jueves, 25 de mayo de 2017

LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: EL PATITO FEO


LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: EL PATITO FEO

"No importa si naces en un patio de patos, siempre y cuando salgas del huevo de un cisne."
Hans Christian Andersen

Buenas tardes, mis queridos. Aquí estoy nuevamente para ofrecerles una encantadora entrega de la saga “Las verdaderas historias detrás de los cuentos infantiles”, esta vez dedicada a una de las más entrañables y famosas historias de Hans Christian Andersen: "El patito feo".



EL PATITO FEO

El patito feo” (“Den grimme ælling”) es un cuento clásico-contemporáneo escrito por el autor danés Hans Christian Andersen. Gira alrededor de la figura de un patito más grande, torpe y feo que sus hermanos. El cuento fue publicado por primera vez el 11 de noviembre de 1843 en Copenhague, y fue incluido más tarde en la colección  "Nuevos cuentos de hadas. Primer libro. Primera colección. 1844." (Nye Eventyr. Förste Enlazar. Förste Samling. 1844."). La historia se volvió a publicar el 18 de de diciembre de 1849 en "Cuentos de hadas. 1850." ("Eventyr. 1850.") y el 15 de diciembre de 1862 en "Cuentos e historias. Primer volumen. 1862." ("Eventyr og Historier. Förste. Enlazar 1862."). Ha sido traducioa a varios idiomas y publicado en todo el mundo, y se ha convertido en el  cuento más famoso cuento de Hans Christian Andersen.
El cuento fue el cuarto y último en el volumen que incluye "El Ángel" ("Englen"), "El ruiseñor" ("Nattergalen") y "La pareja de enamorados (Trompo y pelota)" ( "Kjærestefolkene [Toppen og bolden]"). El volumen se agotó casi inmediatamente y Andersen escribió el 18 de diciembre 1843: "El libro se está vendiendo como pan caliente. ¡Todos los documentos lo están alabando, todo el mundo lo está leyendo!" 
La historia del patito feo fue completamente imaginada por el autor danés y no está inspirada en ningún cuento de hadas tradicional. Andersen concibió  el relato en 1842 mientras disfrutaba de la belleza de la naturaleza durante su estancia en la casa de campo de Bregentved. Inicialmente pensó llamar al cuento "Los cisnes jóvenes", pero, sin querer echar a perder el elemento sorpresa en la transformación del protagonista, se inclinó por "El patito feo". 


LA HISTORIA

Un huevo misterioso llega al nido de una pata que vive en una granja del campo.  Cuando los polluelos nacen, todos son delicados y graciosos, salvo el protagonista de la historia, que resulta ser un patito muy feo, desproporcionado en tamaño con respecto a sus hermanitos y con un graznido muy fuerte, estridente y molesto. El patito feo se convierte en  el hazmerreír de todos los animales de la granja y no recibe más que picotazos, empujones y burlas, incluso de sus propios hermanos. Ni siquiera su madre desea tenerlo con ella.
Cansado del maltrato el patito huye y vive diversas aventuras. Una tarde de otoño ve una bandada de grandes y hermosas aves levantando el vuelo y siente algo que jamás había sentido, aunque ignora que esas aves majestuosas son cisnes. Poco después llega el invierno y el patito casi muere congelado. Cuando llegó la primavera, el patito feo se encuentra con tres bellos cisnes y queda tan impresionado que se acerca a ellos, aunque está seguro de que lo picotearán hasta la muerte. Pero los majestuosos animales nadan a su alrededor  y lo acarician con sus picos. Entonces se ve reflejado en el agua y descubre que él también es un cisne.


HANS CHRISTIAN ANDERSEN: EL PATITO FEO

Hans Christian Anderson confesó que “El patito feo” era un reflejo de su propia vida. Cuando el crítico Georg Brandes cuestionó a Andersen acerca de si iba a escribir su autobiografía, el poeta afirmó que ya había sido escrita.
El escritor nació el 2 de abril de 1805 en un barrio de la ciudad de Odense, Dinamarca. Sus padres, Anne Marie Andersdatter y Hans Andersen, lavandera y zapatero remendón, respectivamente, eran  muy pobres. Su casa se reducía a una sola habitación cuyos muebles estaban fabricados con la madera que, con esfuerzo, iban reuniendo.  El pequeño Hans Christian nació en una cama de matrimonio fabricada con los restos de un ataúd, y quizás por este macabro detalle, siempre lo atormentó la idea de ser enterrado vivo. De hecho, cuentan que antes de dormir, dejaba encima de su cuerpo una nota en la que podía leerse “No estoy muerto”. 
Andersen tenía una muy buena relación con su padre, un hombre inteligente y autodidacta que  vivió con la frustración de no haber podido estudiar.  Hans Andersen fabricaba juguetes para su hijo  y le leía cuentos de “Las mil y una noches” y de  La Fontaine,  y comedias de Ludvig Holberg, padre del teatro danés. Según Andersen, esos eran los únicos momentos en los que su padre sonreía. También tenía una estrecha relación con su abuela paterna, una mujer de finos modales, que aseguraba provenir de una noble familia alemana venida a menos. Relegada a la pobreza, cuidaba del jardín del manicomio municipal, donde estaba recluido su esposo. A causa de la locura de su abuelo, el pequeño Andersen tuvo que soportar numerosas burlas de sus compañeros de clase, que, además, no aceptaban su extraño aspecto (desgarbado, con gran nariz y de torpes movimientos) ni sus modales afectados. 
En 1816, cuando Andersen tenía once años, su padre regresó enfermo de luchar en las guerras napoleónicas y pasado un breve tiempo falleció. El pequeño Hans comenzó a trabajar como aprendiz de tejedor, primero, y de sastre, después. Sin embargo, cuando en 1819 su madre consiguió una nueva pareja,  decidió marchare a Copenhague con la intención de ser artista.
Andersen fracasó en sus intentos de ser cantante de ópera y actor, pero Jonas Collin, director del Teatro Real de Copenhaguedecidió tramitarle una beca para que pudiera acabar sus estudios. Según él, Andersen tenía gran potencial como escritor pero debía pulirse en la escuela. Entre 1822 a 1830, Hans pasó por dos colegios, en Slagelse y en Elsinor, que se convirtieron en un verdadero calvario para un muchacho de su sensibilidad. Allí se vio enfrentado a unos compañeros que lo rechazaban por sus rarezas y a un profesor, Simón Meisling, que se convirtió en su peor enemigo.  Sin embargo, su férrea voluntad pudo más que todo y en 1829 publicó su primer cuento. Diez años después ya era un escritor establecido.
Hans Christian Andersen alcanzó gran renombre con sus cuentos de hadas y tuvo acceso, gracias a ellos, a círculos sociales muy exclusivos. Tuvo que ocultar sus pobres orígenes, el analfabetismo de su madre y el  hecho de que su tía era regente de un burdel. Además de los cuentos de hadas que lo hicieron famoso, y cambiaron para siempre el modo en que se perciben los niños, como sujetos y como lectores, Andersen escribió obras de teatro, novelas, poesía, libros de viajes y periodismo. También fue un artista intérprete o ejecutante, a quien le encantaba leer su obra en voz alta, y un animador que mantenía a los niños hechizados mientras usaba tijeras para crear figuras de papel de dragones, princesas, sirenas y trolls. Era muy querido y, por lo general, un invitado bienvenido en todas partes, especialmente después de hacerse famoso.
A pesar de su enorme éxito, su vida familiar no fue muy serena. Mientras viajaba por el mundo, su madre murió en un a causa del alcoholismo y su media hermana, que se había dedicado a la prostitución, de sobredosis en el Barrio Rojo de Copenhague. 
La tortuosa sexualidad de Hans Christian Andersen se mantuvo oculta durante medio siglo después de su muerte en 1875, sobre todo porque la familia de su amigo y benefactor Edvard Collin controlaba sus papeles y deseaba evitar la vergüenza, pero en la actualidad se acepta que, aunque con frecuencia se imaginaba enamorado de mujeres, se sentía atraído sexual y emocionalmente por los hombres jóvenes. Sus diarios y cuadernos indican que estaba aterrorizado y avergonzado por el sexo, y se especula que murió virgen. Se enamoró profundamente del hijo de Collin, y, solía visitar burdeles en París, donde, para sorpresa de las chicas, solo quería hablar. 
Durante mucho tiempo, Hans Christian Andersen estuvo obsesionado por el recuerdo de su abuelo paterno, que padecía demencia y, antes de ser internado, deambulaba por las calles de Odense con hojas y flores en el pelo. Con el tiempo, el escritor se volvió más excéntrico y descuidado, y, como su abuelo, fue objeto de burlas en la calle. 
Con 62 años, Andersen no vivía una mala vida. Había sido declarado ciudadano ilustre de su Odense natal, y nombrado Consejero de Estado por el rey de Dinamarca. La fama y la gloria le sonreían, pero en lo personal se sentía solo y abandonado. Nadie de su familia vivía, no se había casado y  no tenía hijos ni pareja. En los últimos años de su vida, trabó gran amistad con dos familias judías de Copenhague, los Henriks y los Melchior, ambas con hogares repletos de niños, a quienes entretenía  con sus figuritas de papel.  Cuando el escritor enfermó de cáncer en 1874, Dorotea Melchior no quiso que muriera solo en un hospital y decidió llevarlo a su casa, donde lo cuidaron con esmero y trataron de que pasara lo mejor posible su última Navidad. Andersen luchó contra la enfermedad durante ocho meses y falleció en Copenhague el 4 de agosto de 1875. 
El enorme talento de Hnas Christian Andersen lo llevó de patito feo a cisne, tal como lo retrató en el más famoso de sus cuentos.

¿ORIGEN REAL?

En el año 2001, en los albores de los festejos por el bicentenario del nacimiento de Hans Christian Andersen, comenzó a sonar con fuerza el rumor de que el escritor era hijo ilegítimo del  príncipe Christian de Dinamarca, que se coronaría rey en 1839, y la bella condesa Elise Ahlefeldt. Supuestamenete,  la condesa disimuló en todo momento su embarazo y confió el recién nacido a su lavandera, y el futuro monarca veló por la esmerada educación del niño proporcionando a esa humilde mujer los medios económicos suficientes para vivir.
Esta versión había sido expuesta en 1987 en una biografía sobre el autor titulada "H.C. Andersen, el mito" ("H.C. Andersen – En Sand Myte"). En dicho libro Jens  Jørgensen,  rector de la de escuela de Slagelse en la cual cursó estudios el célebre cuentista danés, relató con toda clase de detalles y fechas la escabrosa historia. Según el autor, en 1804, el príncipe Christian (de 18 años) y Elise  (de 16) iniciaron un romance y el rey prohibió la relación, aunque no consiguió evitar un que naciera un hijo fruto del amor de los jóvenes. Con la publicación de su libro, Jørgensen dejó flotando en el aire varias preguntas. ¿Por qué Andersen fue bautizado por un cura y no por el vicario como los demás niños pobres de Odense? ¿Por qué era el único niño de su clase que tenía privilegios en la escuela? ¿Por qué el hijo de un zapatero pobre podía ir al castillo de Odense y jugar con el príncipe Frits, quien posteriormente se constituyó en el rey Federico VII de Dinamarca? ¿Por qué fue becado a la escuela latina de Slagelse? ¿Por qué fue nombrado oficial siendo aún estudiante en Kongens Livkorps, un título militar que sólo se concedía a los hijos de la nobleza? 
A otros biógrafos les ha llamado la atención que el niño, pese a crecer en un entorno tan miserable, fue tratado como un pequeño rey. En un tiempo en el que la explotación infantil era cotidiana y los castigos corporales muy frecuentes, el pequeño Hans  siempre asistió a la escuela y jamás fue golpeado, a pesar de ser un pésimo estudiante.  También señalan que el escritor fue sostenido económicamente por algunos nobles y  fondos de la realeza, y que pronto en su adolescencia,  Andersen comenzó a frecuentar amistades de mayor nivel. El príncipe Frits (futuro Federico VII de Dinamarca) conservó su relación hasta la muerte. De hecho, Andersen fue la única persona que no pertenecía a la familia que pudo velar su cadáver. Para cuando Christian fue coronado, Andersen era un escritor de cierto prestigio y ya había sido incluido en el círculo más íntimo del rey. En 1844 fue invitado a una excursión marítima y entre los asistentes se encontraba Franziska Enger, conocida como Fanny: su padre era el propio monarca y había sido entregada a una criada después de nacer. Estos biógrafos explican el cuento "El patito feo" con la teoría del bastardo real: el animal al que todos desprecian resulta proceder de una especie tan elegante como el cisne. En 1848, Hans Christian Andersen se sintió profundamente afectado por la muerte del rey; según algunos, se estaba despidiendo de su padre. Se cuenta que último año de su vida, 1875, firmó un autógrafo como el Rey Christian IX. 


ANÁLISIS DEL CUENTO

El psicoanalista Bruno Bettelheim señala en su libro "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" ("The Uses of Enchantment: The Meaning and Importance of Fairy Tales", 1976)  que el patito feono no tiene que hacer frente a las tareas, pruebas o ensayos del héroe típico cuento de hadas: "Las cosas están simplemente predestinadas y se desarrollan en consecuencia, sea o no el héroe el toma alguna acción." Advierte, además, que "El patito feo", como otros cuentos de Hans Chistian Andersen, es un relato para adultos, porque conduce la fantasía de los niños por un camino equivocado: “El muchacho que se siente incomprendido y despreciado desearía ser de una especie diferente, pero sabe perfectamente que no lo es”.
En "The Annotated Hans Christian Andersen" (2008), la experta en literatura infantil María Tatar observa que Andersen sugiere que la superioridad del patito feo reside en el hecho de que es de una raza diferente a la chusma del corral, y que la dignidad y superioridad morales y estéticas están determinadas por la naturaleza y no por la realización.
Para la psicoanalista Clarissa Pinkola Estés, autora de "Mujeres que corren con los lobos"  ("Women Who Run with Wolves", 1992), “El patito feo” es un cuento que ilustra el camino para encontrar el grupo de pertenencia: "Los significados esenciales que aquí nos interesan son los siguientes: el patito del cuento es un símbolo de la naturaleza salvaje que, cuando las circunstancias la obligan a pasar penurias nutritivas, se esfuerza instintivamente en seguir adelante ocurra lo que ocurra. La naturaleza salvaje resiste instintivamente y se agarra con fuerza, a veces con estilo y otras con torpeza. Y menos mal que lo hace, pues, para la mujer salvaje, la perseverancia es una de sus mayores cualidades.
Otro importante aspecto del relato es el de que, cuando el sentimiento anímico particular de un individuo, que es simultáneamente una identidad instintiva y espiritual, se ve rodeado por el reconocimiento y la aceptación psíquicas, la persona percibe la vida y el poder con más fuerza que nunca. El hecho de descubrir a la propia familia psíquica confiere a la persona vitalidad y sensación de pertenencia."
Pinkola Estés destaca que, cuando decide alejarse, el patito feo sufre un doble exilio interior y exterior, tal como les sucede a muchas mujeres que buscan su identidad y su lugar en el mundo. Por regla general, el exilio se inicia por presiones culturales y sociales,  ya que las personas se hacen eco de las imágenes negativas que su entorno les ofrece sobre ellas. En muchas culturas, por ejemplo, se espera que una niña se comporte de una cierta manera convencional y tenga una serie de valores preestablecidos y se rechaza a la que no encaja en estos parámetros. 
El camino para encontrar el grupo de pertenencia no es fácil e implica poder aceptar la propia identidad: "El patito se encuentra en un tris de perder la vida. Se ha sentido solitario, ha pasado frío, se ha congelado, lo han hostigado y perseguido, han disparado contra él, ha sido abandonado, no le han dado de comer, se ha quedado absolutamente desamparado, al borde de la vida y la muerte sin saber lo que iba a ocurrir a continuación. Y ahora viene la parte más importante del cuento: se acerca la primavera, se acelera la llegada de la nueva vida, es posible un nuevo giro, un nuevo intento. Lo más importante es resistir y perseverar, pues la vida salvaje promete lo siguiente: después del invierno, viene siempre la primavera".


SÍNDROME DE PATITO FEO

El Síndrome de Patito feo, también denominado trastorno dismórfico corporal (TDC) (anteriormente conocido como dismorfofobia) es un trastorno somatomorfo que consiste en una preocupación fuera de lo normal por algún defecto, ya sea real o imaginado, percibido en las características físicas propias (autoimagen). Si dicho defecto existe, la preocupación y ansiedad experimentada por estas personas es excesiva, ya que lo perciben de un modo exagerado. El afectado puede quejarse de uno o varios defectos: de algunas características vagas, o de su aspecto en general (global), causando malestar psicológico significativo que deteriora su desempeño social o laboral, hasta el punto de manifestar síntomas ansioso-depresivos severos, el desarrollo de otros trastornos de ansiedad y aislamiento social.
Se trata de un cuadro psicopatológico descrito por primera vez en 1891 por el italiano Enrico Morselli (1852-1929), quien acuñó el término dismorfofobia en 1886.
El TDC fue reconocido por la Asociación Psiquiátrica Americana en 1987 y fue registrado y reconocido oficialmente como trastorno psiquiátrico en 1987 en el DSM-III-R. Desde entonces se ha cambiado el nombre de dismorfofobia a trastorno dismórfico corporal.
En su práctica, Freud tuvo al menos un paciente con este trastorno; el aristócrata ruso Sergéi Pankéyev, llamado por el célebre psicoanalista el hombre de los lobos (der Wolfsmann), con el fin de proteger su identidad. Pankejeff manifestaba una excesiva preocupación por su nariz​ e incluso llegó al punto de evitar exponerse en público.

Hasta aquí, gente bella, esta artículo dedicado a uno de los cuentos infantiles más amados del mundo. Me despido hasta la próxima con una frase del neurólogo, psiquiatra, etólogo y pionero en la investigación de biología de los comportamientos, Boris Cyrulnik, autor del libro "Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida": "Basta una minúscula señal para transformar al patito feo en un cisne."

Buenas tardes.


Ilustración 1: Janusz Stanny,
Ilustración 2: David Gilson
Ilustración 3: Giorgio Trevisan
Ilustración 4: Estatua de  Hans Christian Andersen y  el patito feo  del  escultor Georg John Lober, Central Park, New York City, U.S.A 
Ilustración 5: Christian Birmingham
Ilustración 6: Daniela Gallego
Ilustración 7: Boris Pac


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