jueves, 4 de julio de 2013

LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: CAPERUCITA ROJA


LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: CAPERUCITA ROJA

"Caperucita Roja fue mi primer amor. Si me hubiera casado con ella, habría conocido la felicidad perfecta."
Charles Dickens 

Buenas noches, amables lectores. Aquí estoy nuevamente para ofrecerles otra entrega de la saga “Las verdaderas historias detrás de los cuentos infantiles”, esta vez dedicada a un clásico de todos los tiempos: “Caperucita Roja”.


CAPERUCITA ROJA

"Caperucita Roja" (en francés, "Le Petit Chaperon rouge"; en alemán, "Rotkäppchen") es un cuento de hadas de transmisión oral, difundido por gran parte de Europa, que luego se ha plasmado en diferentes escritos, llamado así por el hecho de que la protagonista lleva puesta siempre una caperuza de color rojo. El relato marca un claro contraste entre el poblado seguro, y el bosque peligroso, una contraposición habitual en el mundo medieval.
El cuento de "Caperucita Roja" es, según los expertos, uno de los que más variaciones han sufrido a lo largo de la historia. Se  trata de una leyenda que tiene sus orígenes en la Edad Media y que fue recogida posteriormente por distintos autores.


LA CAPERUCITA ROJA DE PERRAULT

Charles Perrault fue el primero que recogió esta historia y la incluyó en un volumen de cuentos para niños, en el año 1697. La fábula estaba destinada a prevenir a las niñas de los encuentros con desconocidos, y, a diferencia de “Hansel y Gretel”, por ejemplo, no estaba difundida en toda Europa y se circunscribía a la región del Loira, la mitad norte de los Alpes y el Tirol.
Charles Perrault coloca a Caperucita Roja como una pobre muchacha de aldea, casta pero desobediente, frente a la sabiduría maliciosa del Lobo Feroz.
El detalle de la incorporación de la caperuza roja es muy significativo. En la época de Perrault (siglo XVII), la caperuzachaperon, era un atributo de la aristocracia. Hacer que una mujer joven de aldea portara semejante atuendo tiene dos funciones: establecer que la muchacha era ambiciosa y deseaba pertenecer a una clase más elevada; y, sobre todo, dejar claro que ese inconformismo la convierte en merecedora de algún tipo de castigo.
El atuendo de Caperucita Roja ejemplifica explícitamente su naturaleza rebelde e individualista. Es la clase de muchacha que se mete fácilmente en problemas por seguir sus impulsos. El individualismo de Caperucita Roja la acerca peligrosamente al ideal de bruja del siglo XVII.
En las versiones primitivas de la historia no aparece ninguna caperuza, ni capa, ni sombrero, ni capucha, ni nada que oculte la cabeza de la muchacha.
Tampoco se habla en estas historias de un lobo, sino de lobos. La mayoría de los folcloristas coinciden que este relato medieval incorpora la presencia de Hombres Lobolicántropos y sus supuestos ataques a distintas aldeas rurales, conocidos en Francia como BzouCharles Perrault redujo la trama, transformando a los Hombres Lobos en un simple lobo, pero conservó el móvil original de sus embates: el hambre.
Perrault  suprimió los elementos más escabrosos de las versiones originales y añadió al cuento una moraleja explícita, inexistente hasta entonces en la historia:

Moraleja
Aquí vemos que la adolescencia,
en especial las señoritas,
bien hechas, amables y bonitas
no deben a cualquiera oír con complacencia,
y no resulta causa de extrañeza
ver que muchas del lobo son la presa.
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña,
silenciosos, sin odio ni amargura,
que en secreto, pacientes, con dulzura
van a la siga de las damiselas
hasta las casas y en las callejuelas;
más, bien sabemos que los zalameros
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.


LA CAPERUCITA ROJA DE LOS HERMANOS GRIMM

En 1812, los Hermanos Grimm, retomaron el cuento, y escribieron una nueva versión, que fue la que hizo que Caperucita fuera conocida casi en todo el mundo, y que, aún hoy en día, es la más leída.
Los Grimm no se limitaron a transcribir palabra por palabra la tradición oral. Partieron de tres fuentes: la primera, el cuento de Perrault de 1697; la segunda, la versión oral de una muchacha que había tenido acceso a una buena educación, y que, quizás, conociera el escrito de Perrault; y la tercera, una obra escrita en 1800 por el autor Ludwig Tieck, "Vida y muerte de la pequeña Caperucita Roja. Una tragedia" ("Leben und Tod des kleinen Rotkäppchens: eine Tragödie"), en la que se introduce por primera vez la figura del leñador.
Los Hermanos Grimm escribieron una versión más inocente, y con menos elementos eróticos que las publicadas anteriormente. Suprimieron los detalles sangrientos y le añadieron el cuento un final feliz en el que el leñador mata a la bestia, le abre el vientre y saca a la abuelita y a Caperucita, milagrosamente vivas.


LA CAPERUCITA ROJA ORIGINAL

Los orígenes de la historia de "Caperucita Roja" se pueden remontar a las versiones de varios países europeos, siendo lo más probable que date del siglo XVII.  En Italia, "Caperucita Roja" fue contado por los campesinos en el siglo XIV, muchas veces con el nombre de "La abuela falsa" ("La finta nonna"). Muchos estudiosos consideran posible que esta historia temprana tenga sus raíces en cuentos orientales muy similares.
Estas primeras variaciones de la historia difieren de la versión actualmente conocida. El antagonista no siempre es un lobo, a veces es un ogro o un bzou (hombre lobo), por lo que estos cuentos estarían relacionados con los juicios a los hombre lobo (similares a los juicios a las brujas). 
Como en las versiones posteriores, Caperucita Roja es enviada a casa de su abuela con provisiones. Al llegar a la casa de la anciana, la niña encuentra a su abuela acurrucada en la cama. Parece cansada y tiene la  voz algo extraña. La abuela le agradece la leche y el pan, y le dice que coma un poco de la carne que tiene en la alacena. La niña se prepara la carne y la come con hambre. Minutos después, la abuela le indica que se quite la ropa y se acueste junto a ella. Caperucita Roja va deprendiéndose de cada prenda siguiendo las órdenes de su abuela. Todo lo debe arrojar al fuego: falda, medias, ropa interior, caperuza. “¿Por qué?”, pregunta la niña ante esta orden que parece bastante arbitraria.  “Porque ya no te van a hacer falta”, contesta la abuela con voz profunda.
Cuando la chica, desnuda, se mete en la cama, descubre que no es su abuelita la que está allí, sino el lobo. Que entre burlas le revela que, un momento atrás, comió parte del cuerpo de su abuela. Y la devora.
En algunas versiones orales antiguas, Caperucita logra engañar al lobo, pidiéndole permiso para salir a defecar. El lobo se lo permite, pero le amarra una cuerda a la pierna para que no huya. Caperucita la rompe y logra librarse sin ayuda de ningún adulto. En otras, es socorrida por algunas lavanderas, que tensan una sábana sobre el río para que la niña pueda cruzarlo. Cuando el lobo intenta seguirla, la sábana se hunde y el villano se ahoga en el río.
Francisca Nogueral, profesora de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Salamanca, dice al respecto: "Este es un cuento de advertencia a las chicas que dice: has menstruado (proceso representado por la caperucita roja), eres peligrosa, puedes embarazarte y, sobre todo, ser atractiva para el hombre, así que cuídate. En los cuentos originales, 'cuídate' significa 'sé lista'. Esa enseñanza se pierde en la adaptación de Perrault, en la que ella muere, y en la de los Grimm. que inventan a un hombre que no tiene sentido alguno en la trama del cuento para que salve a la mujer". Por su parte. Estela Socias, presidenta de la Academia Chilena de Literatura Infantil, explica esta omisión asegurando que "los editores victorianos censuraban el sexo, la muerte y, especialmente, la iniciativa femenina."


RITOS DE INICIACIÓN Y CANIBALISMO

La historia original de Caperucita gira alrededor de dos ejes centrales: los ritos de iniciación y el canibalismo. 
El notable notable psicoanalista y psicólogo social Erich Fromm, sostuvo que el color rojo en el atuendo de Caperucita simboliza el ingreso a la madurez sexual, es decir, la menstruación, por lo que su  expedición al bosque es una especie de viaje iniciático, el primero que Caperucita Roja realiza siendo una mujer joven. En este contexto, su encuentro con el lobo es también su primer encuentro con un hombre que la desea. El lobo encarna a la sexualidad más primitiva, letal y salvaje. Un enemigo se impone a Caperucita quien, sin quererlo, cae en un acto tabú: el canibalismo. La niña devora a su anciana abuela que representa lo caduco y lo viejo, lo que debe ser trasmutado. 
Algunos autores señalan que la capucha roja tiene otra interpretación mítica, relacionada con la Reina de Mayo (May Queen), una celebración típica de la Edad Media en la que se elegía a una joven virgen, se la vestía de rojo, y se la enviaba sola al bosque para que cosechara la primera rosa de la temporada.
Caperucita Roja conserva, también, elementos de la religión nórdica, disimulados pero perfectamente reconocibles para los estudiosos del tema. La transición en el vientre de un animal  que aparece en el  cuento de los Hermanos Grimm es un motivo clásico. Lo vemos incluso en la historia bíblica de Jonás y la ballena. El vientre es un ámbito de transición doblemente simbólico, ya que todos provenimos de un vientre y hacia allí iremos (la tumba, vientre del mundo). Ser tragado por un animal es un regreso a la vida intrauterina. La vida en el vientre salvaje nos propone un estado latente, por el cual el individuo emerge cambiado. Caperucita Roja emerge del vientre del lobo convertida en mujer.
En el poema nórdico de "Þrymskviða" se cuenta como el gigante Þrym  roba el martillo de Thor, llamado Mjolnir, por cuyo rescate pide la mano de la diosa Freyja. Thor se viste con el traje nupcial de Freyja y engaña al gigante. El diálogo entre Thor y Þryms es textualmente idéntico al de Caperucita con el lobo, lo cual arroja una luz difusa sobre la verdadera identidad sexual de la muchacha.
Según algunas teorías, el cuento de Caperucita Roja conserva, además, elementos del mito solar. La abuela representa el ocaso, la luz moribunda del crepúsculo devorada por la oscuridad de la noche  (el lobo), y la niña simboliza la luz del alba, que emerge del vientre lobuno como el sol que desgarra los velos de la noche. También se han ofrecido distintas dinámicas naturales detrás de la historia, siendo el lobo una representación del Invierno; Caperucita Roja, del Otoño; y el cazador, de la Primavera; o bien de la abuela como representante del Año Viejo que muere y Caperucita Roja como una manifestación del Año Nuevo que renace de la negrura del cosmos.
Desde un punto de vista mitológico, la figura del lobo podría equipararse a la de Skoll, el lobo descomunal destinado a devorar al sol en la batalla de Ragnarök (el Apocalipsis nórdico), o Fenrir, el lobo con fauces de hierro que cae en el enfrentamiento bajo el martillo de Thor.


EL DIÁLOGO ENTRE CAPERUCITA Y EL LOBO

Más allá de las diferencias entre las distintas versiones del cuento, todas conservan una especie de juego dialéctico entre Caperucita Roja y el lobo, un juego de preguntas y respuestas, cuyo propósito es ir poniendo en evidencia las intenciones del villano. El lobo podría asaltar a la niña sin recurrir a ningún juego retórico, pero no lo hace. Las características del temperamento de Caperucita (rebeldía e individualismo), asociadas a las brujas, hacen que el lobo no desee devorarla por la fuerza. La naturaleza persuasiva del lobo busca convertir a la niña en su víctima voluntariamente.
En este caso y, según ciertas teorías,  lobo representa al Mal en estado puro y salvaje, en última instancia, al Diablo; y el juego retórico de preguntas y respuestas simboliza el Pacto Satánico.


CAPERUCITA DE ORO

"La verdadera historia de la Pequeña Caperucita de Oro" ("The True History of Little Golden Hood") es una variación incluida por el escritor escocés Andrew Lang en "El libro rojo de las hadas" ("The Red Fairy Book", 1890), basándose en una variación previa de Charles Marelles. Esta historia asegura que el cuento fue mal contado y que, en realidad, Caperucita se salva porque cuando el lobo intenta comerla se quema con su capucha dorada, que está encantada.



CAPERUCITA ROJA AL DESNUDO

Para Catherine Orenstein, autora de “Caperucita Roja al desnudo” (“Little Red Riding Hood Uncloaked: Sex, Morality, and the Evolution of a Fairy Tales”, 2002) Caperucita se halla, sin dudas, saliendo de la etapa de latencia e ingresando a la pubertad. En las advertencias de la madre (“no salirse del camino”, “no caer y romper la botella”) es fácil advertir claras alusiones a los peligros que entrañan el sexo y la pérdida de la virginidad. A ello debemos agregarle el significado de la caperuza roja, claro símbolo que hace referencia a la menstruación.
Durante el camino, la niña despierta el apetito sexual del lobo, quien no dudará en tratar de seducirla invitándole a “mirar a su alrededor para poder escuchar el canto de los pájaros”. La inmersión en el inconsciente sexual de Caperucita Roja se desarrolla de forma paralela a su inmersión en el bosque. Son sorprendentes, además, las claras indicaciones que le da al animal cuando le pregunta por la localización de la casa de su abuela. Esto podría responder a un complejo de Electra no superado correctamente, en el que la niña se siente atraída sexualmente por el padre con el consiguiente deseo de aniquilar a la madre para obtener vía libre en la satisfacción de su deseo. Por este motivo es que Caperucita Roja daría indicaciones tan claras: para que el lobo se comiera a la abuela (representación de la figura materna) y así poder realizar el acto sexual con el lobo (representación de la figura paterna y de la sexualidad instintiva del hombre). 

Hasta aquí, amables lectores, este artículo dedicado a "Caperucita Roja". Esta vez me despido de ustedes con algo sumamente especial: una reescritura del cuento tradicional en verso hecha nada más y nada menos que por Roald Dahl, y publicada en el libro "Cuentos en verso para niños perversos" ("Revolting Rhymes"):


CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO
Estando una mañana haciendo el bobo
le entró un hambre espantosa al Señor Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a casa de la Abuela.
—¿Puedo pasar, Señora?, —preguntó.
La pobre anciana, al verlo, se asustó
pensando:
—¡Este me come de un bocado!.
Y, claro, no se había equivocado:
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te cuento.
Lo malo es que era flaca y tan huesuda
que al Lobo no le fue de gran ayuda:
—Sigo teniendo un hambre aterradora…
¡Tendré que merendarme otra señora!.
Y, al no encontrar ninguna en la nevera,
gruñó con impaciencia aquella fiera:
—¡Esperaré sentado hasta que vuelva
Caperucita Roja de la Selva!”
…que así llamaba al Bosque la alimaña,
creyéndose en Brasil y no en España-.
Y porque no se viera su fiereza,
se disfrazó de abuela con presteza,
se dio laca en las uñas y en el pelo,
se puso la gran falda gris de vuelo,
zapatos, sombrerito, una chaqueta
y se sentó en espera de la nieta.
Llegó por fin Caperu a mediodía
y dijo: —¿Cómo estás, abuela mía?
Por cierto, ¡Me impresionan tus orejas!.
—Para mejor oírte, que las viejas
somos un poco sordas.
—¡Abuelita, qué ojos tan grandes tienes!”.
—Claro, hijita,
son las lentillas nuevas que me ha puesto
para que pueda verte Don Ernesto
el oculista,
—dijo el animal
mirándola con gesto angelical
mientras se le ocurría que la chica
iba a saberle mil veces más rica
que el rancho precedente.
De repente
Caperucita dijo: —¡Qué imponente
abrigo de piel llevas este invierno!”.
El Lobo, estupefacto, dijo: —¡Un cuerno!
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis dientes!
¿Me estás tomando el pelo…?
Oye, mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra cosa”.
Pero ella se sentó en un canapé
y se sacó un revólver del corsé,
con calma apuntó bien a la cabeza
y -¡Pam!- allí cayó la buena pieza.
Al poco tiempo vi a Caperucita
cruzando por el Bosque…
¡Pobrecita!
¿Sabéis lo que llevaba la infeliz?
Pues nada menos que un sobrepelliz
que a mí me pareció de piel de un lobo
que estuvo una mañana haciendo el bobo.
Buenas noches.


Ilustración 1: David Valentin
Ilustración 2: Fernando Falcone
Ilustración 3: Jenny Nystrom 
Ilustración 4: Adam Pekalski
Ilustración 5: Carl Offterdinger
Ilustración 6: Catalina Estrada
Ilustración 7: Ofra Amit
Ilustración 8: Gabriel Joseph Marie Augustin Ferrier
Ilustración 9: Tania Estévez


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