fuente de su inspiración. Prometeo suele presentarse como el escultor de la humanidad, un titán que creó al hombre a partir de la arcilla. La novela no es una simple reescritura del mito clásico, ya que, a diferencia del titán, el moderno Prometeo no es castigado por los dioses, sino por su propia creación. Shelley  expone en la novela el dilema  Ciencia vs. Naturaleza, y reemplaza la utopía científica por la distopía de una creación que no encuentra su lugar en el mundo.
"Frankenstein" puede leerse como una alegoría de la perversión que puede traer el desarrollo científico. Concebida y escrita durante las fases tempranas de la Revolución Industrial, una época de cambios dramáticos, la novela deja traslucir que detrás de los experimentos de Víctor Frankenstein está la búsqueda del poder divino. El total desprecio que muestra Frankenstein por la naturaleza puede ser considerado como símbolo del permisivo capitalismo naciente, que no respeta la dignidad básica del ser humano. De hecho, la rebelión de la criatura contra su creador es un claro mensaje del castigo que deriva del uso irresponsable de la tecnología.
Otra lectura del texto descubre en él una alegoría del embarazo y de los miedos frecuentes que las mujeres tenían en tiempos de Shelley de que el nacimiento acarrease consecuencias fatales para la madre o para los fetos prematuros. Esta interpretación se sustenta en el hecho de que Mary Shelley había tenido un parto prematuro poco antes del verano de 1816. 


LA AUTORA

Mary Shelley, cuyo nombre de pila era Wollstonecraft Godwinnació en Londres, el 30 de agosto de 1797, hija de dos escritores y pensadores de avanzada, Mary Wollstonecraft y William Godwin. Su madre murió de una infección posparto después de darla a luz.
Como la mayoría de los niños, Mary tenía su lugar de evasión: el Cementerio de Saint Pancras, donde estaba enterrada su madre. Sobre su tumba aprendió a leer. En ese mismo lugar, a los 16 años, la escritora se encontró por primera vez a solas con el poeta Percy Shelley. Allí se declararon su amor y planearon fugarse. Percy estaba casado y ya tenía hijos. “El cementerio, con la tumba sagrada, fue el primer sitio donde el amor brilló en tus ojos. Nos encontraremos de nuevo (...). Un día vamos a unirnos”, escribió Mary en su diario diez años después, cuando ya había quedado viuda.
Mary y Percy Shelley, junto con la hermanastra de la escritora y amante del poeta Lord Byron, Claire Clairmont, vivieron en Francia y viajaron por Europa. Cuando regresaron a Gran Bretaña, Mary estaba embarazada. Durante los siguientes dos años ella y Percy se enfrentaron al ostracismo social, a las deudas constantes y a la desgracia del fallecimiento de su hija, nacida prematuramente. 
El regreso a Inglaterra estuvo marcado por la tragedia. La medio hermana de Mary, Fanny Imlay, se suicidó en otoño y en diciembre del mismo año Harriet, supuestamente embarazada, hizo lo propio arrojándose al Lago Serpentine que está en el centro del Parque Hyde londinense. Antes de finalizar ese mismo año, pocas semanas después de que el cuerpo de Harriet hubiese sido recuperado del agua, Percy y Mary se casaron. Este matrimonio pretendía, fundamentalmente, conseguir que la custodia de los hijos de Percy fuera dada a la nueva familia Shelley, pero fue en vano: los tribunales decidieron que los niños fueran entregados a padres adoptivos.
Los Shelley abandonaron Gran Bretaña en 1818 y se mudaron a Italia. El hijo de la pareja, Will, murió de malaria en 1818, en Roma, y su hija recién nacida, Elena (aunque muchas fuentes aseguran que la niña era hija de Percy pero no de Mary) en 1819, durante una mudanza. Ese mismo año nació su hijo Percy.
El 8 de julio 1822, Percy Shelley se ahogó al hundirse su velero, durante una tormenta inesperada, en la Bahía de La Spezia. Su cadáver apareció en la playa, desfigurado por el mar. Allí mismo fue enterrado, ya  que las leyes sanitarias de Italia impedían que se lo trasladara para un entierro convencional. Más tarde, un grupo de sus amigos, entre los que se encontraban Lord Byron y el biógrafo y aventurero Edward Trelawny, desenterraron el cuerpo y llevaron a cabo un ritual casi tribal, en el que fue cremado. Trelawny rescató su corazón de entre las llamas, al ver que se mantenía intacto mientras el resto del cuerpo ardía. La leyenda cuenta que Mary debió forcejear con el escritor Leigh Hunt, amigo de Shelley, para poder quedarse con el corazón de su marido. Byron se puso del lado de la escritora. Una vez que lo consiguió, Mary envolvió el corazón de su esposo en una página donde estaba escrito “Adonais”, un poema de Shelley.  Mary Shelley  llevó junto a ella el corazón de su esposo en sus sucesivos viajes y mudanzas a modo de reliquia, durante un cuarto de siglo, hasta su muerte. Falleció el 1º de febrero de 1851, en Londres, a causa de un tumor cerebral. Tenía 53 años.
El corazón de Percy Shelley está enterrado junto al cuerpo de Mary en la ciudad costera de Bornemouth, en Inglaterra. En esa tumba, además de sobrar un corazón, hay reliquias sus tres hijos muertos en la infancia. De cada uno guardó algo,  cabello, un pañuelo.
Como libre pensadora Mary Shelley fue una defensora de los derechos de la mujer: “No deseo que las mujeres tengan más poder que los hombres, sino que tengan más poder sobre sí mismas”, dijo alguna vez.  Entre sus obras, además de "Frankenstein", figuran  “Mathilda”, “Valperga”, “El último hombre”, “Lodore” y  “Falkner”. 

Hasta aquí, amables lectores, este pequeño homenaje al monstruo de Frankenstein en su 200 aniversario. Me despido de ustedes con palabras que Mary Shelley puso en su boca: “Todos los hombres odian a quienes son infelices. ¡Cuánto odio debo despertar yo que soy el más infeliz de todos los seres vivientes!”

Buenas noches. 


Ilustración 1: Autor desconocido
Ilustración 2: Boris Karloff en Frankenstein” (James Whale, 1931)
Ilustración 3: Robert De Niro en Mary Shelley's Frankenstein” (Kenneth Branagh, 1994)
Ilustración 4: Luis Miguez


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