martes, 5 de noviembre de 2013

MISTERIOSA BUENOS AIRES IX


MISTERIOSA BUENOS AIRES IX

"Desearía que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires."
José de San Martín

Buenos Aires, la Reina del Plata. Maravillosa ciudad llena de rincones secretos y misteriosos. Pasen y vean.


-Palacio Paz (Avenida Santa Fe  750, Retiro)

El Palacio Paz fue, en su momento,  la residencia más grande y una de las más lujosas de la Ciudad de Buenos Aires, fiel reflejo de la arquitectura Beaux-Arts de principios del siglo XX. Su entrada principal se encuentra ubicada en el 750 de la Avenida Santa Fe, frente a la Plaza San Martín. Fue edificado sobre un lote de terreno en forma de trapezoide situado sobre la Avenida Santa Fe y las calles Marcelo Torcuato de Alvear y Maipú, en el céntrico barrio de Retiro.
El lujoso palacio fue diseñado por el arquitecto francés Louis-Marie Henri Sortais por cuenta y orden del doctor José Camilo Paz, quien nunca llegó a habitarlo porque falleció dos años antes de su inauguración. La construcción del palacio se llevó a cabo entre 1902 y 1914 y fue dirigida por el prestigioso arquitecto e ingeniero argentino Carlos Agote
Se dice que una serie de enigmáticos sucesos obligaron a sus dueños originales a mudarse de la deslumbrante propiedad que, luego de permanecer deshabitada durante algún tiempo, fue adquirida por el Estado en 1938 para transformarla en sede del Círculo Militar, Biblioteca Nacional Militar y Museo de Armas de la Nación.
Con sus treinta y cinco dormitorios y dieciocho baños, además de un centenar de lujosas dependencias, el Palacio Paz fue el hogar de nueve personas. En el breve tiempo que fue habitada por los Paz trabajaron en allí unos sesenta sirvientes, incluidos los choferes y jardineros. Cuando la viuda del Dr. Paz falleció, el resto de la familia abandonó la propiedad, a la que describieron como un sitio visitado por espectros y sombras, que el hijo mayor del matrimonio identificó como los fantasmas de sus padres, aunque después prefirió no hablar sobre el tema y argumentó un supuesto error de apreciación.
La leyenda cuenta que las misteriosas sombras aún visitan el Palacio.


-Facultad de Ingeniería (Avenida Gral. Las Heras 2214, Recoleta)

La historia y la leyenda de la construcción de la sede de la Facultad de Ingeniería, ubicada en el 2214 de la Avenida Las Heras, en Recoleta, comienzan en el mismo punto, pero casi enseguida se bifurcan. Ambas cuentan que cerca del Centenario de la Patria, las autoridades de la UBA organizaron un concurso para construir la Facultad de Derecho,  convocatoria que ganó en 1909 el ingeniero y arquitecto Arturo Prins, que  fue elegido por su capacidad pero no por su proyecto, ya que la universidad pretendía un imponente edificio de estilo gótico.  Prins viajó a Europa, se interiorizó en el estilo y volvió a Buenos Aires para iniciar la construcción.
El proyecto tenía previstas varias plantas que se remataban con tres cúpulas, una central y dos laterales que, sobre la marcha, fueron reemplazadas por torres para ajustarse a un presupuesto cada vez más exiguo. Había comenzado la Primera Guerra Mundial y era muy difícil conseguir insumos. Todas las modificaciones que se hicieron en los planos originales se debieron a una cuestión de costos y no a errores de cálculo de Prins. El remanente del ladrillo picado que se usó para la fachada se mezcló con cal y arena para ser reutilizado como revoque.
En 1938 se abandonó por completo la aspiración a concluir el proyecto de Arturo Prins.  La leyenda cuenta que, un año después y devastado por la noticia, el arquitecto decidió suicidarse. Pero la realidad es que falleció en una habitación del Sanatorio Podestá, rodeado por sus afectos, y no pegándose un tiro o arrojándose  de una de las torres que jamás fueron construidas.
El supuesto suicidio de Prins dio lugar a otra leyenda urbana: la de los estudiantes de arquitectura cuyas tesis versan alrededor de la posibilidad de continuar con su obra inconclusa. Aparentemente, ninguno de ellos pudo culminar sus estudios.
Arturo Prins no era un inoperante: sólo tuvo mala suerte.  También fue autor de la Iglesia de San Nicolás de Bari, demolida en 1939 (año de su muerte) para construir el trazado de la Avenida 9 de julio.


-Parroquia y Santuario de San Cayetano (Cuzco 150, Liniers)

El Templo de San Cayetano, ubicado en Cuzco 150, en el barrio de Liniers, se construyó en el año 1900, y comenzó a ser parroquia el 18 de enero de 1913. La imagen de San Cayetano arribó a la zona de Liniers hacia 1875 cuando la "Sociedad Hijas del divino Salvador" fundó una capilla y colegio dedicados al Patrono de la Providencia. Las hermanas habían recibido tierras en 1830, por voluntad testamentaria de Doña Mercedes CórdovaEl barrio de Liniers comenzó a crecer alrededor de la capilla.
La devoción por San Cayetano se hizo popular a partir de la crisis de los años ‘30, cuando ante la desesperación de los sectores obreros, el párroco Domingo Falgioni organizó una pastoral impulsando la veneración del santo, que comenzó a ser "el del pan y el trabajo". Los favores que operaron a partir de la oración a Cayetano hicieron expandir rápidamente la confianza en su intercesión divina. Fue el padre Falgioni, Director Espiritual de los Círculos de Obreros Católicos, quien imprimió una nueva estampa que incorporó la espiga de trigo a la iconografía de San Cayetano.
Desde entonces multitudes de todas las clases sociales del país y de naciones limítrofes acuden a la Parroquia y Santuario de San Cayetano los días 7 de cada mes, especialmente el 7 de agosto, a pedir o agradecer por trabajo.


-El fantasma excitado (San Telmo)

La Segunda Fundación de Buenos Aires, llevada a cabo por Juan de Garay, tuvo lugar el 11 de Junio de 1580. En 1853, Garay designó Teniente Gobernador de la ciudad a Antonio Torres de Pineda y partió hacia Santa Fe, ciudad a la que nunca llegó ya que fue asesinado por un grupo de aborígenes.
El joven Antonio Torres de Pineda estaba enamorado de una india de 15 años y enloqueció de celos luego de encontrarla retozando desnuda con cuatro caciques. Pineda asesinó a la joven y  mandó a colgar a los hombres, culpándolos por la muerte de Garay.
La leyenda cuenta que, como venganza, la joven india maldijo su alma para que jamás pudiera satisfacer su lujuria, y es por eso que el fantasma desnudo y excitado de Antonio Torres de Pineda recorre la Plaza Dorrego y las calles de San Telmo.
Muchos vecinos y turistas aseguran haberse cruzado con el fantasma, sobre todo en noches frías y oscuras. 


-Ida Marino (Junín 1760, Cementerio de la Recoleta)

La leyenda cuenta que Ida Marino murió a los 19 años, en 1934, cuando cayó desde un balcón: sobre el techo de su bóveda, se destaca la escultura en estilo Art Nouveau  una mujer con la mano extendida deja caer una flor o intenta alcanzarla. En su libro “Ciudad de ángeles”, el escritor Omar López Mato la describe así: “Una mano que se tiende. Un nombre y una flor. Tres letras que sostienen el momento de partida, huyendo de unos brazos que no la han sabido olvidar. Por eso estas piedras, estas letras y estas flores que tus dedos extendidos, no han podido tocar. Eterno sufrimiento por lo que se ha perdido. Eterno sufrimiento por lo que no está. Tres letras encierran todo un mundo... al que no podemos ni merecemos alcanzar.”

Hasta aquí, amables lectores, todo lo que tenía para ofrecerles por hoy. Me despido de ustedes con la letra de un maravilloso vals escrita por María Elena Walsh:

VALS MUNICIPAL

Una vez y otra vez
cantaremos la fiel serenata.
Díganme dónde está, cómo es,
Buenos Aires, la reina del Plata.

Es un hombre con una mujer
que se besan en Pampa y la vía.
Es el eco de un tango de ayer
que el zaguán no olvidó todavía.
Es un loco por Libertador
que matándose cruza la vida
y es la flauta del afilador
que recorre la calle Laprida.

Una vez y otra vez
cantaremos la fiel serenata.
Díganme dónde está, cómo es,
Buenos Aires, la reina del Plata.

Es un sol de Quinquela Martín
y es soñar con el mar desde el río.
Es la noche de Villa Piolín
que nos llena de culpa y de frío.
Es la guerra y la demolición
arrasando paredes y calles.
Es París en el teatro Colón
y en los libros de Plaza Lavalle.

Una vez y otra vez
cantaremos la fiel serenata.
Díganme dónde está, cómo es,
Buenos Aires, la reina del Plata.

Es un chico que piensa en inglés
y una vieja nostalgia en gallego,
es el tiempo tirado en cafés
y es memoria en la Plaza Dorrego.
Es un pájaro y un vendedor
que rezongan con fe provinciana.
Y también es morirse de amor
un otoño en el Parque Lezama.

Buenos días.

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