sábado, 5 de octubre de 2013

MISTERIOSA BUENOS AIRES V


MISTERIOSA BUENOS AIRES V

"Siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas. Es un amor así, celoso."
Jorge Luis Borges

Buenas tardes, amables lectores. Aquí estoy nuevamente para ofrecerles la quinta parte de “Misteriosa Buenos Aires”, para que sigamos descubriendo esos rincones de la ciudad que nos maravillan y nos desafían.


-El hombre del perro de Plaza Irlanda (Avenida Gaona y Avenida Donato Álvarez, Caballito)

La Plaza Irlanda es uno de los principales espacios verdes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se encuentra en el barrio de Caballito. Antiguamente este predio fue parte de lo denominado como Quinta de Gregorini.
En marzo de 1897, la Asociación Católica Irlandesa compró los terrenos que ocupan en la actualidad el Colegio Santa Brígida, el Colegio Monseñor Dillon y, además, el terreno delimitado por las actuales avenidas Gaona y Donato Álvarez y las calles Neuquén y Seguí. Este predio era utilizado como potrero, usado habitualmente para partidos de fútbol amistosos, dentro de la liga local de fútbol. En el año 1905 se intentó construir en el lugar un horno de ladrillos, aunque la Municipalidad lo impidió debido a las quejas de los vecinos. Quince años después, en 1920, se fundó en estos terrenos el Club Ítalo-Argentino del Giocco al Pallone (juego parecido a la pelota paleta), que luego sería trasladado a la Heredia 1225.
En diciembre de 1922, la Municipalidad de Buenos Aires, por iniciativa del intendente Carlos M. Noel, compró estos terrenos a la Asociación Católica Irlandesa. El parque fue inaugurado el 12 de octubre de 1927 por el intendente sucesor, Horacio Casco, con la presencia de representantes de la comunidad irlandesa en Buenos Aires. El nombre de la plaza es un  homenaje a los inmigrantes irlandeses en la República Argentina.
Antes de la medianoche y hasta la mañana del día siguiente se cierran los ingresos a Plaza Irlanda, y los vecinos ya tienen claro que para disfrutarla deben manejarse dentro de ciertos horarios. Sin embargo, parece ser que hay alguien que todavía no está enterado del asunto: un hombre alto  y delgado que pasea su perro con paso lento y tranquilo suele aparecerse en la plaza ya entrada la noche. Nadie sabe de dónde vienen el hombre y su perro, y ambos caminan sin apuro hasta perderse de vista. 
Una de las personas que los vio y dice haber cruzado algunas palabras con el presunto espectro contó que es un hombre de unos 60 años que va con su perro ovejero alemán bastante viejo, que apenas quiere caminar junto al dueño. Un día lo encontró en la plaza y el extraño personaje le preguntó: “¿Sabés cómo puedo hacer para salir?”. Todas las rejas estaban cerradas. Y antes de que pudiera ensayar una respuesta el hombre y su perro habían desaparecido.


-El dragón (Avenida Scalabrini Ortíz y Avenida Córdoba, Villa Crespo)

Cuenta la leyenda que, en la década de 1980, en una casa ubicada en Scalabrini Ortiz y Córdoba, en el barrio de Villa Crespo, comenzaron a suceder acontecimientos inexplicables. Las continuas roturas de espejos, los movimientos de muebles, el vaivén de las arañas y las rajaduras en paredes y pisos, llevaron a sus habitantes a creer en la existencia de un posible fenómeno paranormal. Ante la duda, contactan a un obispo de la Iglesia Mariavita, llamado Paleka, especialista en exorcismos. Ante semejante cuadro de destrucción,y sin descartar la posibilidad de actividad sísmica, Paleka realizó un trabajo de purificación en la vivienda. El ritual no tuvo éxito, ya que días más tarde el obispo fue contactado nuevamente y citado en el lugar. Al llegar, encontró a la familia en la vereda y la casa en medio de una polvareda, con obreros corriendo de un lado a otro. La dueña le explicó que las grietas en el suelo se hacían cada vez más profundas, por lo que llamó a los obreros para repararlas. En medio del trabajo el piso comenzó a vibrar y abrirse en dos. Cavando profundo para encontrar la raíz del problema, los trabajadores hallaron un reptil de más de 10 metros de largo,  con las características de un dragón de Komodo, que emitía sonidos ensordecedores. Enseguida llegaron efectivos de la Comisaría 25ª, ubicada en Avenida Raúl Scalabrini Ortiz 1350, quienes dieron el alerta a la Municipalidad. Se envió al lugar a personal de Control de Plagas que, al cabo de un tiempo abandonó la casa, cargando contenedores con las partes del cadáver del inusual animal.
El dueño de la casa y el exorcista se adentraron en el agujero del piso, tratando de descubrir de donde procedía el animal y descubrieron un antiguo túnel que conducía directamente hasta el entubado del arroyo Maldonado.
Cuando se indaga en las historias y anécdotas del barrio y del Maldonado, aparece una sucedida el 2 de abril de 1903, cuando un pescador del Río de la Plata, patrón de una lancha llamada "Destino del Cielo", pescó una ballena de casi 30 metros de largo y 200 toneladas de peso en la desembocadura del arroyo. Ya muerta, la remolcó hasta Berazategui, apareciendo fotografiada en los periódicos del día. El mito, reforzado por las leyenda del “dragón que se alimentaba de pescados” y “vivía bajo la tierra” contadas por los ancianos de la comunidad siria que moraban en el barrio, dice que la ballena había muerto a causa del ataque de un animal indeterminado que vivía en el arroyo.


 -La Planchadora sin cabeza de Parque Rivadavia (Avenida Rivadavia 4800, Caballito)

El Parque Rivadavia, originalmente conocido como Plaza Lezica por haber sido parte de la Quinta Lezica, es un espacio público verde que ocupa una superficie de seis hectáreas, ubicado entre la Avenida Rivadavia y las calles Doblas, Chaco, Rosario y Beauchef, en el barrio de Caballito. Su diseño original fue realizado por Carlos Lavecchea, bajo la dirección de Carlos Thays. Actualmente presenta una gran arboleda, un pequeño lago artificial, el monumento a Simón Bolívar, una antigua noria (única construcción original de la época en que el parque pertenecía a la familia Lezica), un anfiteatro, juegos para niños y una pista de patinaje.
Durante las vacaciones de verano de 1861, Candelaria Lezica de Serantos, una bella adolescente, se instaló en la quinta de su bisabuelo. La joven disfrutaba mucho de los martes, cuando por la tarde su madre, aprovechando  que los hombres de la familia salían por negocios, abría las puertas de la quinta para brindar fiestas de té y baile a los hombres de apellidos importantes con el objetivo de emparejar a su hija con el más rico del barrio. La señora indicaba a la servidumbre qué tareas cumplir y les ordenaba que atendieran a todos cordialidad. Además, le exigía a la encargada de planchar que se quedara en el patio trasero para no ser vista por los invitados. Ella se retiraba con la plancha y los canastos de ropa, se paraba al lado del ombú y dicen que repetía a modo de protesta: “La negra planchadora bajo el ombú se queda, planchando trajes y enaguas, para que no la vean”. 
Cierta tarde, un joven forastero cruzó la galería y entró a la casa con una gran sonrisa. Llevaba puesto un sombrero chato y rápidamente se dirigió, seductor, hacia Candelaria. "Magníficos ventanales para una magnífica casa", dijo elogiando las ventanas de vidrios color azul y caramelo que decoraban la galería. La chica se ruborizó cuando el forastero, sin cumplir con la formalidad de pedir permiso a su madre, la invitó a bailar. Su actitud insolente no pasó inadvertida. Algún pretendiente de  la muchacha se sintió ofendido; otro, respetuoso y con buenas maneras, quiso intervenir. La prohibición de la madre de Candelaria de acercarse al joven llegó enseguida. La chica protestó pero fue enviada a su habitación, terminando así el romance antes de que comenzara. El forastero fue invitado a abandonar la quinta. 
Nadie vio a la planchadora hasta el día siguiente, pero no se alarmaron. Creyeron que Candelaria la había despedido enojada tras encontrarla con uno de sus pretendientes, ya que la mujer recibía hombres en su pieza cuando oscurecía y muchos caballeros de los alrededores conocían su reputación de buena amante. Pero cerca del mediodía, el jardinero de la quinta entró espantado a la cocina y contó haberla encontrado, sin cabeza, recostada al lado del ombú. 
Allí mismo la enterraron y días más tarde se supo que su verdugo había sido un amante que, debido al escándalo que había suscitado el día anterior la presencia del forastero atrevido, no pudo ser atendido por la negra. El hombre, furioso, la decapitó con un hacha, dejó su cuerpo ensangrentado sobre el pasto y huyó arrastrando del pelo la cabeza de la infortunada mujer.
Años más tarde, en 1927, el nieto de la ya fallecida Candelaria, le vendió la quinta del viejo Lezica al Estado y el presidente Marcelo T. de Alvear inauguró allí el Parque Rivadavia demoliendo la casa, pero conservando el enorme ombú. Desde entonces, no faltan quienes aseguran que, cada martes por la noche, la planchadora se pasea sin cabeza por el parque, con su plancha al rojo vivo y cuelga harapos en las ramas del ombú mientras protesta: “La negra planchadora bajo el ombú se queda, planchando trajes y enaguas, para que no la vean”. 


 -El fantasma del Parque de la Ciudad (Av. Escalada 4502, Villa Soldati) 

El Parque de la Ciudad es el primer gran parque temático construido en la Argentina. Funcionó entre 1982 y 2008. Se inauguró el 21 de septiembre de 1982 con el nombre de Interama. Tenía 5 lugares temáticos: Latino-Carnaval-Futuro-Fantasía-Internacional. Se ubica en el barrio de Villa Soldati, en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires.
En el año 2013, el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri anunció que el predio pasaría a llamarse "Ciudad del Rock" y se utilizaría sólo para recitales. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires desmanteló el Parque de la Ciudad.
El domingo 18 de febrero de 2001, un joven operario del Parque, Hernán Fichettise, murió al salir despedido mientras probaba el funcionamiento de uno de los juegos llamado "Huracán". A pesar de que las autoridades del parque de diversiones aseguraron que la máquina se encontraba en perfectas condiciones, algunas personas que se subieron al “Huracán” el sábado 17 afirmaron que ya ese día se escucharon ruidos extraños, "como si algo estuviera fallando". La versión oficial es que Fichettise cayó del juego porque no llevaba puesto el cinturón de seguridad.
La leyenda cuenta que el fantasma del malogrado operario todavía ronda por el lugar. 



-La tumba de Facundo Quiroga (Junín 1760, Cementerio de la Recoleta)

Juan Facundo Quiroga, nacido en la provincia de La Rioja el 27 de noviembre de 1788 y conocido como el tigre de los Llanos, fue un político, militar, gobernador y caudillo argentino de la primera mitad del siglo XIX, partidario de un gobierno federal durante las guerras intestinas en el país, posteriores a la declaración de la independencia. Hacia el año 1835 llegó a consolidar una fuerte influencia y liderazgo sobre las provincias de La Rioja, San Juan, Catamarca, Tucumán, San Luis, Mendoza, Salta y Jujuy.
Quiroga fue asesinado el 16 de febrero de 1835, cuando una partida al mando del capitán de milicias cordobés Santos Pérez emboscó su carruaje en los breñales de un lugar solitario llamado Barranca Yaco, en el norte de la provincia de Córdoba. Quiroga se asomó con tono envalentonado por la ventana de la galera exclamando “¿Quién manda a esta partida?” y, como toda respuesta, recibió un tiro en el ojo. Su cadáver fue luego tajeado y lanceado.
El cuerpo de Quiroga fue inhumado en la Catedral de Córdoba. Se lo trasladó en 1946 a la una bóveda en el Cementerio de la Recoleta. El 9 de diciembre de 2004, luego de romper una pared de ladrillos de la bóveda que es actualmente propiedad de Leonardo De Marchi, se encontró el ataúd de bronce con los restos de Facundo Quiroga. El lugar fue ubicado gracias a un geo-radar, que es un aparato similar a un ecógrafo capaz de detectar si hay huecos detrás de un muro. "Se sabía que el cadáver había sido traído a la Recoleta y que estaba en la bóveda familiar", dijo Cattáneo. La leyenda indicaba que los restos de Quiroga fueron ocultados en los muros de la bóveda, para "liberarlos de la amenaza de exhumarlos y quemarlos", formulada por sus enemigos. Tal como aseguraba el mito, Quiroga estaba enterrado de pie, pero no para hacerle frente al Creador y al juicio de la historia, sino por una cuestión de espacio. Los descendientes del caudillo no permitieron abrir el ataúd, para poder así comprobar si a sus pies reposan los huesos de su esposa, como cuenta otra leyenda.
La estatua de la Virgen La Dolorosa que preside la tumba de Quiroga es una exquisita obra del del artista italiano Antonio Tantardini.

Hasta aquí, mis queridos, todo lo que tenía para ofrecerles hoy. Me despido de ustedes con la letra del precioso tango de Alberto Suárez Villanueva y Oscar Rubens:

LEJOS DE BUENOS AIRES

Con la mueca del pesar; viejo, triste y sin valor...
Lento el paso al caminar... Voy cargando mi dolor.
Lejos de la gran ciudad que me ha visto florecer,
en las calles más extrañas siento el alma oscurecer.
Nadie observa mi final, ni le importa mi dolor...
Nadie quiere mi amistad, ¡sólo estoy con mi amargor!
Y así vago sin cesar desde el día que llegué
cuando en pos de un sueño loco todo, todo abandoné...

Y andando sin destino de pronto reaccioné
al escuchar de un disco el tango aquel:
"Mozo traiga otra copa" -que lo cantaba Carlos Gardel.
Y al escucharlo recordé todo el pasado,
los años mozos tan felices que pasé...
Mi viejecita, la barra amiga...
la noviecita que abandoné...
¡Tango que trae recuerdos!
¡Mi Buenos Aires... quiero volver!

Buenos Aires, mi ciudad... ¡cuánto extraño tu emoción!
Hoy que vuelvo a recordar se me parte el corazón...
¡Cómo pude yo dejar, cómo pude abandonar!,
el calor de aquella tierra que me dio ternura y paz.
La casita paternal que me vio feliz crecer,
mi amorcito pasional y la barra del café;
todo vuelve a resurgir en la dulce evocación
y al pensar lo que he dejado
se me escapa un lagrimón.

Por eso, emocionado me ha hecho estremecer
al escuchar de un disco el tango aquel:
"Mozo traiga otra copa" -que lo cantaba Carlos Gardel.
Y al escucharlo recordé todo el pasado,
los años mozos tan felices que pasé...
Mi viejecita, la barra amiga...
la noviecita que abandoné...
¡Tango que trae recuerdos!
¡Mi Buenos Aires... quiero volver!

Buenas tardes. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario